Los días pasaron, y ambos se encargaron a la perfección de ignorarse. Hubo algunas miradas que el otro no lograba notar y acercamientos que no llegaban a ser completos. Eran demasiado orgullosos como para aclarar lo sucedido. Durante esa semana, Thiago había conquistado a varias mujeres pero se lo habían puesto tan fácil que se había aburrido casi inmediatamente. Unas se hicieron las difíciles, pero eso no duraba mucho, y otras lo habían acosado siguiéndolo a todas partes.
Mientras hablaba con esas mujeres, tan solo quería tenerla a ella ahí, en frente suyo; sin importarle si lo miraba mal o le decía algo que le doliera. Solo la quería cerca, para oler ese dulce perfume a frutas y contagiarse de esa energía que emanaba ella.
— ¿Por qué no simplemente te acercas y le hablas? —Le pregunto, Vanesa.
— ¿A quién? —La miro, haciéndose el desentendido.
Se encontraban en una cafetería al otro lado del campus, lejos de la facultad de comunicaciones para el alivio de Thiago. Todos en la mesa empezaron reír. Andrés un compañero que había cursado semestres pasados con ellos, se puso de pie y le entrego de mala gana veinte mil pesos a Endell, quien los recibió con una gran sonrisa dibujada en la boca.
—Se los dije —. Se burló, Endell.
— ¿Qué han apostado? —Preguntó sin comprender que ocurría.
Endell no aguantó y soltando la carcajada, al ver la cara de su amigo.
—Solo Andrés y yo hemos apostado. Los demás no han querido porque han pensado que ibas a buscarla y hablar con ella, pero vamos hermano, yo sabía que eso no iba a pasar.
—Entonces, ¿qué apostaron? —Preguntó de nuevo.
—Endell ha apostado que no serías capaz de buscarla —hablo Vanesa—. Mientras que Andrés dijo, que ella te había conmocionado lo suficiente, para que lo hicieras pronto. Solo que el plazo para que lo hicieras era de una semana, y ya sabes lo que paso.
—Me debes veinte mil pesos, Thiago —le dijo Andrés, con algo de resentimiento.
El día continuo, y en toda la mañana no pudo verla caminando por los alrededores del campus. También, podría haberse pasado por su facultad, pero ya estaba demostrando demasiado interés, y no quería que eso se empezara a notar. Después de que salió de la universidad se fue directamente a casa de su hermana Elizabeth.
Al llegar a la sala de la casa, cuatro pequeños brazos rodearon sus piernas y empezaron a gritar con emoción por la llegada de su tío.
—Ya niñas, dejen al pobre tío Thiago en paz —les llamó la atención su madre.
— ¿Cómo has estado, Eli? Te vez agotada —Se acercó a su hermana dándole un beso en la mejilla.
—Bien. Ya sabes que no me da tiempo ni para pensar en eso. —Se agachó para empezar recoger todas las muñecas sin cabello y los pequeños vestidos que estaban esparcidos por la sala de juegos. — ¿Vas a salir con las niñas?
—Sí. Ya sabes que ellas son mis chicas.
—Thiago Alexander, ya sabes que nada de montarlas en los columpios. —Lo reprendió Elizabeth—. No olvides que soy yo quien debo de trasnochar con ellas, porque están enfermas por tú culpa.
—Sí... Ya sé.
Tomo las manos de ambas pequeñas, y las llevo hasta el auto. Estando ya montadas en el carro, y con los cinturones puestos, fue a un centro comercial no muy lejos de su hogar. Cuando llegaron pudo notar cómo se robaba las miradas de muchas mujeres. No sabía el porqué, pero el sexo opuesto adoraba ver a un hombre con niños, es como si eso dijera: soy responsable, te daré más que una noche, y podrás hacer conmigo lo que se te venga en gana. Antes, hubiera aprovechado eso para hablar con alguna de esas mujeres que había quedado fascinada, pero hoy no estaba para eso. ¿Culpa de quién? Esa mujer tenía más que nombre propio. Acomodo a las niñas en los asientos de la heladería. Les tendió las cartas y espero unos largos minutos a que sus sobrinas escogieran que helado comer.
— ¿Tío? —Lo llamo, Victoria. Lo sabía por la pequeña marca que llevaba en el hombro.
—Dime, Vic. —La miró sonriendo.
Aún no llegaba la mesera con el pedido.
— ¿Qué paso con tú novia? La queremos conocer. —Le preguntó, Valeria.
—Ella no es mi novia, niñas. —Les explicó.
— ¿Y por qué no? —Le preguntó triste, Victoria.
—Porque ella no me quiere. —Agachó la cabeza.
Las pequeñas aguardaron en silencio varios segundos.
— ¿Y si la conquistas? —Le hablo con emoción, Valeria—. Cuando Vicky y yo peleamos, nos duele aquí —ambas se tocaron el pecho—. Y luego de un ratito, ella me da un dulce y yo igual.
Thiago las miro sonriendo. No podía imaginar siquiera conquistar a Aria con regalos, consideraba que eso haría que ella huyera más de él, que estuviera a la defensiva, y qué pensará que solo quería tener sexo con ella. Obviamente, deseaba tenerla en su cama para envolverla entre sus sabanas, para que solo fuera suya, pero comenzaba a creer que ahora no quería tan solo eso. Quería conocer sus gustos, sus defectos, sus cualidades, su mayor secreto, quería ser su amigo. Y pensar en ello, era bastante estúpido, ya que a ella no le importaba.
Después de esperar un buen rato a que las niñas terminaran de comer, las llevo a un lugar del centro comercial donde se divirtieron maquillando muñecas, jugando futbol de mesa, y correteando de un lugar para otro. Luego de eso, llevo a las hermanas a casa, ya estaban lo suficientemente agotadas y el azúcar ya había perdido efecto en sus pequeños cuerpos. Las cargo hasta llevarlas a la habitación, que estaba impecable. Supo entonces, que su hermana había aprovechado al máximo esas horas que las chiquillas no habían estado para organizar. Las acomodo en la cama con ayuda de Eliza, apago las luces de la habitación y antes de cerrar la puerta de la habitación escucho sus voces.
—No tienes nada que perder tío. Conquístala... —Dijo Valeria, entre dormida.
—O te va a doler el corazón —finalizo, Victoria.
—Hasta mañana, ángeles —. Se despidió de las gemelas, cerrando la puerta.
— ¿De qué hablaban las niñas?
Camino en silencio hasta la salida con su hermana, que aún esperaba una respuesta.
—Algo que debí de hacer hace una semana. —La abrazó dándole una feliz noche y se marcho.
Esta vez tenía una nueva motivación, un nuevo intento, un nuevo plan.
¡Hola! Estoy de nuevo de regreso, publicando este nuevo capítulo que espero les guste. Tambien, quiero agradecerles por las mil visitas que Solo Ella, ha tenido. Mil, y mil gracias.
Este capítulo va dedicado a CrisEsponjaAN1605 gracias por votar y comentar. Te lo agradezco.
Les quiere, Sky Dawn ♥♥

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Solo Ella ©
RomanceAria y Thiago, son dos personas demasiado diferentes para encajar en el mundo del otro. Ella fuerte físicamente, pero frágil por dentro. Él, duro como una roca y sin miedo a destruir el corazón de cualquier mujer. Algo en común, ambos habían sido en...