Capítulo 28.

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Cierra la puerta del apartamento, atraviesa la sala y va directamente a su cuarto tirándose sobre la cama, los resortes del colchón suenan al recibirla, sonríe cerrando los ojos. Una cantidad de sensaciones llenan su cuerpo, un sentimiento de fortaleza se estaba apoderando de su pecho, su cuerpo le cantaba alabanzas, era tan extraño sentirse así. Recordó la primera vez que lo vio, la había mirado con tanta frialdad, pero ahora no sabría decir cómo la observaba... Era diferente. Observó el techo de su habitación por algunos segundos, hasta que cayó en la cuenta de que debía de hacer algo muy importante. Tomó su celular que se encontraba en un pequeño bolso a su lado, lo desbloqueo marcando de memoria el número de celular de su hermana, al tercer tono ella contestó.

Buenas tardes, soy Dios, ¿se le ofrece algo? —Le responde Kalleim. Aria se ríe de ella, solo su hermana podría decirle algo así.

— Solicito a mi hermana, por supuesto. — Le respondió con gracia.

Un momento por favor... —Pasaron algunos segundos. — ¡Hey, Aria! ¡¿Cómo estás?! Yo estoy muy, muy bien, para que sepas—. Le habla con efusividad. De nuevo Aria ríe.

—Me alegra mucho. Estoy muy bien Leim... —Le responde alegre Aria. — Oye... Yo... Quería preguntarte, ¿está nuestro padre contigo? —Su tono de voz había cambiado a uno más grueso y serio. Leim no respondió inmediatamente.

¿Segura que estás bien? ¿Pasó algo Ari? — Le habló preocupada su hermana.

—Lo estoy, te lo aseguro, no hay nada de qué preocuparse. —Lo dijo con tranquilidad —. Es solo que quiero hablar con él... — respondió. Su corazón empezó a latirle fuertemente.

Ya te lo paso. A la próxima, llámalo directamente a su celular. —Le contestó su hermana alegre.

Tenía miedo de que Arbey, su padre, no quisiera saber nada de ella, hacía tanto que no hablaban. Había decidido rechazar cada una de sus llamadas y también las veces que él le mandaba a decir con su hermana Kalliem, que la estaba esperando en algún restaurante para que dialogarán acerca de lo que había ocurrido, pero ella nunca quiso ir. Sin embargo, su papá seguía haciéndose cargo de cada uno de sus gastos, ya que cada vez que su padre se enteraba que estaba trabajando en algún lugar pagaba para que la despidieran. Por medio de Leim, su padre, le pidió que lo único que él quería, era que ella se concentrará en sus estudios, que él trabajaba sin parar por y para ellas. Es así que, Aria no tuvo más remedio que aceptar.

—Creo que tenía miedo de que no me contestara, por eso decidí llamarte directamente a ti —dijo. Leim no respondió. Su corazón continuaba latiendo con fuerza. Escuchó algunos murmullos, pasaron algunos segundos antes de escuchar su voz.

Hola hija. —Su voz era gruesa y cálida. Era la voz de su padre a quien por fin y gracias a Thiago Nicholls se había animado a llamar. Sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Hola papá... —Respondió entre sollozos. Un nudo se había formado en su garganta.

¿Cómo estás amore mio? ¿Estás bien? ¿Te ha pasado algo mi niña? — Le preguntó su padre preocupado.

—Lo estoy papá. Ahora estoy mejor...Te he extrañado tanto, discúlpame por ser tan grosera—. Aria continuó llorando. Ella tenía a su papa con vida y cada momento junto a él lo debía de aprovechar porque nadie sabía que pasará mañana. "...Él no es cualquier persona, es tu padre. Te lo dice un hombre que daría todo en la vida porque el suyo estuviera aquí." Recordó las palabras de Thiago mientras iba junto a él en el carro.

Te juro mi niña, que tú me haces más falta. — Su padre también estaba sollozando —¿De verdad eres tú Aria? — Le preguntó. Aria sonrió.

