Capítulo 28 - "Día de aprendizaje"

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El «glorioso día» estaba cada día más cerca. Sí, en unos días iba a ser esposa de Niall.

Las horas en el palacio, a partir de hoy, serían algo cansadas para el personal.

Desperté gracias al sonido de las cuerdas vocales de mi prometido, quien al parecer hablaba por teléfono.

–Sí... ¡obviamente!... –Escuchaba sus respuestas. –Te esperaba aquí el día de la fiesta... ¿ya está bien?... qué bien. Pronto será la boda... bueno, te esperaré aquí, ya sabes. En tres días es la fiesta... te caerá de lo mejor Lottie... sí, así se llama. Adiós. –Cortó la llamada.

Al verme, rápidamente me abrazó y besó mi mejilla.

– ¿Te desperté? –Me preguntó.

–Algo así. No importa.

–Está bien. –Sonrió. –Hablaba con mi hermano, a quien estuve esperando el día de la fiesta y el muy maldito no vino.

– ¿Cuántos años tiene?, ¿Por qué no vive aquí?, ¿Está casado? ¿Cómo es él? –Ataqué de preguntas.

–Oh, tranquila. Tiene 18. No vive aquí porque quiere dedicarse al arte y mis padres no se lo permitían. No, es el niño de la casa y muy a penas se puede mantener él y pintar sus cuadros. Se parece a mí, aunque yo soy más guapo. –Sonrió egocéntrico. Yo rodeé los ojos. –El salió con el pelo más rubio que yo, mismos ojos azules pero tiene cabello rizado y su cara está llena de pecas.

–Se escucha lindo.

–Sí, pero tu prometido está mejor, la verdad. –Lo dijo algo celoso.

–Entonces, ¿a tu hermano le gusta el arte? ¿La pintura? Y por cierto, ¿cuál es su nombre?

–Vaya, te gusta bombardearme de preguntas. Se llama Edwin y sí, le gusta la pintura. Sus cuadros me inspiran, y no es porque sea mi hermano. Es en realidad bueno.

– ¿Y a ti? ¿Te gusta el arte? –Dije algo ansiosa.

Niall miró hacia la puerta y dudó unos segundos.

–Te lo diré, pero debe ser secreto, ¿entiendes? –asiento con la cabeza. – Verás, como comprenderás, a mis padres, más bien a «mi padre» no le gusta que sus hijos estén involucrados con el arte. Para él es una deshonra para los Horan, ahí el motivo de la independencia de mi hermano. Pero sí, tengo algo que me gusta hacer mucho y nadie lo sabe. –Paró unos instantes. –Me gusta tocar la guitarra.

Después de eso, me guió hacia una puerta, la cual nunca había puesto atención.

El cuarto estaba oscuro, por lo que mi prometido estiró su brazo y presionó suavemente el interruptor. El interior estaba indescriptible. Estaba lleno de instrumentos musicales, pero sobresalían los diferentes tipos de guitarras que se encontraban: desde eléctricas a acústicas, desde oscuras a blancas, de marcas Gibson a Taylor.

La habitación era pequeña pero muy bien habitada. Las paredes eran color beige. Había dos pequeños sillones individuales color café para tocar algún instrumento y conversar.

Entonces una duda apareció en mi cabeza después de tal asombro.

–Niall, si a tu padre no le gusta el arte, ¿cómo es que hiciste para tener este cuarto lleno de arte en música?

–Buena duda, amor. Lo pedí en mi cumpleaños número 17 y como él pensaba que no iba a aprender a siquiera tocar la flauta me instaló todo esto en mi dormitorio. Lo que no sabe es que amo este cuarto. –Me guiñó un ojo y sonrió.

–Entonces... guitarra, ¿eh? –Pregunté.

–Así es. He estado aprendiendo en yo sólo y con ayuda de páginas en Internet en estos años. Puedo decir que puedo enseñarle a alguien si quisiera.

–Y... ¿te gustaría enseñarme a mí? –Pregunté. –Siempre he querido aprender a tocar la guitarra o algún otro instrumento de cuerdas. –Dije tímida.

– ¡Por supuesto! Y yo siempre había querido tener una alumna –Me sonrió orgulloso. –Y qué mejor que mi linda prometida. Entonces, hoy será el mejor día de aprendizaje en tu vida.

– ¿Qué hay de las clases de natación?

–Esas fueron otras clases. Disfruto mejor enseñando cosas que amo hacer.

Dicho eso me invitó a tomar asiento junto a él y tomó un par de guitarras muy hermosas para ser verdad.

Me entregó una guitarra color café claro y él se quedó con una negra marca Gibson. La mía era marca Ibanez y para ser sincera me gustaba más la de Niall.

–Empecemos con lo básico. El círculo de Sol/G. –Me dijo y empezó a decirme sobre posiciones de dedos y ritmos.

Después de treinta minutos mis dedos punzaban y dolían. Miré con dolor a Niall.

–Descuida, con el tiempo te acostumbras.

Estaba de acuerdo, si seguía practicando. Y para ser verdad, amaba cómo se escuchaba el sonido.


Casada Por Obligación |N. H.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora