Capítulo Veinticuatro

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Narra Jass.

Admito a mi misma que no me esperaba encontrar así, el tener que hacerle frente a una situación tan confusa, no se como reaccionar con lo que está pasando o tal vez no quiero, parece ser tan irreal y es que es demasiado con lo que lidiar.

Ethan esta vivo.

Lo observó desde el otro lado de la ventanilla de vidrio mientras que el doctor revisa sus signos vitales y la enfermera le saca unas muestras de sangre ¿para qué? No tengo idea y estoy segura de que aunque supiera seguiría pareciéndome innecesario, en serio, ¡son muchas!

Se que él debería ser quien este en shock pero en realidad soy yo la que se siente al borde del colapso.

Ha sido una montaña rusa de emociones, despertó, me beso, me consoló y de un segundo a otro su respiración falló, comenzó a respirar agitado y para cuando las enfermeras llegaron había vuelto a dejar de respirar, un pitido incesante de fondo, un montón de cables aquí y allá, se lo llevaron por horas sin dar explicación alguna, sola y asustada me quede esperando a que lo regresaron de nuevo aquí, le pusieron el respirador artificial otra vez y me quedé vigilándolo.

Al menos sigue vivo.

Veo que le dicen algo y me miran, debo decir que me incómoda un poquito la forma en que me están apuntando, él niega y la enfermera sigue anotando sin parar, ambos toman sus cosas y antes de darnos una última mirada desaparecen por el pasillo.

―¿Cómo te sientes?

―¿Por qué estas tan lejos de mi? ―Extiende su mano hacia mi.

Puede que sea por su tono, el como lo dice o sólo son sus palabras las indicadas, me hacen efecto y lo que sucede es que mi pecho se sienta tan pesado, resistí y ya no puedo contener la ganas que tengo de llorar.

Justo ahora debe ser el momento más erróneo para tener un cargo de consciencia, considerando que el hombre que está frente a mi me necesita tanto y todo lo que pide de mi es que no este lejos, mi cabeza no me deja en paz... Los pensamientos que tengo, ese sentimiento de que no está bien lo que hago perdura y me es tan difícil luchar contra el que prefiero interiormente alejarme.

Soy tan cobarde.

Miro al hombre que amo, tengo las palabras en la boca, con una enorme verdad apuntó de salir me acerco, un simple acto físico que despierta mi hablar.

―Ethan...

―Me salvaste. ―Me congeló en mi lugar―. Fuiste tú ¿lo sabes, no? No hay otra razón por la que quiera estar vivo.

―¿Y Pepe? ¿Y tu jefe? No digas eso, no me tienes sólo a mi Ethan y no puedes estar arriesgando tu vida por mi ¡eres un insensato!

―¿Ahora me dirás que soy insensato también por amarte? No quiero que me alejes más.

―Hay tanto que no entiendes aún, yo...

―Te amo ―me interrumpe y sólo con esas dos palabras me deja completamente expuesta―. Te amo tanto y quiero estar contigo porque te extrañe y porque quiero pasar cada día haciéndote sonreír para que olvides lo que es el dolor, olvidémonos de Ian, de Jack, quiero empezar de nuevo contigo y aprovechar cada momento a tu lado porque se me dio otra oportunidad de vivir y cuando pienso en ello se que no hay con quien más quiera estar que contigo.

Sin intentarlo llega a mi verdadero yo y lo logra, me desarma pieza por pieza, hace que me sienta más desnuda de lo que nunca he estado en mi vida y eso que no ha hecho nada, excepto hablarme, hace que tiemble y dude, que sueñe y crea, sus palabras son un canto a mis ilusiones.

Duro Contra El MuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora