Capítulo cuatro: No tengas miedo.

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Matthew.

Sabía que se encontraría con un montón de cosas locas dentro del expediente de Grayson, pero ¿todo eso? 

Al parecer, Grayson tenía varios reportes por faltar a clases, nada que no se hubiera imaginado, reportes por indisciplina y vandalismo dentro de la escuela, comportamientos indebidos, contestarle a los profesores, muy malas calificaciones y todo eso que puedes esperar de un chico como él, pero las cosas se ponían interesantes en sus antecedentes penales.

Había sido arrestado varias veces por desacato a la autoridad, también por vandalismo, peleas callejeras, peleas clandestinas, agresión, por robo en menor grado a varias tiendas y supermercados, portación ilegal de armas, por beber siendo menor de edad, por portación de alucinógenos ente otras muchas cosas más. 

Y lo que parecía más serio en todo el expediente; varias hojas relataban acerca de un asalto a mano armada al inicio de ese año, que al parecer le había costado varios meses en la cárcel y una orden de libertad condicional que le ponía los pelos de punta. 

Así que ésa era la razón por la cual había reprobado. 

Sí, sus calificaciones eran mierda el semestre pasado, pero fácil pudo haberse graduado ese mismo año; con una calificación bastante baja, pero habría pasado. Lo peor de todo, era que mediante las tutorías continuaban él se daba cuenta que Grayson podía ser todo, pero tonto no. 

Él podía resolver casi todos los ejercicios de cálculo integral casi con los ojos cerrados, lo cual era bastante impresionante dada su reputación y calificaciones anteriores. Sabía muchas cosas de historia, también de biología y quizá se dormía con la química pero la comprendía y eso era mucho decir a comparación de muchos chicos y chicas que han estado en clases con él a lo largo de su historia educativa. 

En definitiva le estaba dando motivos para replantearse toda la verdad de Gray Wolf.

Grayson.

El sábado fue un día bastante tranquilo y agradable, considerando el moretón en su mejilla y la herida en su brazo. Él y los niños fueron al supermercado, donde compró todo lo necesario para hacer los brownies que sus hermanos tanto amaban.

Tenía un poco de dinero extra esa semana gracias a la pelea que había tenido el jueves, así que no le molestó en absoluto comprarlos ya que los niños amaban sus brownies y Grayson necesitaba tener su cabeza despejada por un momento. Travis no estaba, los niños se sentían relajados y él quería mantenerlos de esa manera así que en cuanto volvieron se dedicó a hacerlos, en compañía de Connor, Mike y Olive quienes solo estaban sentados ahí haciendo un desastre con la harina y chupando las cucharas. 

Una de las cosas que Grayson se dejaba disfrutar de vez en cuando, era cocinar; le gustaba hacer todo tipo de comida pero en específico él amaba hacer postres. No siempre tenían dinero para comprar los ingredientes, pero cuando se dejaba tener ese pequeño lujo sentía lo más cercano a paz y alegría que podría sentir en un lugar como ése. 

Se dejó llevar por los deliciosos olores, el calor de la cocina y las texturas de los ingredientes, casi perdiéndose en su propio mundo mientras lo hacía; era lo que realmente quería, y si alguien alguna vez le preguntaba cuál era su pasión, él sin dudarlo contestaría que esto. 

Había una extraña clase de arte dentro de ello, debía admitir. Y la sensación que venía después de probar uno de sus platillos era inigualable, en especial el observar las reacciones de las otras personas.

Las de sus hermanos en específico: sus pequeños rostros se llenaban de gozo y Grayson podía quedarse toda una vida cocinando con la esperanza de ver esas sonrisitas de nuevo, porque eran pocas las veces que ellos disfrutaban de esa manera, y a Grayson le encantaba hacerlos sentir felices incluso si fuese sólo por unos momentos. 

GRAY WOLF [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora