Capítulo Siete

5.4K 215 1
                                    

Narra Ethan.

Paro la moto afuera de su casa, carraspeo y avanzo a la mía, bajo lento y una vez estabilizada la moto ayudo a Jass a hacer lo mismo. Estaba medio adormilada así que la tomé y la cargue hacia el interior de mi casa, se ve tan linda durmiendo, se acurruca contra mi cuerpo y me toma toda mi fuerza de voluntad comportarme, no soy de ese tipo de hombre, es solo que no se que hacer, mi cerebro se apago por completo al verla tan tranquila.

La subo hasta mi pieza y la acuesto en mi cama, la acomodó para dormir dejando su ropa en el armario y me siento en un borde de la cama para verla.

¿Por qué me pasa esto a mi?

Estábamos tan bien y entonces lo vi. Él estaba tan tranquilo y calmado que no podía creer que alguna vez lo quise, tantas ganas tuve de salir tras de él y darle lo que se merecía ¿por qué tenía que hacerme esto? En un instante y todo lo por lo que luche se esfumó.

Me encontraba tan concentrado que no noté que mi celular sonaba.

―Diga.

―Soy Pepe.

¡Déjame tranquilo!

―Llamas en un mal momento ¿qué quieres?

―Hablar contigo. Me estás evitando.

―Uff ¿Qué pasó?

―Muchas cosas ¿y a ti? Te oigo tenso.

¿Cómo es que lo nota?

―A veces olvido lo bien que me conoces. Yo... Vi a Ian.

―¡¿Qué?!

―Shhh. ―Mira de reojo a Jass―. Lo vi bajarse de su auto y entrar a un motel, el muy maldito ―me queje amargado.

―Típico de él ¿qué tal estas?

―Prefiero no hablar de eso ahora, por favor.

―Ok, respeto tu decisión pero debes dejar de correr cada vez que trató de hablarte, no creas que no note como te escabulliste de mi, sabes que sólo estoy tratando de ayudarte.

―Tranquilo, estoy bien. Lo siento por eso.

―Te creo ¿nos vemos mañana?

―Bien ―cedo cansado.

Corto la llamada y me levanto de la cama con el menor entusiasmo y salgo de la pieza.

Mientras bajo pienso en el día en que estuve en su terapia y en lo que me dijo.

Te creo.

No me conocía en aquel momento ―ahora tampoco si lo medito bien― entonces ¿por qué?

Para mi no es novedad el tener problemas para dormir, en el fondo siempre había algo rondando por mi cabeza, hoy no fue la excepción, y la verdad es que después de tres años en una cárcel hay mucho más en lo que preocuparse. Creo que por primera vez en mucho tiempo pensar en alguien no me hacía sentir así, tenía una muy inusual calma, actuaba como un bálsamo para mis heridas.

De todas las personas y tenía que ser mi psicóloga.

La idea me pareció absurda y casi me dieron ganas de reír, definitivamente no tenía que ver con ella, solo fue la impresión, la mujer vivía para seducir, solo hacía su trabajo, sacudo mi cabeza y me acuesto en el sillón con un par de mantas, lleno de dudas e inseguridades me duermo.

―Ethan.

―¿Mmm?

―Despierta.

―Déjame.

Duro Contra El MuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora