Nuevos ojos.

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Antes de que siquiera abriera los ojos sintió una aguda punzada de dolor recorrer su cabeza y mediante los abría ésta se incrementó considerablemente.

Lo primero que vio fue la botella de Jack Daniels en el suelo. Intentó reincorporarse lentamente, pero el dolor en todo su cuerpo era demasiado para pasarlo desapercibido. Gimió y poco a poco, centímetro a centímetro fue sentándose en el suelo, recargándose con sus temblorosas manos.

El lugar estaba hecho un desastre, y no había ningún ruido así que supuso que Travis se había ido.

Se puso de pie incluso cuando todos su cuerpo le pedía que se quedara ahí sentado en medio del suelo y observó mejor el departamento: los platos y vasos estaban por todas partes en el suelo, las sillas del comedor revueltas, tiradas y los sillones mal acomodados.

—Mierda —Jadeó, al mismo tiempo que caminaba a cada habitación para ver si él seguía ahí pero no estaba en ninguna así que supuso que luego de acabar con él, simplemente se había ido.

Pensó en recoger todo el desastre, pero luego recordó a los niños y cuan asustados debían estar así que se puso la chaqueta como pudo, sintiendo el escozor en su espalda, brazos y abdomen mediante lo hacía. Ya habría tiempo de que limpiara todo eso así que tomó las llaves y salió del departamento.

Bajó como pudo los escalones y se paró frente al edificio, sujetando su brazo izquierdo con su otra mano, el cual seguramente estaba dislocado. Miró a su alrededor; ¿dónde exactamente estaba el Lincoln Park? No estaba muy seguro y su cabeza estaba tan revuelta que todo a su alrededor daba vueltas así que luego de un rato de estar meditándolo se giró a la izquierda y comenzó a caminar por la acera, esquivando a los otros transeúntes lo mejor que podía, quienes lo observaban con miedo y alejaban a sus niños de él.

Giró en varias esquinas, cruzó varias calles y pasó un largo rato caminando sin rumbo. Cuando se detuvo en una esquina no muy transitada y miró alrededor se dio cuenta que no tenía ni la más absurda idea de dónde estaba.

— ¿Qué? —Murmuró para sí mismo, observando las edificaciones que se veían mucho más elegantes y bonitas que las de su barrio.

Visualizó un parque a dos cuadras de él y esbozó una pequeña sonrisa. Había tardado, pero eventualmente había llegado así que cruzó la calle y se dirijo allá, buscando de manera desesperada el área infantil.

Esperaba ver a alguno de sus hermanos, pero mediante más avanzaba se dio cuenta que no se encontraban ahí y su corazón dio un vuelco, pensando que quizá Dank los había tomado después de todo, o la policía, Travis o cualquier otra persona que quisiera alejarlos de él.

Se giró para ver por donde había llegado y cuando volvió su vista al frente para seguir caminando alguien chocó contra él, fuerte, tanto que lo hizo caer al suelo y que las heridas en su espalda escocieran por el impacto.

Grayson gimió y arqueó la espalda, intentando eliminar un poco el dolor.

— ¿Blake? —Preguntó una voz melódica que conocía quizá demasiado bien, porque la había estado escuchando después de clases por una semana ya.

Entreabrió los ojos y  frente a él se encontraba Matt, agachándose para verlo mejor, un halo de luz de la lámpara cercana rodeando su cabeza como un halo.

— ¿Matt? —Preguntó, parpadeando varias veces para que su mirada se aclarara un poco.

—Sí, soy yo. ¿Qué mierda te sucedió? —Preguntó y lo ayudó a ponerse de pie. Grayson gimió adolorido con cada centímetro que se movía—. Disculpa, por cierto, no te vi.

—Ugh—Él gimió, tocándose la parte de atrás de su cabeza.

— ¿Qué te pasó? —Preguntó, su voz esta vez era más suave y un poco más condescendiente.

GRAY WOLF [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora