Capítulo Cuarenta y Siete

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Narra Jass.

Un casi embarazo.

Amenazas.

Accidente en moto.

Parientes extraños.

Secretos.

Peleas.

Y yo me quedaba pensando en cómo me quede dormida cuando iba a hacer el amor con Ethan.

Soy una obsesa.

Se sentía como... Un hogar, yendo y viniendo entre nuestras casas, haciendo cosas juntos, riendo y bromeando, ahora durmiendo desnudos sin tener acción.

―Por favor ¿quieres parar? ―Levante la mirada de las carpetas para ver a Rose―. Huelo tu cerebro quemándose desde aquí, no es para tanto.

―¿Qué? No se de que hablas.

―Jass no me engañas, es por Ethan.

Bien, ella es una maldita lectora de mentes o yo ¡muy obvia!

En la puerta mi oficina estaba de brazos cruzados y ceño fruncido.

―Su relación va muy rápido, han pasado por mucho y te asusta, no te vuelvas toda loca.

―Puede s...

A media oración me levante de mi escritorio y corrí al baño a vomitar, note otra cosa: sangraba, como, en mi zona íntima ¡estaba menstruando!

El vómito, la sensibilidad en el cuerpo, la sangre, ugh, ya se porque creía tanto que pude haber estado embarazada, mi método anticonceptivo estaba fallando.

―Rose. ―Me sonroje―. ¿Podrías ir a comprarme una toalla higiénica? Por favor.

Desde que mis hormonas declararon la guerra contra mi a los trece años que mamá me compro pastillas anticonceptivas, lo que ayudó a regularizar y en ocasiones detener el sangrado, no estaba acostumbrada a este tipo de incidentes y mucho menos preparada.

Rose llego con toallas higiénicas de inmediato, ninguna habló, tuve que sacar mis pantalones de emergencia y cancele las citas del día. Me fui a casa, entre el dolor y la ropa sucia no había mucho que hacer, incluso aunque cambie mi ropa prefería irme.

Hoy estábamos retomando "normalidad" en nuestras rutinas así que Ethan seguía en el trabajo. Rose me hizo compañía hasta la hora del almuerzo, Andrew la llamo para que comieran, quisieron integrarme y me negué, ambos merecían tiempo de no Jass.

Aburrida y con mi vieja ropa para días malditos, como yo los llamo, tome mis cosas y salí a caminar.

Sin saber como llegue al taller de Albert, recuerdo haber hablado con él en aquel tiempo en el hospital de este lugar, Ethan estaba a medio entrar en un viejo auto ―cuyo nombre desconocía―, hablaba con alguien, no lo note en un principio, desde donde estaba apenas veía, luego Ethan salió del auto y la vi.

Una mujer alta y con ropa ajustada, rubia y voluptuosa, muy cerca de Ethan y con su mano en su brazo riendo.

Yo. La. Mato.

Nunca provocas a una mujer, no una en su día de menstruación.

―Ethan, tu novia llegó ―grito Albert.

Debió sentir mi aura de "quiero matar a alguien" porque solo asintió al verme y mantuvo su distancia.

Frente a esa mujer parecía pordiosera, trate de no cohibirme, frente en alto, pecho afuera y sonrisa de diva.

Duro Contra El MuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora