Capítulo Veinte

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Narrador Omnisciente.

Las personas caminaban tranquilamente por la calle, esa misma tarde un auto había chocado con uno de los postes de luz y apenas se podía distinguir el camino, restos de metal quedaban en el suelo.

Un hombre de aproximadamente cuarenta años iba conduciendo un camión de reparto de la oficina de correo, apretaba las manos en el volante y entrecerraba los ojos tratando de concentrarse.

Había bebido más de la cuenta sin saber que unas horas después sería llamado para cubrir un turno de tarde-noche por falta de personal, se presentó cubierto de colonia para disimular el olor y con una gorra que hacía difícil ver sus ojos.

Nadie sospecho y fue mandado sin más.

¿Por qué estará tan oscuro? ―se pregunto el conductor encendiendo las luces altas del camión.

Tomó un sorbo de la botella de agua y pasó la mano por sus ojos, aún se sentía tambaleante y está claro que no era por ir conduciendo.

El camión salto al pasar por un bache en el camino o tal vez fue por los restos de metal en el suelo apenas visibles, la botella de agua cayó a sus pies derramando el líquido por todo el camión.

Asustado de que el agua llegará a uno de los paquetes que no había caído atrás y que había dejado por debajo del asiento, bajo su mano y a tientas en la oscuridad buscó la botella.

A tan sólo unos metros por delante en la vía del sentido contrario venía una pareja en una moto discutiendo algo, el conductor también iba distraído por lo que no noto la poca visibilidad del camino.

Una mujer que caminaba por la vereda vio el camión acelerar y el conductor se encontraba con la mitad del cuerpo bajo el volante, al ver la escena frente a ella gritó a conductor de la moto pero con todo el ruido que estaba haciendo el motor del camión al acelerar el grito se perdió.

El conductor del camión se levantó a tiempo que el conductor de la moto miraba al frente, se miraron a los ojos y ambos supieron que pasaría entonces.

El ruido del choque, la colisión entre moto y camión no fue nada comparado con lo que vino después, la mujer llamó a una ambulancia y a la policía, otros tantos llegaron llevados por la curiosidad y observaron la escena con asombro y horror, se rodeo el lugar con una cinta policial.

Fuego, restos del camión y la moto llegaron a saltar hasta la vereda, otro poste roto y el olor a carne quemada que inundaba todo la calle.

El conductor del camión se hallaba con una lesión en el cuello y le costaba respirar por la presión del cinturón de seguridad en su pecho, marcas rojas desde cuello hasta su cintura, la peor parte le tocó al conductor de la moto, estaba su sangre por todas partes, en la parte delantera del camión, en la moto, en el suelo y su cuerpo apenas visible bajo los escombros.

La mujer que iba en la parte trasera de la moto se hallaba semi consciente y luchaba por moverse, aturdida sólo pudo observar con ojos apenas abiertos como los paramédicos corrían con las camillas, uno de ellos llego con una y la levantaron con mucho cuidado.

Dolía su cuerpo, en especial su pierna izquierda, esta la ardía, su cabeza palpitaba.

¿Qué está pasando? ―Desorientada busco algo que le fuera familiar.

Nada, busco en sus recuerdos una pista de lo sucedido, comenzó a llegar y más dolor la consumió, Ethan, ellos iban discutiendo y entonces cuando se arreglaron miro adelante sintiéndose más aliviada que nunca hasta que vio el camión, Ethan la había cubierto con su cuerpo para que llegará todo el impacto a su cuerpo.

Duro Contra El MuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora