GRAY WOLF [EN EDICIÓN]

INTERLUDIO: ¿Estás solo esta noche, Matthew Duncan?

¿Estás solo esta noche?

¿Me extrañas esta noche?

¿Lamentas que nos hayamos separado?

―Felicidades entonces, Gray Wolf. Lograste vencerme a mi también.

Matt no lloró durante todo el camino de vuelta a su casa luego de dejarlo de pie en medio de la acera, tampoco mientras terminaba de empacar sus maletas, al despedirse de su familia en el aeropuerto o viaje de Nueva York hasta Palo Alto.

Fue cuando se encontró solo dentro de su nuevo dormitorio, sentado en la pequeña cama con la vista fija en la ventana que daba a uno de los vastos jardines del campus cuando un largo sollozo se escapó de su garganta, retumbando contra las simples paredes del pequeño cuarto.

Matt lloró hasta quedarse sin lágrimas, hasta que sus ojos estaban tan hinchados que sentía como si lo hubiesen golpeado, hasta que en su mente solo quedó una gigantesca nada, como si de pronto todas sus emociones se hubiesen evaporado y no hubiese más que vacío en su interior.

Un vacío que lo persiguió por días, que intentó llenar con estudios y alcohol, saltando de bar en bar, bebiendo en clases, metiéndose en más problemas de los que había ocasionado durante toda su vida.

Porque en California, no había nada.

Sus amigos estaban comenzando nuevas etapas de sus vidas lejos de él, su familia se encontraba a salvo en Boston, la emoción que había sentido ese día que recibió la carta de aceptación de Stanford hace tanto tiempo atrás no estaba en ningún lugar.

Tampoco estaba él.

Lo que más dolía era saber que nunca lo había estado.

¿Se ha perdido en tu memoria

aquel brillante día de verano,

en el que te besé y te llamé cariño?

*     *     *

Llegó a él como un balde de agua fría, luego de un mes entero de alcohol en sus tiempos libres y libros durante la mayor parte del día.

Cuando vio el calendario un martes cualquiera y notó que se cumplía un año exacto desde aquel día en el autobús.

Hasta ese día jamás había notado que se había memorizado la fecha.

Esa noche amaneció abrazado al retrete de un baño del dormitorio sin tener idea de cómo había llegado ahí.

*      *      *

Primer año.

Tuvo que inventarse un millón de excusas para no ir a casa durante navidad o año nuevo, prefiriendo quedarse en su dormitorio con la mayor parte de los estudiantes foráneos que no podían volver a casa para las fiestas.

Comió comida china casi rancia que tenía dios sabe cuanto tiempo en su refrigerador durante año nuevo, bebiendo vodka y viendo un maratón de crepúsculo en la vieja y pequeña televisión que su compañero de dormitorio había llevado a inicios de clases.

Al dar las doce no pudo evitar recordar la víspera de año nuevo pasada, y el beso que recibió de Blake al darse las doce, entre fuegos artificiales, sus mejores amigos y la ilusión de estar en el inicio de algo eterno. 

¿Las sillas de tu habitación parecen vacías?

¿Contemplas tu puerta y me imaginas ahí?