—Soy yo papá, lo juro.

Aria habló un largo rato con su padre, ambos se pidieron disculpas por las actitudes que habían tenido y por los errores que su padre había cometido con su madre. Arbey prometió viajar muy pronto desde Paraguay para verla de nuevo, ya que por trabajo se encontraba allí hace algunos meses. Al terminar la llamada Aria reprodujo en su celular Radio Ga Ga una canción de Queen, la banda favorita de su padre, que les había dado de herencia a su hermana y a ella desde muy pequeñas. Sentía un sentimiento de plenitud tan grato en esa noche. De nuevo pensó en Thiago, él era el causante de ello, debía de agradecerle por las palabras que le había dicho, gracias a ellas había decidido llamar a su papá. Hacía tiempo que lo había disculpado, solo que temía a que su padre la pudiera ignorar como ella lo había hecho o que se hubiera enojado por hablarle de manera esa manera tan grosera en como lo hizo. Su pecho estaba lleno de sensaciones, pero también sentía un fuerte alivio, como si un peso se hubiera desvanecido de su espalda.

Bailo rítmicamente al compás de la música hasta llegar al closet, la música llenaba su cuerpo. Corrió la puerta, se quitó el vestido que llevaba puesto, lo guardó y luego tomó un pijama. Después se dirigió al baño que quedaba en su cuarto, lavó su rostro con abundante agua, aplicó suero, esperó algunos minutos a que se absorbiera, mientras tanto bailó en el baño y enseguida aplicó una crema hidratante. Salió de allí, tomó su celular que estaba encima de la cama y lo acomodo en la mesita de noche, retiró las sábanas y se acomodó para dormir por lo que apagó la luz de la habitación. Detuvo la música de su celular y como mañana era domingo y no tenía que despertarse temprano, desactivo todas las alarmas. Es así, que se dispuso a dormir.

Había pasado alrededor de diez minutos cuando su celular vibró. Ya se estaba quedando dormida. Le pareció curioso, aunque pensó que era uno de sus amigos o Leiny quien le había escrito. Tomó el celular, lo desbloqueo, y observó que era un numero de celular que no tenía agregado en su lista de contactos. «Es él». Pensó. Abrió el mensaje:

"Tú. La pase muy bien contigo hoy. Descansa."

                                                                          10:58 p.m

Su corazón le falló un latido, y de nuevo estaba ese agujero negro tragándose su pecho. Sonrió. Era él, lo sabía, era Thiago Nicholls. «¿Será que le respondo?» No sabía qué hacer, pensó en algunas respuestas posibles, y escribió otras que inmediatamente borró, pero finalmente decidió no escribirle, se moría por hacerlo, de verdad, pero no le quería dar la importancia suficiente a Thiago, como para que su ego creciera un poco más. Miro el celular y de nuevo le sonrió a la pantalla.

—Descansa Thiago —. Dijo para ella.

Encendió la luz de la habitación, abrió uno de los cajones de la mesita de noche, de allí sacó una libreta pequeña y un lapicero color negro. Miro el papel por algunos momentos y luego comenzó a escribir.


"Había muerto durante algún tiempo,

apagados mis pasos,

apagada mi alma.

Él llegó,

encendió mi cuerpo,

y de nuevo escribí poesía."


Releyó lo que había escrito una y otra vez. Su cuerpo era un fuego caótico que quería danzar por doquier. Él, estaba segura, le había hecho algo. Él había encendido su alma.  


Poema de propia autoria — Bajo el nombre de: Sky Dawn 


► En galería Gigi Hadid



¡He regresado! Muchas gracias por esos mensajes y comentarios que me han dejado, estos me han animado a continuar escribiendo. En una semana nos vemos con un nuevo capítulo. Recuerden comentar y votar porque esto me ayuda mucho.  Cuídense mucho por favor. 

— Sky Dawn.

Solo Ella ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora