Intento número: Quince.
Se levantó de la cama, mareado y doliéndole la cabeza por tenerla tanto tiempo apoyada en la almohada. Estaba cansado y aburrido también. « ¿Qué he hecho mal con ella?» Indagaba, sin obtener respuesta alguna. Había llegado a conocer mujeres difíciles, aunque eso les duraba que, ¿medio día? ¿Un día si acaso? En realidad no era mucho el tiempo. Y con ella ya habían pasado más de tres semanas, donde tan sólo la quería invitar a cenar, ver una película, salir a algún lado o hablar, no le importaba si era una de esas que hablaba hasta por los codos, él la quería escuchar, pero lo único que recibía por su parte era: "No, no y no" como una sinfonía que ya le estaba comenzando a molestar y mucho. « ¿Qué hice mal?» Había intentado todas las maneras posibles para acercarse, se sentía como un acosador, juraba que nunca antes había hecho algo así, de alguna manera ella incitaba a que lo hiciera, es que no podía dejar de verla ni por un día. Estaba cansado, y eso se le podía sumar tres pequeñísimos problemas: Primero, ¡no había tenido sexo en más de tres semanas! Segundo, tenía su ego y seguridad que lo caracterizaban, por el suelo. Tercero y último, ya no aguantaba las constantes burlas de sus amigos.
Fue directo a la cocina a beber café, para ver si eso ayudaba a despejar su mente; nada funcionaba. No entendía el porqué quería seguir insistiéndole para que saliera con él. Al principio pensó que sería fácil llevarla a la cama, después, la situación se torno un "poco difícil", y quería tener un acercamiento con ella, y no funciono. Ahora, por si fuera poco hasta quería pasar tiempo con ella conocerla y también llevársela a la cama. En esas semanas había aprendido varias cosas acerca de Aria, situación que solo había ocurrido con su ex prometida Barbara. Hacía tanto que no se interesaba por una mujer en otro ámbito que no fuera sexual «¿Qué le ocurría con esta mujer?» Lo estaba volviendo loco. Se había metido en su cabeza como un parásito que estaba decidido a quedarse allí metido en su cerebro.
Se dio una ducha, se vistió rápidamente para ir a su encuentro. Hoy era martes, por lo que a ella le tocaba clase de diez de la mañana, y aunque su amiga Leyna le había anotado todos sus horarios, él ya se los sabía de memoria. Estaciono en el campus de la universidad, después tomo asiento en una silla que quedaba en la entrada principal del la facultad de comunicaciones y allí la espero. Miro la hora en su celular, faltaban cinco minutos para las ocho, ya estaba por llegar. Levantó la vista suspirando, y preciso, ella se acercaba en compañía de su amiga. Su corazón se empezó a acelerar y las manos a sudar, parecía un adolescente. Se puso de pie como por obra de magia, posándose a su lado.
—Buenos días, Aria —La saludó.
—Otra vez tú —le dijo ella, con voz aburrida.
—Así es —le sonrió con satisfacción, tratando de que no se diera cuenta que ese comentario le había dolido—. ¿Cómo has amanecido?
Ella se detuvo y lo observó achicando los ojos. En ese breve momento, él la pudo admirar. Llevaba el cabello recogido en una cola alta despeinada, e iba vestida casual. Observo su rostro que estaba sin ningún rastro de maquillaje, «Definitivamente debe de ser un ángel». En su nariz y parte de sus mejillas se lograban divisar unas pequeñas pecas, que la hacían lucir más hermosa. Estaba muy tranquilo contemplándola hasta que llego a sus labios sonrosados, ¡Dios! Deseaba pasar su dedo índice por esa carnosa boca, para después probarla. «Concéntrate Thiago».
—Um —dudó—... Ese interés tuyo no me convence. ¿Qué quieres?
—Me preguntaba si...
—No. —Contestó ella sin dejarlo terminar.
—Pero...
—No, ya te lo dije. —Se marcho con su amiga que lo miraba con lastima.
Respiro profundo. Era mejor que se rindiera por completo, porque no entendía que ella no quería nada con él, ¿Cómo pudo llegar a creer que esta vez si aceptaría? Si ni siquiera lo dejo hablar tan solo se estaba dejando así mismo en ridículo. Camino hasta su auto, no tenía ganas de asistir a ninguna clase y escuchar el "te lo dije" de su mejor amigo. Debió de hacerle caso a su conciencia cuando le dijo que buscará a otra mujer para llevársela a la cama, pero no, ella se le había metido a la cabeza no sabía en que momento y maldita sea le era demasiado difícil sacarla de allí.
Intento número: Quince. FALLIDO.
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Sky Dawn
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Solo Ella ©
RomanceAria y Thiago, son dos personas demasiado diferentes para encajar en el mundo del otro. Ella fuerte físicamente, pero frágil por dentro. Él, duro como una roca y sin miedo a destruir el corazón de cualquier mujer. Algo en común, ambos habían sido en...