Cuentos para Dormir.

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Matthew.

— ¿Dónde estás? —Preguntó sin más. Matt frunció el ceño y se giró hacia donde Grayson había estado, para notar que él comenzaba a bajar las escaleras con rapidez.

Pensó en pedirle que se detuviera, pero no estaba muy seguro si él querría o cómo reaccionaría su novia, así que tuvo que verlo partir.

—Hola para ti también —Respondió con sarcasmo.     

—No te hagas el gracioso conmigo —Replicó de mala manera—. Dime donde estás.

—En... mi casa —Mintió, observando cómo Grayson se acercaba a sus hermanos, quienes jugaban alegremente en la orilla del mar.

—Llamé hace cinco minutos a tu casa, tu ama de llaves dice que te fuiste —Respondió—. Ahora, ¿querrías decirme la verdad? 

—Es la verdad —Él aseguró—... técnicamente.

— ¿A qué te refieres?

—Estoy en mi casa... pero no en mi casa, casa. ¿Entiendes?

—Sabes que odio cuando intentas hacerte el listo.

—Estoy en mi casa de campo, a dos horas de la ciudad —Respondió al final, luego de soltar un suspiro cansado, ¿así era tener una relación seria, de verdad?

— ¿Con quién?

—Con... huh... mis amigos —Respondió, rascándose la nuca. 

—Tus... ¿amigos? —Cuestionó con incredulidad—. ¿Qué amigos?

—Uh, Harry, Frank, Priscila... Ayleen, Grayson y otros más —Respondió vagamente. 

Abajo, Grayson llevaba a Olive en los brazos al mar, fingiendo que la lanzaba para hacerla reír. Frank y Priscila estaban pateando el agua en una pequeña guerra, Marianne se encontraba recogiendo caracoles no muy lejos de ellos con Harry siguiéndola como idiota, Ayleen y Ashton estaban subiendo las piedras que se encontraban casi en la orilla del mar, Maureen ayudaba a Mike a hacer un castillo de arena y Mark estaba sentado en la arena al lado de Connor, dejando que las olas les mojaran las piernas. 

Era una escena hermosa, y de repente se sentía un poco incorrecto estar ahí prácticamente discutiendo con su novia por el teléfono.

— ¿Y no se te ocurrió siquiera avisarme? ¿O invitarme? —Cuestionó, y Matt tuvo que morderse el labio debido al pequeño pinchazo de culpa. 

De hecho lo había considerado, pero no quería que alguien ajeno a los amigos de Grayson estuviera ahí, luego de que con tanto trabajo había logrado convencerlo de ir con todos sus hermanos. Entendía que él no estaba listo aún para mostrarle a todo el mundo su vida, así que decidió no mencionar nada al respecto mientras ella estuviera cerca.

Y ahí estaban las consecuencias. 

—Lo siento. 

Ella soltó una risa burlesca.

—Sí, yo también —Y dicho esto, colgó.

Matt no perdió tiempo intentando volver a llamarle, solo guardó su celular nuevamente y bajó las escaleras para reunirse con el grupo. 

La tarde se fue más rápido de lo que cualquiera habría pensado; ellos comieron, jugaron, se tomaron fotos e incluso entraron un rato al mar incluso cuando hacía  frío. Sus amigos quedaron encantados con los hermanos de Grayson y jugaron con ellos como si los conocieran de toda la vida. 

Era fácil, agradable y la sonrisa de Grayson era inigualable así que todo estaba perfectamente bien.

Para cuando el sol se ocultó, tanto Connor como Mike y Olive ya estaban cabeceando por el cansancio y Grayson decidió que era hora de ir a dormir. Matt se ofreció como voluntario para llevar a Olive, quien estaba completamente dormida en sus brazos desde que se acomodó en su regazo diez minutos atrás. 

GRAY WOLF [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora