Capítulo Veinte: Ayer, hoy y para siempre.

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Blake.

Durante todo ese tiempo, Blake se había convencido a si mismo que no podría ser tan malo, que quizá si mantenía su distancia el golpe final sería menor y no tendría que volver a casa con la cola entre las piernas.

Hizo falta menos de un minuto en su presencia para darse cuenta que estaba absolutamente jodido.

Blake tenía dudas sobre la profundidad de eso que aún flotaba entre ellos cada vez que estaban cerca, pero todo se aclaró con esa simple acción. El momento en el que sus labios habían rozado, incluso cuando fue sólo por una milésima de segundo, fue suficiente para que Blake se diera cuenta que lo que sentía por él jamás se iba a ir.

Había durado menos de un latido o un simple respiro, sin embargo todo su cuerpo había despertado una vez más; él había sentido escalofríos recorrer todo su cuerpo que no eran a causa del frío de diciembre, sino de una profunda, extraña conexión que lo había acercado a él desde el día uno.

Y con eso aún presente y revoloteando con incluso más fuerza que antes, Blake sabía que no existía manera en la que podría salir de Boston con su corazón intacto.

*            *            *

En la despedida de soltero de Harry, Blake no podía apartar la vista de Matt por mucho tiempo.

Afortunadamente, él iba en su tercera botella de cerveza cuando Elias apareció. Ellos conversaron animadamente durante un rato y su presencia le hizo mantener su mirada apartada de Matt por un rato, sin embargo no podía evitar miradas furtivas cuando ninguno de los dos estaba viendo.

Durante algún momento de la noche ellos se mudaron del sillón en el que se encontraban hacia la barra donde conversaron alegremente con Ryan, el barman de esa noche. Ellos hablaban de sus anécdotas más locas durante el trabajo cuando Matt apareció chocando contra la barra y haciendo saltar a Blake en su lugar.

Él pidió un tipo de bebida azul con nombre galáctico y se mantuvo con la vista pegada a la barra para no hacer contacto visual con ellos.

―Tú organizaste esto, ¿cierto? Tú eres el padrino de Harry ―Dijo Elías luego de un incómodo minuto, observándolo con curiosidad.

―Sip. ―Matt no tuvo más opción que levantar la vista y esbozar una falsa sonrisa al mismo tiempo que asentía varias veces.

―Sí eh, Matt... él es Elias Amani, mi ex ―Él se rascó la nuca―... y Eli, él es Matthew Duncan, huh...

―También su ex ―Él interrumpió, extendiendo su mano hacia él―. Mucho gusto Eli, ¿puedo llamarte Eli?

La sonrisa de Matt era demasiado grande para ser real, Blake podía notarlo, pero fue suficiente para que pobre e ingenuo Elias esbozara una gigantesca sonrisa y tomara su mano en un firme saludo.

Los dos se adentraron en una cordial conversación pero Matt le lanzaba dagas a Elias con la mirada y bueno, era demasiado incómodo tener a los dos hombres que más habían marcado su vida conversando sobre banalidades. Así que durante algún momento de la conversación Blake se excusó y prácticamente corrió a ocultarse a su oficina.

Le echó un rápido vistazo al pequeño espacio que sólo consistía en un escritorio oscuro de Ikea con una alta silla acolchada detrás de él y dos pequeños sillones al frente. 

Ahí permanecía su vieja computadora de escritorio y las fotografías enmarcadas en las claras paredes le daban más vida al pequeño hoyo en la pared; era sencilla, pero había sido parte de su vida por un largo tiempo así que casi se sentía como un segundo hogar.

GRAY WOLF [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora