Capítulo Once: Emociones peligrosas.

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Matthew.

Había pasado parte del lunes y casi toda la tarde del martes buscando qué demonios regalarle a Connor de cumpleaños. Había sido difícil, pero al final del día su regalo ya estaba perfectamente envuelto en un llamativo papel metálico color azul y él conducía hacia el departamento de Grayson con nerviosismo.

Él llevaba una camisa azul y pantalones en color caqui; quizá demasiado suburbano y gritaba que era un chico rico pero decidió ignorarlo ya que sus otras elecciones de ropa eran incluso peores.

Tenía la intención de subir y tocar la puerta sin más preámbulos, pero no tenía ni idea de cuál era y estaba demasiado nervioso para hacerlo así que le mandó un mensaje en el que le avisaba que estaba abajo.

En menos de cinco minutos lo observó salir del edificio y la simple imagen de él hizo que su respiración se quedara atorada en su garganta; él llevaba unos simples jeans oscuros y rasgados con una camisa a cuadros roja con negro esta vez abotonada y ciñéndose a su cuerpo de la manera más injusta posible, su cabello azul brillaba contra el sol de la tarde y todos sus piercings adornaban su rostro. 

Era sencillo, pero Dios, algo había diferente y sin dudas le encantaba.

—Hey —Él dijo, a modo de saludo—. Creí que no vendrías. 

— ¿Llego tarde? —Cuestionó con nerviosismo. Grayson soltó una pequeña carcajada y negó con la cabeza.

—A tiempo. Ven, vamos.

—Espera, ayúdame con esto, ¿quieres? 

Abrió la puerta de atrás y Grayson echó un vistazo adentro, donde una pila de pizzas y el enorme regalo de Connor se encontraba. 

— ¿Qué es todo esto? —Cuestionó él, haciendo una mueca irritada.

—Supuse que era de mala educación aparecer sin nada para ofrecer. Así que compré pizzas y eso... eso es mi regalo para Connor, es todo —Él se encogió de hombros, batiendo las pestañas de manera exagerada y utilizando su mirada de cachorro especial para plegarias. 

— ¿Estás loco? Yo no... ... ugh —Gruñó—. Creí que le comprarías un libro para colorear o una estúpida caja con 12 colores.

—Bah, no es lo mío. Anda ayúdame. 

—Mierda, Matty. No debiste hacerlo —Refunfuñó de mala gana, dejando que Matt le tendiera las cajas de pizza.

— ¿Es tu cumpleaños? —Preguntó, Grayson rodó los ojos y negó con la cabeza.

—No.

—Exacto, no. Es de Connor, y si él no quiere esto lo devolveré, ¿de acuerdo? Pero si no, cállate y deja que le de mi regalo.

Grayson solo apretó los dientes y apartó la vista, así que supuso que por el momento él había ganado la pequeña discusión.

El apartamento de Grayson se encontraba en el último piso y no había ascensor, así que al llegar a su puerta Matt se encontraba respirando dificultosamente y a penas sosteniéndose en pie, mientras que él se veían fresco como una rosa. Y eso le irritaba. 

—Pff, no soportas nada —Se burló Grayson.  

—Huh, te sorprenderías cuánto puedo soportar —Comentó con voz baja y seductora para luego guiñarle un ojo. 

Su comentario al parecer logró que Grayson hiciera corto circuito, ya que su sonrisa burlona se desapareció de inmediato de su rostro y comenzó a tartamudear de manera ininteligible, señalando la puerta mientras Matt lo miraba atentamente.

GRAY WOLF [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora