Esperé a que sonara el último timbre del colegio con la esperanza de que todos se fueran a sus casas. Tenía los ojos hinchados de tanto llorar y la voz atrapada en mi garganta. Mi cuerpo se estremecía por los sollozos hasta que diezmaron. Salí de a poco, intentando que las sombras me oculten, crucé los amplios pasillos del establecimiento sin ser notada por ni un alma.
Me dirigí sigilosamente con un plan en mente, no se saldría con la suya después de humillarme de esa manera. No le permitiría a nadie pisotearme y luego salir indemne.
Fui hacia el vestidor de hombres del equipo de Futbol americano y busqué y busqué hasta que di con lo que buscaba.
Forcé las cerraduras del casillero y tomé el equipo de entrenamiento de Alex. Al escuchar un ruido, lo coloqué rápidamente en mi bolso y salí en el máximo silencio posible. Tuve que detenerme cuando vi al entrenador cerca de las puertas pero no se percató de mi presencia.
Esperé hasta que no mirara en mi dirección y me escabullí hacia la salida.
-No debió haberte dicho eso- comentó Caro mientras corríamos alrededor de la cancha- fue grosero.
-Fue su forma de vengarse- me encogí de hombros intentando olvidar ese momento.
-Pero igual estuvo mal, Lena.
Seguimos trotando. Sentía que el tiempo estaba en mi contra y pasaba muy lento, mis pulmones estaban trabajando a toda máquina y no creía que podría resistir más. Me detuve un momento intentando recuperar el aliento. Apoyé mis manos sobre mis rodillas y me concentré en darle oxígeno a mis pulmones.
-Estas violeta- dijo Kelly al pasar junto a mi riéndose- Deberías dejar de pedirle comida a mi novio y entrenar.
-Al menos mi figura es autentica y no tuve que pasar por cirugía.
-Estoy segura que te gustaría tener mis curvas- y agregó maliciosamente mientras se alejaba:- Acaso tus padres no te quieren comprar otro conjunto deportivo porque el que tienes es viejo y feo.
-Voy a matarla- dije moviéndome en su dirección pero Caro me detuvo. Kelly siguió trotando. Miré mi vestimenta y aun se notaban las manchas de barro por la pelea en el charco con Alex. No importó cuantas veces tuve que refregar, la suciedad quedó impregnada en la tela. No tenía la suerte de poder comprar otro.
-Tranquila- dijo palmeándome la espalda- ella no vale la pena.
-No la soporto Caro.
-Sólo esta celosa de que tú seas el centro de atención.
Seguimos trotando ya que nos faltaba un largo trayecto para terminar.
-Sabes, mañana es el cumple de mi hermanita y siempre hace una fiesta con todos sus compañeros. Y quería saber, si te gustaría ir para estar conmigo. Si no quieres, no pasa nada, lo entenderé. Pero eres mi única amiga aparte de Rick y sé que él no iría.
-Sería un placer para mí.
Comenzó a contarme como seria la fiesta de su hermana llamada Audrey. La sonrisa que me dedicó fue resplandeciente. Me alegraba de tenerla como amiga.
Nada fue tan satisfactorio en mi vida, como ver entrar a la cancha a Alex trotando con su equipo de fútbol rosa. Silbidos y sonidos de besos llegaron a mis oídos. Oh si, él tenía razón, la venganza es dulce.
Caro y yo reímos mientras seguíamos avanzando. Intentaba recuperar la concentración pero era imposible, parecía una Barbie con exceso de esteroides .
-No sé qué te parece tan gracioso- preguntó una voz tan fría como el hielo a mis espaldas. No me había percatado que se había alejado del equipo y se había acercado a nosotras. Se podía ver como la ropa se habia encogido y ahora le quedaba dos talles mas chico, parecía a punto de explotar.
Mis labios formaron una linea intentando mostrar expresión de aburrimiento ante su aparición.
-Nada.
Hice lo posible para no reír pero no pude contenerme. Me detuve y lo miré fijamente.
-Sé que fuiste la culpable.
-Me ofendes Alex, yo no tengo un alma tan oscura para hacer eso- dije burlandome de él.
-Quiero que pagues el equipo.
Oh oh, esto no iba bien. Seguramente estaba loco para hacerme pagar por ello ¿Quién sabe cuánto saldría un conjunto como ese? Me quedé helada sin saber que decirle, no pensé que me iba a hacer pagar. Los acontecimientos tomaron un giro que no me gustaba.
-No, fuiste tú el que empezó todo- aclaré confiando que mi voz sonara cortés y natural.
Mi mente trabajaba a máxima velocidad para ver como zafaba de esta. Retorcí mis dedos estresada esperando que no se diera cuenta.
-Tienes que pagarme o te delataré en dirección- me informó con una sonrisa maliciosa.
-No te atreverías.
-Pruébame.
-Lo negaré todo.
-¿A quién crees que va a creer la directora? ¿A su estrella que le da prestigio y generosas donaciones, o a alguien que casi golpea a su hija?
La comprensión hace que sienta un rayo voluminoso a través de mí. Me flanquearon las rodillas y no tenía donde apoyarme. En ese instante respirar me dolía.
Tendría que hacer lo imposible por juntar el dinero, pero lo haría. No me arriesgaría a ser expulsada y ver la decepción en el rostro de mis padres.
Suspiré resignada mirando mis pies.
-¿Cuál es el precio?
Todo el trayecto hacia casa pensé que podría hacer para juntar el dinero. Era una suma descomunal. ¿Quién podía decir que algo podría valer tanto? Me quise morir por haber sido tan tonta. Mi orgullo estaba herido y me arrepentía completamente.
Eso no le diría a Alex. Acordé pagarle en un mes pese a que no quería. Probablemente tendría que trabajar día y noche como mesera y niñera, pero aún así seria difícil conseguir algo. Aún soy menor de edad y no hay tantas oportunidades disponibles.
-¿Cómo te fue hoy? - preguntó mi madre y yo no pude hacer mas que sonreír tensa. No podría contarle sin que se preocupara. Sentí una punzada en el estómago por tener que mentir, yo respetaba mucho a mis padres como para tener que ocultarles la verdad.
-Bien- resoplé sin saber que decir. Me dirigí hacia mi cuarto sin deseos de comer o dialogar.
Esa noche apenas pude dormir preocupada por lo que me esperaba.
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I HATE YOU TOO
Teen FictionMaddalena es una joven forzada a ir a un instituto prestigioso pero no para cualquiera, solo para personas adineradas e hijos de gente importante. Fingiendo ser uno de ellos, intentará sobrevivir escondiendo que su familia se enfrenta a serios probl...