Desde el otro lado parte I

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"Si tú me lo pides, yo no dudaré en ir con ustedes" había pronunciado ella, mientras su corazón galopaba frenético dentro de su pecho y con sus ojos grandes llenos de esperanza le miraba fijamente. Ella tenía la ilusión de que él le pidiría que fuera con ellos, no le importaba que fuera de una manera fría o desinteresada, ella realmente quería que él aceptara. Pero esa noche su corazón se partió en mil pedazos; Hijikata no solo no aceptó llevarla, sino que sin la menor pizca de piedad o interés la hizo a un lado sin más.

Esa noche Mitsuba no derramó ni una sola lágrima, se acostó en su futón como cualquier otro día y al día siguiente se levantó temprano para despedirlos a todos: a sus amigos, a sus sueños y a sus esperanzas de un futuro junto a la persona que amaba. Después de esa despedida, ella perdió la cuenta de las veces que lloró. Lloró silenciosamente en esa habitación que al estar vacía lucía gigantesca, se sintió sola muchas veces, se sentía herida al recordar esa noche.

¿Por qué?

¿Por qué Toushiro-san no había aceptado llevarla con él?

¿Por qué nadie más consideró hacerlo?

Desplazada, olvidada, sola... Así es como se sentía ella cada vez que lloraba.

Sin poder evitarlo, ella lo recordaba cada día sin falta, al sujeto del que se había enamorado tan perdidamente que nunca fue capaz de dejar de amar. Inexpresivo, brusco, torpe, mal hablado, desconsiderado... pero ella sabía que ese niño espina tenía un buen corazón. Rezaba todas las tardes para que todos estuvieran bien, pero principalmente por él, rogando que por su mal carácter y su mala forma de expresarse no se metiera en problemas.

Por días enteros estuvo preguntándose los sentimientos que aquel tendría por ella, ¿realmente no le importaba en lo absoluto? En todos esos años que convivieron, ¿nunca desarrolló tan siquiera cariño por ella? ¿Genuinamente le estorbaba?

Primavera, verano, otoño e invierno, cada una de las estaciones fue testigo de los suspiros que la bella doncella del kimono rosa soltó al preguntarse siempre las mismas cosas.

En sus cartas, Sougo insultaba a Hijikata, de manera que ella sabía que ambos estaban bien, y eso le hacía sentir mucho alivio. Cada día pensaba en ellos, en diferente magnitud y diferente intención por supuesto.

¿Toushiro la extrañaría?

¿Pensaría en ella de vez en cuando?

Una vez le envió una carta para el año nuevo, pero jamás recibió una respuesta.

Los años pasaban, pero aún en sus sueños se veía con él siendo jóvenes, riendo por alguna tontería mientras él no podía evitar una sonrisa, mirándose a los ojos de vez en cuando, sonrojándose juntos, poniéndose nerviosos. A veces fantaseaba en futuros distintos, en uno donde ella se atrevía a decirle claramente que le gustaba, ¿sería correspondida? de ser así, ¿ya estaría casada y tendría un hijo? un hijo de Toushiro-san... la imagen le provocaba anhelo, un anhelo doloroso. De nuevo lloraba, aunque solo un par de lágrimas que limpió con rapidez.

Después de un par de años, finalmente entendió que era imposible que Hijikata no le tuviera afecto, independientemente de que fuera con interés romántico, él realmente se preocupaba por ella; dándose cuenta de ello una vez más se preguntó el motivo de aquella despedida... Pero resignada, entendió que de nada servía saberlo ahora. El tiempo seguía avanzando sin detenerse, sin piedad, sin considerar su necesidad de entender las cosas; ella tuvo que cambiar su kimono de color rosa por uno de color verde porque el anterior ya estaba demasiado desgastado, y su pretendiente le había obsequiado nuevo de un color que no le gustaba tanto. Ella había enfermado, y sentía que poco a poco se estaba volviendo una carga para su hermano menor... Sabía que casarse sería la mejor solución, había un hombre que la amaba y prometía cuidar de ella, y por más que esperara, Hijikata no volvería por ella.

Una vez más le mandó una carta, a él y a cada uno de sus viejos amigos dentro del Shinsengumi, anunciando que finalmente se iba a casar. ¿Hijikata la felicitaría desde el fondo de su corazón? Ya no importaba, ahora ella sería la mujer de otro hombre, y ella lo entendía, y estaba dispuesta a ser la mejor esposa en agradecimiento. Pero cuando lo vio de nuevo, no pudo evitar sentirse como esa muchacha enamorada aquella noche antes de la despedida.

Aún en sus últimos momentos, ella deseó ver una última vez a quien fue su gran amor. Nunca le guardó rencor por el abandono, ni por todas las preguntas que nunca fueron respondidas dentro de su cabeza, ni siquiera por las cartas que nunca fueron contestadas... Aunque fuera al final, ella quería decirle lo mucho que se alegraba de haberle conocido, pero él no fue a verla ni una sola vez, así que ella jamás pudo transmitirle sus sentimientos.

KU-Pyon: Escribí esto mientras escuchaba Lemon de Kenshi Yonezu y Everytime you kissed me. La verdad es que justo ahora me siento en una situación "similar" a esta. La persona que amo me dejó por mi propio bien, porque no puede prometerme un futuro feliz y estable, y porque solo me ha hecho llorar en estos últimos meses. Es una acción noble, pero yo siempre pensé que Hijikata había sido un tonto al haber renunciado a la mujer que amaba ;-; él pudo haber hecho muy feliz a Mitsuba, pero al final nadie sabe cómo hubiera terminado.

¿ustedes creen que Mitsuba alguna vez supo que había sido dejada atrás por el bien de ella misma?

Gintama One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora