-¿Nos dejarán entrar siendo menores?- murmuré la pregunta mientras nos acercábamos al personal de seguridad que custodiaban la puerta. Se veían como gorilas gigantescos, con un solo movimiento de dedos parecían capaces de romper tus hueso.
-Si conoces al dueño, si.- Sam y Erick saludaron a los hombres sin disminuir el ritmo mientras entraban al lugar. Me limité a saludar tímidamente y a seguirlos. Solo rogaba no caerme y hacer el ridículo con los tacos, un pequeño paso después del otro.
El lugar era mucho mas grande de lo que aparentaba. Tenía tres escaleras dispuestas en distintas partes y conducían a pistas de baile distintas. Nos abrimos paso a la pista central que estaba que rebosaba de personas frotándose unas con otras. Pasé junto a un joven que estaba fumando y en ese instante fue alumbrado con varios láseres, los gorilas se habían reproducido y ahora habían un par recorriendo el lugar.
-Voy a comprar los tragos- gritó Sam intentando que lo escucháramos mientras se alejaba hacia la barra del fondo. Hubiera agradecido que no me dejara con el chiflado de su amigo.
-Hola hermosa- dijo un hombre a mi espalda y voltee a verlo, le transpiraba la cara de la manera mas asquerosa e indecente posible, parecía como si su rostro fuera un grifo. Puso una mano sobre mi cintura para que no intentara escapar. No quería ni pensar en los gérmenes. Tenía los dientes amarillentos y eso fue lo ultimo que examiné cuando giró su rostro hacia otra voz.
-Será mejor que la sueltes hombre porque ella esta conmigo- anunció Erick mientras miraba desafiante al hombre. Estaba tan ebrio que ni se percató de la amenaza y se encogió de hombros y se marchó. Al parecer yo no valía la pena como para discutir. Erick se acercó y yo me aparté.
-Tampoco te aproveches que la amenaza de los dedos sigue en pie.
- Toda una guerrera.
-Todo un idiota.
-Sigo sin entender el motivo por el que no te caigo bien.
-A ver- fingí dudar y comencé a contar- tal vez será tu arrogancia o tu poco respeto.
-Si aún no me conoces. ¿Tu mamá no te enseñó a no juzgar?
-Puede ser. Pero mi juicio no se equivoca.
-¿Y que te dice tu juicio de mi?
-Que me aleje de psicópatas y mafiosos como tu.
-Ya veremos.
Me miró con cara de pocos amigos. Al parecer dañé su orgullo. Creo que debía aprender a cerrar mi boca o terminaría decapitada en algún rincón.
-Tengan- nos tendió Sam cuando volvió con una medida de tequila para cada uno- que empiece la noche.
-Pero yo no bebo...- ni siquiera lo hacia para brindar, no era algo que me gustase o disgustase pero nunca me llamó la atención como para hacerlo con regularidad, además ¿Por qué gastaría dinero en algo que me deje una sensación de resaca o malestar?
-Ya empezó a lloriquear la princesa.
-Ya cállate- únicamente por ser impulsiva, tomé el vaso y lo llevé a los labios. No pude evitar la expresión de disgusto en mi rostro porque estaba fuertísima la bebida. Coloqué el vaso vacío sobre la mesa. Los chicos tomaron y me imitaron cuando tomé una medida más. Lo siguiente que tomé fue un batido rojo riquísimo que me invitó Sam mientras que ellos bebieron y bebieron botellas de cervezas y champagne. Habrá pasado una hora cuando el piso, literalmente comenzó a moverse. Podría haber sido producto de un terremoto y la verdad que ni un cargo. Seguí a los chicos hasta un rincón donde había otros jóvenes y se saludaron de manera muy amistosa, probablemente amigos desde hace mucho. Eran tres hombres con unos cinco o seis años más que Sam y yo, con tatuajes y piercing en varias partes del cuerpo. Me senté sobre el reposabrazos, prácticamente me dejé caer como si la gravedad me succionara hacia el centro de la tierra. Me reí de todo lo que decían aunque no tenía idea de lo que hablaban. En un momento pensé en ir al baño pero tendría que arrastrarme por el sucio piso ya que no podía pararme. Estaba demasiado ebria pero, a decir verdad, la estaba pasando bien. Sam se sentó a mi lado y puso una mano sobre mi rodilla y trazó círculos sobre mi piel. Me ponía nerviosa el gesto y en cierta manera se sentía incorrecta, quise apartarlo pero mi lento movimiento pareció confundirse con una caricia. Retiré la mano y la dejé descansar bajo mi pierna, no quería darle una falsa... ¿De que estaba hablando? Sam tenía una sonrisa tan perfecta que derribaría a todas las mujeres, no entiendo como en el colegio le ven tan nerd y santo, no es para nada así. Parece que tiene mucha experiencia en la vida. Sentí mi visión iluminarse, no se si fue el flash de una cámara o las luces del lugar.
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I HATE YOU TOO
Teen FictionMaddalena es una joven forzada a ir a un instituto prestigioso pero no para cualquiera, solo para personas adineradas e hijos de gente importante. Fingiendo ser uno de ellos, intentará sobrevivir escondiendo que su familia se enfrenta a serios probl...