Capítulo 4.

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Intento número: Uno.

Se puso de pie, dispuesto a conquistar a la mujer que vio entre los estudiantes. La joven era hermosa, parecía una luz entre tanta oscuridad. Su cuerpo era como el de una sirena, su cabello rubio claro, le llegaba un poco más arriba de la cintura. Vestía una blusa básica color negro junto a un abrigo, con unos jeans azul claro y unos botines. Ella caminaba deprisa, iba tarde para clase supuso, pero no le importaba, cuando estaba a punto de acercarse, observó como un idiota fingía chocarse con ella; la misma táctica que él realizaba con algunas mujeres, ellas casi siempre caían de esa forma y había perdido su oportunidad por su propio invento.

—Eh, Thiago... ¿Cómo vas? —Lo saluda Vanesa, una compañera de clase y con la que no se había acostado porque sus preferencias sexuales no eran las mismas.

—Bien, bien... ¿Y tú Vane? —Le dice distraído mirando  hacia donde había visto a la hermosa rubia, ya no se encontraba allí.

—Thiago, Thiago —lo llama Vanesa.

—Eh, eh, sí. ¿Qué decías? —Ella lo mira con aburrimiento.

—No escuchaste nada, ¿verdad?

— ¿Qué? No, no escuche nada. —Le sonríe de lado.

—Eso no funciona conmigo, Thiago —habla con seriedad, Vanesa.

—Si ese fuera el caso, no me dirías eso.

Vanesa no sabía que decir a eso, ya que él tenía razón. ¿Y quién no caería ante en la sonrisa de Thiago? Hasta ella aceptaba que casi cae una que otra vez. Llevaba mucho tiempo de conocerlo, y ser de las pocas mujeres, que estaban a su alrededor. Sabía que detrás de ese hombre mujeriego que no creía en el amor, había un gran hombre; sólo que le habían mostrado la peor cara de este.

—Se adentro en la facultad, creó que le dijo que no. ¿Esa será la conquista de la semana? —Le pregunta interesada.

— ¿Cómo haces para pillarme infraganti siempre? —La mira apenado. 

Thiago pensaba en algunas ocasiones que Vanesa era una vidente, porque siempre con anterioridad sabía cuál era la "desvergonzada", como las llamaba ella, con la que se acostaría esa semana.

—¡Por Dios! Llevo muchos semestres siendo tu compañera, te he aprendido a conocer. Tienes otra oportunidad, por favor, por lo que más quieras, hazle entender que sólo buscas pasar el rato y nada más.

Él se ríe de nuevo, y empeza a caminar para ir a su clase, desde lejos le grita : 

—Lo intentaré.

En la clase había tenido varias oportunidades de cambiar de conquista de la semana, pero esta vez quería algo diferente, como un reto. Antes de salir de  la clase junto a unos compañeros hablan con el profesor acerca de un proyecto que tenían en mente. Salen del aula para dirigirse más exactamente a una de las cafeterías del campus, donde servían un delicioso capuchino. A lo lejos, observa un cabello que se le hace conocido. Thiago sentía que hoy era el día de cambiar su táctica de acercamiento, así que lo que haría sería aproximaría hasta ella, expresandole que le diera permiso para el tener la oportunidad de comprar algo también, ella le diría que sí y después él le sonreiría mirándola fijamente y la invitaría a salir, ella aceptaría y luego finalmente la haría suya. Sonríe para sí mismo, mejor plan que ese no se le podría ocurrir. Estaba demasiado cerca, cuando ella se gira chocando contra su abdomen ¡Plash!  Él se aleja dando un medio salto mientras observa como todo cae al suelo. Escucha un quejido de la joven.

—Lo siento, no te vi. —Le dice. 

Ella se queda viéndolo por algunos segundos enojada, luego comienza a sacudir las manos, al parecer el café le había caído en ellas.

— ¿Le duele? —Ella lo miro enfadada. «Vaya, hasta enojada se ve hermosa. Como será cuando... »  Imagino, el corrompido de Thiago —. Ven te llevó al baño para que te laves.

—No gracias. Yo puedo sola. —Le contesta ella y sale caminando enojada, Thiago la sigue.  

Thiago creía que estaba haciendo el ridículo al seguirla, pero es que nunca llego a pensar que bueno, que la conocería de esa manera ¿En que momento su táctica había cambiado tanto?

— ¡Ey! Lo siento de verdad—se sentía culpable, lo último que quería era dañarla físicamente, porque bueno sentimentalmente de eso se encargaban todas las mujeres con las que se acostaba, pero solitas. Ella entró al baño de mujeres, y aunque él dudo en ingresar, término por hacerlo. La castaña abre el grifo y al momento en el que el agua callo en ambas manos, algo de tranquilidad paso por su rostro.

— ¿Te ayudo? —No sabía que hacer para aliviar el dolor, se sentía avergonzado.

—No gracias —le repitede nuevo.

«Pero será testaruda».

Sin hacerle una pizca de caso, se acerca hasta ella y le toma la mano derecha observándola, ella no se aleja. Los nudillos y una parte del brazo estaban rojas, pero ninguna empolla se había formado aún en ellas. Y de un momento a otro, su corazón empezó a latirle rápidamente al sentir su embriagador tacto, sus manos suaves.

— ¿Te duele? —Le pregunta mirándola a los ojos. Ella niega con la cabeza.

Él toma una de sus manos con delicadeza temiendo que con su toque le pueda hacer daño. Le pasa por el agua la mano para que apenas la rose, luego moja su brazo. 

— Soy Thiago, por cierto — sale de su boca sin permiso alguno, sentía la necesidad de que ella supiera como se llama. Sin embargo ella no dice nada, continua viendo hacia su mano. Después toma una servilleta y como si fueran caricias la seca. Al concluir, salen juntos del baño de damas, dirigiéndose a la cafetería.

—Déjame hacer dos cosas por ti, por favor —se le da por preguntar, es como si hoy la inercia hiciera parte de su día.

— ¿Cómo qué? —Le pregunta ella con una voz simple y mirando al suelo, como sí le diera vergüenza mirarlo a los ojos al hablar, o como si la pusiera nerviosa.

— Deja que te compre el desayuno, y también que te invite a salir como disculpa.

Rápidamente ella levanta el rostro observándolo atentamente. Nunca antes había esperado con tantas ansias una respuesta afirmativa, y que esos labios dijeran que sí, es que provocaban hacerle de todo, menos cosas buenas. «Dime que sí». La mujer lo mira enojada  y niega con el rostro.

—Que pérdida de tiempo —le dice, y rápidamente se marcha dejando a un estupefacto y anonadado Thiago de pie, observando como ella se aleja caminando segura. 

Si Aria hubiera volteado a mirar la reacción de Thiago, habría visto también, la sonrisa que se había formado en el rostro de aquel hombre que no se rendía ante nada y menos si se trataba de una mujer difícil de conquistar.


Intento número: Uno. FALLIDO.


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En galería, Thiago como Toni Mahfud.

Besos, Sky Dawn.











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