Capitulo 2: peleas clandestinas.

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Ser niñera apesta y más un viernes a la noche cuando todos salen de fiesta en fiesta. Era tan frustrante no poder hacer nada más para salir de mi situación, intenté ayudar a mi papá a conseguir un trabajo en donde le paguen mejor pero no resultó. Desearía ser como las personas de la televisión, que se ganan la lotería o que descubren algo que les va a hacer millonarios. Subí a la habitación de las niñas y comprobé que continuaran dormidas. Habíamos jugado a juegos de mesa durante lo que parecieron horas, cenaron y luego fueron a dormir. Cerré la puerta de la casa, después de que llegaran los padres de las niñas y comencé a caminar perdida en mis pensamientos.

Sobreviví una semana de clases y eso es increíble. Hice todo lo que pidieron los profesores y participé lo mas que pude en clases, detestaba llamar la atención pero me serviría para mi futuro. Tuve un par de encuentros con Kelly en los pasillos pero nada grave, ya que no le contesté y dejé que se burlara de mí frente a todos. Al principio todos esperaban una réplica o que la golpeara pero por más que quisiera, no lo hice. Debía portarme bien para que no me expulsaran, mas aún siendo ella la hija de la directora.

Pero al final, no fue fácil contenerme cuando me enteré el rumor que se extendía por el colegio. Había escuchado por casualidad cuando estaba en el baño , dos chicas decían que yo entré al colegio por haberme acostado con un profesor y discutían sobre cual de todos ellos era. Que Dios se ampare de la pobre alma que dijo eso pensé. Me llevó dos horas encontrar al culpable del rumor y no era más que la mismísima Kelly Zorra Stevens. Al principio intenté y realmente intenté controlar a la bestia que había en mi, pero es horrible caminar y ver como la gente se detiene a mirarte fijamente y cuchichear.

La enfrenté digamos que no de una manera pacífica, porque llegué a verme en sus pupilas y yo parecía una maniática apunto de decapitarla. Ella por supuesto que lo negó:

-¿De que hablas? No podría rebajarme a tu nivel.

No soy una persona agresiva pero estaba realmente cabreada, y no permitiría que me denigraran por algo que no soy. Levanté mi puño dispuesta a bajarle los dientes blancos artificiales que tenía y hacer una chusa con ellos. Pero lamentablemente una mano de acero me sujetó antes de llegar a la cara de la chica. Voltee enfadada pero me detuve. Era Alex.

Mi mañana no podría ser mejor.

-Suéltame ahora.

- No lo haré- me miró intensamente. Era la primera vez que le veía tan de cerca, y por mas que tuviera unos hermosos ojos, no me agradaba que me detuviera. Quizás el señor todopoderoso que nos mira desde arriba lo puse en mi camino para que le haga una técnica de Kung Fu como en las películas.

- O lo haces o te golpeo a ti- lo desafié confiando que mi voz sonara fría y firme. Su escrutinio me ponía nerviosa y comencé a sentir algo en mi estómago y supuse que me estaba por descomponer. Esbozó una sonrisa odiosa.

-No sabía que las escobas sabían pelear- claramente su poca imaginación aludió a lo delgada que estaba yo y creía que podía usarlo como insulto.

-¿Por qué no me pruebas? Capaz que te haga un favor y te acomode las neuronas.

-Deberían encerrarte en una jaula- aseguró Kelly haciéndose la víctima y mirando a las personas que nos habían encerrado como en un circulo - Todos vieron que quiso pegarme.

-Cálmate Kelly, no fue nada.- dijo Alex aun sosteniendo mi brazo- Ten compasión por la niña.

Retiré mi brazo enojada y me fui sin dirigirle alguna palabra. Los odiaba.

Un ruido me sacó de mis pensamientos. Era de noche y las calles del barrio vecino al que solía vivir, estaban apenas iluminadas, por lo que no veía con claridad. Quizás una persona normal tendría miedo de caminar por ahí, pero alguien como yo acostumbrada a estos barrios no me afectaba. El ruido se volvió a repetir. Era tan bien conocido por mí por lo que continué caminando y vi que provenía de un callejón. Me acerqué curiosa a la multitud que se hallaba concentrada e intenté abrirme paso para ver quien estaba peleando. Sonidos de patadas y golpes llenaban el sector. Una cara conocida me preguntó:

I HATE YOU TOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora