Capitulo 7: Un momento de felicidad

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Era domingo a la tarde cuando recibí un mensaje. Me encontraba saliendo de mi trabajo en el Restaurante de Betty' s cuando me percaté que vibraba mi móvil.

Tengo una tarea para ti, te espero en mi casa.

Alex.

El mensaje de Alex era inquietante. ¿Como había conseguido mi numero? y aun mas importante, ¿Qué podría querer de mí? Estaba cansada de obedecerle y el que me tuviera bajo su dominio me atormentaba y preocupaba. Me imaginé muchas cosas que podrías pedirme y sabia que ni una me gustaría.

Exhalé y le respondí:

No soy adivina y mi bola de cristal se averió, dame tu dirección e iré.

No demoró en responderme con el nombre del sitio al que debía ir. Tomé el colectivo y me dirigí allí. Cada vez mas me alejaba del sector mas pobre de la ciudad y comenzaba a ver barrios privados. Dirigí la vista hacia mis manos y ahí permanecieron hasta el final del viaje. Estaba agotada por no haber dormido bien, tuve que colocarme bastante corrector de ojeras para que no se note. Nunca había estado en un barrio como ese.

Al llegar vi las ostentosas mansiones con sus patios relucientes y perfectos. Yo apenas tenía retazos de algo verde. En cambio, esa gente tenía arbustos decorados y cortados de distintas maneras y formas.

Caminé hasta la dirección que me había dado Alex. Su mansión era la más grande del lugar y era hermosa. ¿Que trabajo debían de tener los padres para comprar semejante casa? ¿Eran narcos o quizás comerciaban órganos en el mercado negro? Sin importar como lo hicieron,  quedé asombrada ante tal maravilla. 

Debía de dejar de ver embobada o alguien me vería babeando por la casa. Tenia un gran presentimiento de que el resto de los chicos del colegio debían de vivir en casas semejantes a esta.

Avancé hacia la oscura y alta reja y toqué el timbre que tenía.

-¿Quién? – preguntó una voz masculina que no reconocí.

-Lena.

-¿Quién?

Puse lo ojos en blanco. La persona que habló seguro me observaba por alguna cámara,no me tomó mucho tiempo ubicarla a la derecha y arriba mío. Esa persona observaba a una chica con short desgastados y una remera blanca sencilla, algo que no encajaba con la casa frente a mi.

-Vine a ver a Alex.

Fui respondida cuando el portón eléctrico se abrió y me armé de valor y avancé un par de metros por un sendero asfaltado rodeado de árboles.

Me recibió un mayordomo al llegar a la puerta delantera. 

-El señor Alexander lo está esperando en el patio de atrás.

-Está bien, gracias.

Me dirigí bordeando la casa intentando ocultar mi sorpresa. Me sentía como si me hubiera transportado a la película de Ricky Ricon, faltaba encontrar en el jardín una catapulta. 

-Vaya, vaya. Pero miren quien está aquí.

Resoplé y moví mi pie impaciente.

-No te hagas, no tengo tiempo para juegos. ¿Que quieres?

-Ven y te mostraré.

Me guió hasta un auto de alta gama azul con ventanillas polarizadas con techo descapotable. Estaba realmente sucio.

Ya sabía lo que me iba a pedir.

-Tienes que lavar mi auto.

-Se puede saber ¿Qué hiciste para ensuciarlo tanto? – pregunté por curiosidad mientras me dirigía a un balde y enjuagaba el trapo para ponerme manos a la obra. Era inútil negarme, quería  seguir asistiendo al colegio y no dudaba que con tres palabras que diga en contra de mi, mas el odio que me tiene Kelly, en dos segundos estaría sin instituciones académicas y con esa mancha en mi planilla.

I HATE YOU TOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora