Capítulo 27.

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Jugando por las escaleras eléctricas con las niñas logran llegar hasta el piso número cinco donde se encuentra la taquilla y las salas de cine, caminan hasta llegar a la fila.

— Hay muchas personas tío Thiago —le dice con pereza Victoria.

Thiago se agacha hasta quedar casi a la altura de ella.

— Pero nosotros podemos esperar, por eso vinimos con tiempo, ¿qué tal si jugamos a contar personas?

En todo el trayecto de camino al cine le había dado calor, sentía que hasta las orejas le sudaban y es que justo en ese momento sentía como ella lo estaba observando haciendo que su corazón se acelerará. Desde que estaba en su casa sentía una energía, como si un agujero negro se hubiera apoderado de su pecho.

— ¡Sí, sí, sí! — Dice animada Valeria mirando a su hermana.

— Bueno, vamos a poner las reglas de juego —Thiago mira a las dos niñas —. No se vale señalar a las personas con la mano y no se puede hablar fuerte.

— Bueno Tío —le responde Valeria. Las dos niñas se voltean y comienzan a contar.

— Son hermosas — le dice en voz baja Aria acercándose un poco hacía Thiago, ya que el ruido del establecimiento era alto.

— Espero que digas eso más adelante, son unos diablitos —le responde él con el mismo volumen. — ¿Te puedo preguntar algo? — Las niñas estaban demasiado distraídas para darse cuenta que su tío y Aria no estaban jugando. La fila avanza.

—Claro —lo mira ella.

— ¿Por qué te fuiste ese día? —Pregunta con interés.

Aria lo mira, apenada baja la mirada. No esperaba que le preguntará eso, aunque ella sabía perfectamente las razones por las que se había ido inmediatamente cuando se despertó, no era necesario que él las supiera. Claro que antes la habían rechazado, pero ese día tenía tan miedo de que él la mirará con frialdad como el día que lo vio por primera vez, que lo mejor que pudo hacer fue huir. No obstante, hubiera sido lo mismo porque los días posteriores se sintió tan mal consigo misma al ver a Thiago pasar casi al lado suyo en la universidad y que él la ignorará, hasta hubiera preferido hacerle frente esa mañana y ver en sus ojos como a él no le importó nada lo que había pasado esa noche.

— Tenía que acompañar a Leim a una fundación —mintió. Su instinto de supervivencia se había despertado, quería sobrevivir a él, a lo que causaba en su interior, a esas ganas de saber de él, de verlo, de sentirlo.

Faltaba poco para llegar a la taquilla.

—Ah... ¿Y te fuiste muy temprano?

— ¡Tío, tío! Yo sesenta y dos. — Salta contenta en repetidas ocasiones al lado de Thiago, Valeria.

— ¡Yo conté sesenta y siete! ¡Yo gané, yo gané! — grita Victoria eufórica. Algunas personas que pasan por sus lados los miran extrañados tratando de comprender lo que sucede. Thiago de nuevo se agacha pidiéndoles que no hagan tanto ruido.

— Niñas déjenme decirles que ninguna de las dos ha ganado. —Las pequeñas lo miran triste.

— ¿Y por qué? —Le preguntan al mismo tiempo.

— Porque las vi haciendo trampa. Entonces quedan descalificadas. — La fila avanza por lo que Thiago se pone de pie para continuar.

— Pero ni siquiera les has puesto cuidado —le dice Aria.

— Creo que la que no presto cuidado fue otra. Mientras tu me mirabas yo observaba lo que hacían mis niñas. —Le dijo él. Deseaba hacerla sentir incomoda y es que no era para mal, le gustaba cuando lo miraba apenada o sonrojada. Es que ella hacía que fuera aún más tentador hacerlo.

— Yo no te estaba mirando —contesta a la defensiva sonrojándose.

Thiago trata de esconder una sonrisa, pues había logrado su cometido y es que ella se veía hermosa, era tan gratificante y tan extraño tenerla tan cerca. Tantos y tantos días soñando con ella y la tenía en frente suyo. Le sonríe. Siente un tirón en el pantalón.

— Tío, tío nos toca. —Le dice Victoría. Thiago observa unas taquillas más adelante.

— ¡Siguiente! — Grita una joven en la taquilla número 4.

— Ahora creo que quien no ha prestado atención es otro. —Aria toma a las niñas de las manos y camina hacía la taquilla. Thiago las sigues.

— Buena tardes, ¿en qué les puedo ayudar? — Pregunta una joven que se encuentra vestida con una gorra de color azul que lleva en el centro el logo del cine y una camisa de rayas azules y blancas.

—Hola, ¿Cómo estás? Cuatro boletas por favor para La Forma del Agua —. Le pide con amabilidad Aria.

— Esa función es solo para mayores de 16 años. — Aria mira a Thiago.

— ¿Y qué otras funciones tienes? —Pregunta Thiago. La joven les enseña la pantalla.

— Están: Star Wars, Jumanji, Coco... —Les dice la joven.

— Veamos Coco, veamos Coco. —Le dicen las niñas.

— Danos cuatro boletas para Coco por favor —habla Aria.

— La función comienza en diez minutos —dice la encargada.

— No importa, nos da tiempo mientras muestran los avances. —Contesta Thiago.

La joven les pide que les enseñe en donde se quieren hacer y finalmente les entrega las boletas. Luego se dirigen a comprar las crispetas, mientras esperan Aria habla con las gemelas y las elogia diciéndoles lo hermosas que son. Después se dirigen con crispetas y gaseosas hacia la sala, buscan las sillas que les corresponden por lo que Victoria y Valeria se sientan al lado la una de la otra y para el alivio de Thiago, Aria queda a su lado. Pocos minutos después la película comienza. Todos comen y observan anonadados a la pantalla salvo Thiago que en algunas ocasiones mira a la mujer a su lado que ni se percata que lo hace, con cuidado a cerca su mano tocando la de ella, Aria lo mira sin decir nada. Sus manos se quedan así, rozando sus almas.


► En galería Toni Mahfud 

Hola, espero que se encuentren muy bien. Últimamente he visto algunos comentarios y debo decir que estos me han animado a seguir escribiendo, por lo que nos leemos muy pronto. Recuerden comentar y votar ya que estoy me ayuda mucho. Un abrazo. 

— Sky Dawn. 

Solo Ella ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora