Alex se acercó a mi antes de que el profesor de Ciencias entrara. Su andar y su sonrisa mostraba que tenia toda la confianza del mundo.
-Hola esclava.
Resoplé mientras abría mi cuaderno para tomar notas.
-Que yo sepa, tu eres mi siervo.
-No, ahora tu me obedeces.
Me reí y rodee los ojos ante su absurdo comentario.
-Ni lo sueñes.
-Tal vez a la directora le interese saber que una alumna está interfiriendo en el futuro de su estrella- dijo colocándose la mano derecha sobre el corazón actuando sus últimas palabras. Lo miré indignada- Vi como te preocupabas que el entrenador de gimnasia te reportara, y como soy prácticamente el yerno de la directora no me preocuparía por saber a quien creería y a quien no.
-Eres el diablo en persona- contesté intentando que mi voz sonara despreocupada. Que absurdo que semejante chico de mas de 1,80 mts venga a querer delatarme con la directora como si estuviéramos en primaria, aunque yo lo iba a hacer con su padre. Bello karma
Tenia claramente dos opciones frente a mi, una era rendirme y obedecerle, y la segunda era delatarle con sus peleas callejeras frente a su padre y directora quizás en persona o atreves de un mail, pero ¿Serviria de algo? Estaba prácticamente convencida de que el máximo castigo que alguien de su estatus podría sufrir era que le quiten el celular o alguna otra comodidad absurda.
-Que chistosa. Pero igualmente quiero que hagas mi tarea de matemática y química.
-Ni soñarlo- recliné mi cuerpo sobre el respaldo de la silla, alejando lo mas posible de él- ¿Por qué no lo haces tu?
Se encogió de hombros indiferente.
-Tengo que entrenar para el partido y no tengo tiempo.
-No lo haré. Yo también tengo cosas que hacer.
-¿Además de mirarte al espejo y romperlos?
-¿Tanta hambre tenías que te comiste un payaso?
Al principio ambos sonreímos sin poder evitarlo y luego cesamos cuando nos dimos cuenta del momento que estábamos compartiendo. Dejamos de mirarnos cuando el profesor entró al aula, Alex tuvo la intención de dirigirse a su asiento pero cuando pasó al lado mio, yo le puse el pie para que se tropezara. Mi actitud fue la de una nena pero no me importó y menos cuando lo vi balanceando sus brazos para que no cayeran. Sonreí abiertamente ante el vistazo de odio que me dio y voltee hacia el frente del aula. Diablos, ¿Como se retorció la situación en tan poco tiempo? ¿Tanta mala suerte tengo? Primero podía gozar de beneficios de tenerlo haciendo lo que le pedía, y ahora tendría que hacer su tarea. Toda la clase fijé mi vista en el profesor, no quería voltear y que Alex se diera cuenta de que había ganado este round. Apoyé mi barbilla sobre mi mano y continué garabateando sobre mi cuaderno.
Las horas pasaban lentamente mientras nos deslizábamos de clase en clase. Decidida, hice mi tarea rápidamente en clase para tener tiempo después de hacer la de Alex. Estaba claro que no pensaba hacérsela de manera perfecta. No dediqué ni mucho esfuerzo ni tiempo en hacer sus tareas, esperaba que apruebe raspando los trabajos.
En el breve instante en que lo tuve cumpliendo lo que yo quería, no pensé esclavizarlo de esa manera porque sabía que dedicaba mucho tiempo a entrenar y no quería quitarle tiempo y que le fuera mal por mi culpa. Al menos, yo tenía un buen corazón, no como el suyo que se debe estar pudriendo. Apostaría que su alma es tan negra, que ni en el infierno lo querrían.
Me sobresalté al oír una puerta al abrirse.
-Disculpe, la directora quiere hablar con Maddalena Morais- anunció una mujer cuarentona que no había visto nunca.
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I HATE YOU TOO
Teen FictionMaddalena es una joven forzada a ir a un instituto prestigioso pero no para cualquiera, solo para personas adineradas e hijos de gente importante. Fingiendo ser uno de ellos, intentará sobrevivir escondiendo que su familia se enfrenta a serios probl...