Intento número: Diecinueve.
Es una ironía pensar que cuando el amor te falla, este no nacerá de nuevo en tu ser. Te niegas a la idea de sentir aquel cosquilleo en el esófago; a ignorar las sensaciones que embargan tu cuerpo, pero cuando regresa este sentimiento, se adentra en tu flujo sanguíneo como un virus, entonces, poco a poco va creciendo algo dentro de ti sin darte cuenta, y simplemente no puedes hacer nada, porque es demasiado tarde para atacar.
Al medio día, cuando llamo a Leyna, y está le dijo donde vivía Aria, casi se da un golpe en la frente. Todo ese tiempo había vivido a tres manzanas de ella ¡Tan cerca! Ambos estudiaban en la misma universidad y hace tan solo un mes y medio que sabía de su existencia. Veía más un ciego que él.
Camino más de cinco minutos hasta que llegó a la portería del edificio, uno de los guardias de seguridad le preguntó hacia dónde se dirigía, como le había dicho Leyna, invento una excusa diciéndole que era el cumpleaños de Aria y que él y unos compañeros de la universidad estaban planeando una fiesta sorpresa. El vigilante con algo de duda, le preguntó a otro de sus compañeros, y luego de algunos segundos, le pidieron que firmara una planilla, después le permitieron pasar. Tomo el ascensor, presionó el número seis y mientras el aparato electrónico lo llevaba a su destino, el corazón le falló varios latidos. Realmente estaba nervioso, las manos le sudaban y el calor no ayudaba mucho, «¿En qué momento ha subido la temperatura? Debes de tranquilizarte Thiago», se dijo, antes de que se abrieran las puertas del ascensor.
De modo que, recordó que cuando tenía doce años de edad, su madre le había regalado un libro de Edgar Allan Poe, quien era el padre del relato detectivesco moderno y del cuento de terror, y es que precisamente, en ese pequeño lapso de tiempo, se sentía identificado con el protagonista de uno de sus cuentos llamado: "Corazón Delator", y es que su corazón latía tan fuerte, que temía que ella desde adentro logrará escucharlo.
Había pasado más de una hora en su morada pensando en que le diría, y finalmente, después de llamar a su amiga, camino hasta el apartamento para verla, pero ahora su mente pasaba por la dura etapa de bloqueo, e imagino un sin fin de maneras en las que la castaña lo correría del lugar. Sin embargo, se atrevió a tocar el timbre, espero algunos minutos; nadie abría, se devolvió haciéndose justo al lado del ascensor. Allí, empezó a reprenderse por ser un idiota y un cobarde, ¿que pretendía? Llegar como si nada diciéndole: «Aria, ¿gustas dejarme pasar para tomar un tesito?» Era un tonto ya lo sabía, pero tenía que verla, la necesitaba. Se armo de valor, regreso y toco de nuevo el timbre dos veces más. Que todos los dioses se apiadaran de él, era lo único que pedía.
La puerta comenzó a abrirse, dejando ver a una Aria con el cabello recogido y enmarañado, sus ojos se veían apagados, lo que indicaba que estaba durmiendo, sus labios se hallaban levemente hinchados y rojos, usaba una pequeña blusa y unos shorts cortos ambos de color morado pastel. Cuando volvió de nuevo su vista hacia ella, lo estaba miraba sin pronunciar palabra alguna. Aún no le cerraba la puerta, eso debía de ser bueno.
—Mmm... Leyna me ha enviado por unas cosas, ella no podía pasar. —Le dijo tranquilo.
—Este... —Tardo algunos segundos en responder, cuando finalmente lo hizo, hablo con voz ronca. —Me hubiera avisado —. Al parecer la había despertado, y eso que eran más de las doce del medio día—. Pasa... Si quieres. —Le dijo en un tono tajante.
El joven se adentró en su apartamento, las manos le temblaban y sentía como el sudor le bajaba por la espalda. Se quedó de pie en la sala de estar, sin saber hacía dónde ir.
— ¿Deseas tomar algo? —Le preguntó.
«A ti», pensó Thiago. Debía tratar de controlarse y ser un hombre racional, que no pierde la cabeza cuando está cerca a una chica verdaderamente especial.
—Sí, por favor. — Tomó asiento en uno de los sillones de la sala.
Mientras tanto, Aria se dirigió a la cocina y tardo algunos minutos allí, tiempo que le dio a él para pensar en lo idiota que había sido. Debía de ponerle un poco de sazón a este encuentro premeditado o parecería Jym Carrie protagonizando la película, "Tonto, tontos y retontos".
Aria llego de nuevo a la sala de estar, y le entregó un vaso con jugo.
—Es de frutos rojos tiene fresas, moras, arándanos, leche y helado de vainilla. A Leim le encanta, es su favorito. — Le dijo.
Thiago tomo un sorbo, y realmente sabía bien, podía sentir los trozos de arándanos en su boca. Luego empezó a toser y a hacer malos gestos, Aria lo miro atónita.
—Sabe muy mal... — tosió— Lo siento, soy alérgico a las moras. —Aria lo miro con tal asombro que de un segundo al otro paso de estar confiada a asustada.
—Oh, lo siento no... No, no sabía que eras alérgico, nunca había escuchado que alguien no pudiera comer moras.
Thiago al verla tan preocupada comenzó a reír.
— Es porque... Es una broma, en verdad está delicioso —la miró seriamente—. Me gustaría que me dieras la receta para hacérselo a mis pequeñas sobrinas.
Aria lo miro enfada.
—Eso no fue nada gracioso, me asustaste, pensé que debía de llamar a emergencias, y que te iba a ver tirado en el suelo sufriendo.
—Disculpa, solo te quería gastar una pequeña broma.
—Sí, como digas —le dijo enfadada. —Traté de llamar a Leiny, y no contesta, le escribí también para ver qué es lo que debo de enviarle, pero tampoco me contesta —habló en un tono triste.
—Si no te molesta puedo esperar un momento aquí, ella dijo que lo necesitaba con urgencia. — Era él quién la necesitaba con urgencia.
El celular de ella sonó con la entrada de algunos mensajes, se giró y fue hasta una mesa en la parte izquierda y lo tomo, miro su celular y sonrío, Thiago sintió como un escalofríos subió por todo su cuerpo, no sabía el porqué pero alguien lo estaba ayudando porque ella no había notado su mirada dilatada, ni el temblor en sus manos.
Ella se acercó de nuevo diciendo:
—Dame un momento, es Leiny voy a ir a buscarle algunas cosas y ya regreso. — Se fue y abrió la puerta de una habitación.
Sentado de nuevo, pero en la sala de Aria, se recordó cuánto quería tenerla a su lado, sentirla, tocarla, besarla, olerla. No sabía con exactitud el porqué su alma se encendía con ella, era como un imán que lo conducía, simplemente no lo podía evitar.
¡Hola a todos y todas! He regresado con un nuevo capítulo que espero en verdad les guste.
Discupen la tardanza en publicar, sus votos y comentarios fueron los que me animaron a continuar con la historia, muchas gracias por darle una oprtunidad a esta novela y a mí.
Por favor, no olvides votar y comentar, esto me ayudaría mucho.
Les quiere, Sky Dawn. ♥
► En galería Gigi Hadid como Aria

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Solo Ella ©
RomanceAria y Thiago, son dos personas demasiado diferentes para encajar en el mundo del otro. Ella fuerte físicamente, pero frágil por dentro. Él, duro como una roca y sin miedo a destruir el corazón de cualquier mujer. Algo en común, ambos habían sido en...