Capítulo Veintidós

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Narra Jass.

No puede moverme, duele tanto ¿dónde estoy? Mi cuerpo no responde, no hay ruido o silencio, luz o oscuridad, siento que floto.

¿Qué es esto?

Jamás me sentí tan desorientada en mi vida, sin control, perdida. Hay algo, muy importante, algo que pasó pero no puedo recordarlo, sólo intentarlo trae más dolor, eso es todo lo que hay, no tengo fuerza para recordar.

Busco a ciegas sin tener idea de que es, lo necesito, quiero encontrarlo, el aire se siente más pesado y lucho como puedo para moverme, estoy tan limitada y no se que me detiene. Con rabia abro la boca para gritar cuando algo llama mi atención: mi cuerpo ¿por qué esta así?

Físicamente es el mismo pero por dentro, tanto dolor, más que eso, mi corazón duele, alguien, eso es ¡busco a alguien! Me detengo tratando de pensar, en vano sólo viene más dolor.

Logró moverme un poco más, si, ya tengo más control en mi, los recuerdos...

¿Quién es? ¿A quién busco?

Su nombre, sólo eso necesito. Tengo que encontrarlo, como sea, sigo avanzando y el camino se hace más oscuro ¡por fin algo! Sin embargo tengo una sensación extraña en el pecho, este es el camino equivocado, mi cuerpo quiere rendirse pero mi corazón me dice que retroceda, no es momento de rendirse, debo seguir buscando.

Debo retroceder o no sabré a quien busco.

―E-E-Et-t-thaan-n.

El es. Luz, todo es luz. Me puedo mover, duele menos, recuerdo poco a poco, tengo el control, luche, regrese ¿a dónde regrese?

Me levanto y voy comprendiendo al observar mi alrededor: estoy en un hospital, una habitación blanca y solidaria. Me quito los cables con una mueca de dolor pero eso sólo me da más determinación para salir de ahí, tengo que buscar a Ethan.

Miedo, mucho miedo. No se donde está y si yo me veo así de mal él debe estar peor ¿y si está muerto?

―No...

Me sujeto al borde de la cama y me impulsó al suelo, de pie voy de a poco con torpeza a la puerta, las manos en las paredes y mi cuerpo apenas manteniendo mi peso. Salgo y me apoyó en la pared, esta muy frío y lo siento directo porque estoy casi desnuda y descalza.

Ethan me necesita.

Muerdo mi labio, camino, avanzó lento y mirando que nadie vea o me siga, no hay cámaras en los pasillos o algún enfermero.

Veo la primera puerta y me acerco a leer lo que dice fuera de esta.

―Steve Miller. No, esta no es.

Me duele, se siente como si me aplastaran físicamente, muerdo mi labio para no llorar de dolor, Ethan necesita.

Pasó al menos diez puertas más, sigo cansada, jadeante lucho, lo busco, ya tengo mis pies y manos adormecidas, mi brazo izquierdo arde, lo ignoro y sigo, resbaló, me estabilizó antes de de caer al suelo, mis manos sudan y debo parar para respirar.

Ethan ¿dónde estas?

Tengo que encontrarlo, de eso estoy segura, apenas siento, apenas respiró, sigo caminando y entonces veo su nombre, corro a la puerta tambaleante ignorando el dolor y me sujeto con fuerza de la manilla de esta.

Ahí está, lloro de alivio y luego de rabia, lloro y lloro diferentes emociones y la que más domina es tristeza, no está muerto pero su cuerpo... se hizo daño, mucho, quiero acercarme pero no puedo, perdí otra vez el control.

Duro Contra El MuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora