Post epílogo parte II: Mucho antes que ambos pensáramos lo mismo.

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Blake.

Matt no le dirijo la palabra a menos que fuese absolutamente necesario, y para el momento en el que bajaban del avión la tensión entre ambos era casi intolerable.

Aún así hicieron lo posible por sonreír e intentar fingir que todo estaba bien frente a sus hermanos, quienes fueron a recogerlos al aeropuerto, Marianne con su ya perceptible vientre de 22 semanas de gestación y Harry con el entusiasmo de un papá primerizo que estaba tan aterrado como emocionado por la idea de un bebé.

Ellos se dirigieron a su casa, donde se quedarían durante su estadía en Boston y pasaron casi todo el camino hablando de su nuevo bebé, cómo ya estaban haciendo un cuarto para él o ella, aún no sabían su sexo porque querían que fuese una sorpresa y otras cosas que Blake quería escuchar, pero el frío que Matt emanaba hacia él justo a su lado le hacía perder el hilo de la conversación una y otra vez.

Al llegar a la casa el resto de sus hermanos y amigos estaban ahí, los recibieron con una deliciosa cena y charlaron animadamente por el resto de la tarde hasta que uno a uno comenzó a retirarse. Era aproximadamente media noche cuando el último de ellos se retiró, y la última excusa que tenían para ignorar al otro se desapareció.

Ellos compartirían la pequeña cama en la única habitación de huéspedes de Marianne y Harry, así que Blake se apresuró a cambiarse y tomar su lado de la cama, para nuevamente fingir que estaba dormido en el momento en el que Matt volviera.

Blake se rehusaba a hacerle frente a los problemas que estaban teniendo, y sabía que estaba siendo un cobarde, inmaduro y petulante, pero el temor a que Matt por fin se diera cuenta que algo estaba roto entre ellos y quizá jamás se arreglaría. Sonaba egoísta, pero pensar que en cualquier momento Matt decidiría que Blake no era suficiente para él y estaba perdiendo el tiempo estando a su lado. Era egoísta porque lo que más quería era que Matt estuviera bien y tuviera lo mejor, pero también lo quería para él solamente.

Minutos después de haberse acurrucado en una orilla de la cama, lo más alejado posible del resto de ella, escuchó cómo Matt entraba intentando hacer el menor ruido posible.

Blake lo escuchó caminar por ahí, cambiarse y posteriormente lo sintió subir a la cama y moverse hasta que estuvo cómodo. No podía verlo, pero estaba seguro que entre ellos había tanto espacio que si estiraba la mano no sería capaz de tocar la manga de su pijama.

Sintiendo su corazón pesado y adolorido, Blake durmió en un sueño sin descanso.

***

Cuando despertó, Matt ya no se encontraba la habitación y podía escuchar vagamente las voces de los tres en algún lugar de la planta baja.

Al salir del baño una vez de darse una rápida ducha notó como su celular vibraba en el buró al lado de su almohada para luego apagarse, Blake decidió ignorarlo para buscar ropa en su maleta hasta que sin querer las encontró en el fondo, luciendo casi inverosímiles, pequeñas e inocentes.

El estómago de Blake dio un vuelco y tomó el pequeño frasco en sus manos, el contenido de ésta tintineando casi de manera incriminatoria en el silencioso cuarto.

«Estoy bien», se repitió a sí mismo, ignorando la manera en la que sus manos comenzaban a temblar. No necesitaba esas pastillas para estar bien. No debía necesitarlas.

Ya llevaba dos semanas sin tomarlas y estaba bien, todo seguía como antes. La sensación de vacío en su estómago había estado ahí desde siempre, no significaba nada.

Necesitaba probarle a todos que estaba bien, necesitaba probarle a Matt que no necesitaba esas pastillas para ser feliz.

Con esa idea en la cabeza fue hacia el baño y vació el contenido de la botella en el inodoro.

GRAY WOLF [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora