-¡Aaron, no vayas muy lejos! -grité viendo como mi pequeño hermano corría hacia la caja de arena.
Miré nuevamente a Aaron antes de decidirme por ir a buscar un banco en donde sentarme, que afortunadamente visualicé uno no muy lejos de aquí, estaba completamente vacío y cerca de los juegos en dónde estaba mi hermano.
Me llegué hasta el banco y una vez que me senté en él me dispuse a ver lo que Aaron hacía, pero la anatomía de un hombre me tapó la vista. Levanté la mirada e inmediatamente una cabellera rojiza y una mirada verdosa captó mi atención.
Era el muchacho de la otra vez.
-¿Qué haces? -me preguntó mientras se sentaba junto a mi. Lo observé contemplar los niños jugando al frente, pero su mirada cambió de rumbo hasta la mía.
Estaba nerviosa hasta un cierto punto, aún no podía olvidar lo ocurrido ayer en la noche, ellos se habían llevado a Manson y yo no había podido hacer nada; tampoco sabía que pretendía acercándose a mi, tenía miedo de que me reconociese, pero no por mi, tenia miedo que agarraran de punto a mi hermano menor. Aun así mantuve mi rostro inexpresivo.
Cambié mi vista hacia Aaron, ignorando completamente al pelirrojo, y lo contemplé jugar, se lo veía tan feliz, como si no hubiese preocupaciones de por medio.
Inevitablemente sonreí al pensar lo fuerte que era mi hermano, él había pasado por tanto a su corta edad. Siempre había buscado alguna manera de que Aaron fuera feliz, odiaría verlo en mi lugar, sintiéndose roto y abandonado. Él lo era todo para mí. Me sacrificaría por él, daría todo por él, cualquier cosa por verlo crecer como un niño feliz como verdaderamente lo merece.
-¿Quién es? -sentí como mi corazón se detenía por unos microsegundos, temiendo por Aaron.
No respondí.
Miraba con desconfianza al pelirrojo observar atentamente cada movimiento que hacía mi hermano pequeño.
¿Qué quería de él?, me preguntaba internamente.
De repente siento el brusco movimiento de mi "acompañante" quien levantó del banco y se lanzó a correr en dirección a Aaron.
Me levanté y me apresuré en correr hasta alcanzarlo.
Sentía que en cualquier momento se me saldría el corazón de los nervios, del miedo y de la angustia pensando que pasaría con él si no llegaba antes que el muchacho.
Estaba a pocos pasos cuando algo capta mi atención, una camioneta parando frente a Aaron, dos hombres salen y tratan de llevarse a mi hermano por la fuerza y cuando reacciono acelero más el paso, si antes sentía miedo ahora estoy sintiendo terror, estaba teniendo una pesadilla misma
¿Nadie se da cuenta que se lo intentan llevar? ¿Nadie me va a ayudar? ¿Nadie piensa hacer algo?, pensé impotente.
Mi corazón latía con tanta fuerza a causan de la desesperación de perder a mi hermanito que no me doy cuenta que apenas llego al frente del tipo, que tiene mi hermano, le estampo mis nudillos en su nariz, escuchando el asqueroso y morboso ruido de su nariz romperse. Muchísimos pensamientos inundan mi mente tras imaginarme una vida sin mi hermano menor, aumentando mi enojo, causando que mis ojos larguen pequeñas lágrimas al pensar que por mi descuido se lo podrían haber llevado; el hombre ya se encontraba inconsciente entre mis manos, bañadas de su sangre.
Me alejo del cuerpo del hombre y lo observo, está repleto de moretones y en distintas zonas de su cuerpo con heridas abiertas, el auto está manchado por la sangre que emana el cuerpo; mis manos llenas de su líquido rojo carmín. Ni me preocupaba por el pulso del hombre, ni el nivel de su respiración. Vaya a saber que habría hecho ese hombre con Aaron si yo no hubiese llegado.
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CHRISTOPHER
Teen FictionTras la muerte de su madre, Alexa junto a sus dos hermanos se ven obligados a volver a su ciudad natal, al estar bajo la custodia de su padre, teniendo que dejar todo atrás lo ocurrido en Londres, a excepción de Alexandre. En Manchester es allí dond...