Caminaba veloz por el campus de la universidad, había tenido clase desde muy temprano en la mañana, y el sueño ya estaba haciendo efecto en su cuerpo. Era su segunda semana de clase, debía de faltar poco para entra. Acelera el paso, ya que aún le faltaba algunos minutos para llegar a la facultad de comunicaciones, apenas iba por el laboratorio de ingeniería y le faltaba llegar al bloque 12, tercer piso. Aunque no los regañaban si llegaban tarde, los profesores siempre encontraban alguna manera de cobrarles a los alumnos los minutos de retraso, y ella no quería que eso le sucediera. Empezó a entrar al edificio cuando sintió un breve golpe en el hombro.
—Discúlpame no vi por donde caminaba —le dijo, un hombre alto con un acento que no lograba comprender de qué lugar del país provenía. Era atractivo, y su sonrisa si que lo era más. Vestía una camisa de cuello tipo polo color negra, con unos jeans azul claro.
—Descuida —le dijo simplemente.
— ¿Por qué mejor no te invito a salir como una disculpa? —Le pregunta él.
—No —refutó con voz aburrida. Se mordió los labios con los dientes para que no soltar la carcajada, al ver la cara de confusión del sujeto.
Eso ya le había ocurrido varias veces en las dos semanas que llevaba en la universidad. Suponían chocarse con ella y pedir unas sinceras disculpas con una salida. ¡Puf! Casi cae una vez, pero cuatro, ni loca. Cada semestre se encontraba con una modalidad diferente para conquistar a las estudiantes, pero esta vez quien haya sido el que invento está, le había faltado creatividad.
Aria camino hacía su aula, entró en el lugar y se dispuso a recibir la clase un poco más animada de lo que había estado esa mañana. Pasó dos horas en el aula de clase y después salió a desayunar a una pequeña cafetería de la universidad con algunos de sus compañeros. Pidió un sanduche casero con papitas a la francesa, y un café. Cuando estaba dispuesta a girarse para tomar asiento, chocó con un cuerpo humano haciendo que su café se derramará en las manos y el pobre plato con comida al suelo.
— ¡Ahh! —. Grita al sentir como el líquido quema su piel.
—Lo siento, no te vi —le dijo la voz gruesa de un hombre.
Aria levanta la vista observándolo, la frialdad en los ojos de él la desconcertó, sus ojos eran de un azul claro con algunos destellos blancos cerca a su iris, simplemente hermosos. Era guapo, muy guapo, demasiado, de estatura alta y facciones marcadas se notaba que se ejercitaba seguido. Vestía elegante pero a la vez casual, con una chaqueta de color gris que le llegaba hasta las muñecas, pantalón azul oscuro y unos Vans. Su mano le comenzó a arder, lo que hizo que dejara de observar al hombre en frente suyo. Sacude su mano por el ardor.
— ¿Le duele? — Le pregunta él. Aria lo mira enojada. ¿Cómo se atrevía a preguntar algo como eso?— Ven te llevó al baño para que te laves.
—No gracias. Yo puedo sola. —Empezó a caminar hacía uno de los baños que se hallaban en su facultad, seguida por él.
— ¡Ey! Lo siento de verdad —trató de disculparse el sujeto.
Aria entra al baño de mujeres, abre el grifo e introduce la mano derecha. El ardor que sintió antes se redujo bastante gracias al líquido.
— ¿Te ayudo? — Le pregunta él.
—No gracias —le repite Aria de nuevo.
Sin hacerle caso, él se acerca hasta ella y toma su mano derecha observándola, estaba un poco roja en medio de los nudillos y una pequeña parte en el brazo, pero ninguna empolla se había formado aún en ellas. A Aria se le acelero el corazón y de alguna manera el ardor pasó a ser inexistente.
— ¿Te duele? —Le pregunta mirándola a los ojos. Ella responde negando con la cabeza. Ese hombre la ponía nerviosa como nunca antes lo había hecho nadie.
Él toma su mano con delicadeza y la pasa por el agua para que apenas sea rosada.
— Soy Thiago, por cierto —. Se presenta. Aria no había comprendido siquiera que había dicho estaba como en otro mundo. No dejaba de ver su mano, algo en ella en ese preciso momento le impedía levantar el rostro.
Thiago toma una servilleta y como si fueran caricias las pasa con cuidado por su mano y el brazo. Al concluir, salen juntos del baño de damas, dirigiéndose a la cafetería.
—Déjame hacer dos cosas por ti, por favor —le pide.
— ¿Como qué? —Aria camina mirando el suelo.
—Deja que te compre el desayuno, y también que te invite a salir como disculpa.
Rápidamente ella levanta el rostro observándolo. No lo podía creer, ¿de eso se trataba todo? ¿De llevarla a la cama? ¿Es que a caso todos estaban aplicando la misma modalidad para salir con una mujer? ¿Entonces la había quemado por gusto? Era increíble hasta donde podían llegar, pero con ella no.
—Que pérdida de tiempo —le dice enojada Aria, marchándose de allí.
Este capítulo va dedicado a Becca Vargas, te agradezco por darme una oportunidad.
Espero les guste este capitulo
► En galería Aria como Gigi Hadid
Besos, Sky Dawn
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Solo Ella ©
RomanceAria y Thiago, son dos personas demasiado diferentes para encajar en el mundo del otro. Ella fuerte físicamente, pero frágil por dentro. Él, duro como una roca y sin miedo a destruir el corazón de cualquier mujer. Algo en común, ambos habían sido en...