Capítulo 5 - "Soy su guardaespaldas"

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   –P-Pero... –Empecé a renegar.

   –Nada de peros, Charlotte. Serás la próxima Reyna de Londres, y tendrás que aprender etiqueta.

   –Pero... ¡si a penas hoy acaban de encontrarme! –Repuse.

   –Pero hay que prepararte lo más pronto posible, pues...– No pudo seguir ya que entraron unos, al parecer, estilistas.

   –Su majestad. –Todos ellos hicieron una reverencia a mi abuela. – Su majestad. –Ahora hicieron una a mí, a lo que yo sólo sonreí. – ¿La princesa Charlotte ya está lista?

   –Claro. – Respondió mi abuela.

   –Entonces empecemos.

La verdad no tenía idea de que me iban a hacer, pero sin duda era algo con mi aspecto, pues 6 años en la calle no pasaban en vano.

   –Princesa, ¿por qué tiene el cabello tan maltratado? ¡Y miren esas uñas! – Me dijo uno.

   –Vivía en la calle. –Sólo me limité a contestar eso mientras veía en un gran espejo que me pusieron como me despuntaban mi cabello y me hacían capas.

Después de 1 hora y media, ya mi aspecto estaba algo mejor, tenía el cabello en ondulaciones, ya que por fin me lo habían desenredado y podía ver de qué tipo era mi pelo, y sí, era chino, no del todo, pero chino. También mis uñas ya no tenían tierra y les habían echado una capa transparente que las hacía brillar.

   – ¡Quedó espectacular! – Me dijo otro estilista.

   –Gracias. – Sonreí.

   –Ahora hay que ir con la Reyna! Hay que decirle que su nieta está lista para lo demás.

   – ¿Lo demás? –Pregunté.

   –Sí, ella se lo explicará.

Salieron un momento hacia un lugar desconocido, ya que no observé, y minutos después regresaron con mi abuela.

   – ¡Muy buen trabajo chicos! – Dijo ella.

   –Gracias, su majestad. Hicimos lo que creímos que la hacían verse muy bien.

   –La verdad, ¡se lucieron! –Dijo mi abuela aún maravillada. – Ahora, Charlotte, vamos a tu cuarto.

   –Está bien. –Respondí y la seguí.

Al llegar, quedé anonadada... ¡El cuarto era muy grande y lujoso! Era color morado con detalles negros, lo que hacía verlo hermoso.

   –Bien Charlotte. –Me dijo mi abuela. – Este será tu cuarto desde ahora, cualquier cambio que le quieras hacer, sólo dímelo y se lo hacemos. –Sonrió.

   –Muchas gracias, pero en realidad, amo como se ve actualmente.

   –Entonces todo está perfecto, ahora te mostraré todo lo que tiene. Aquí hay muchas joyas de todos tamaños y colores junto con algunas pequeñas tiaras que te servirán cuando haya eventos y si la quieres usar en día normal, no hay problema. –Siguió mostrándome diferentes partes de la habitación. – Y acá está tu armario, hay muchísimos diferentes vestidos de todos los gustos y colores. Por último. – Se dirigió a una misteriosa puerta que estaba detrás del armario. – Esta será tu puerta secreta; cada cuarto tiene su propio cuarto secreto, y hay todo tipo de cosas adentro. Sólo tienen derecho a entrar tú, tu guardaespaldas y otras personas a las que tú sólo les permitas entrar. Bajo ninguna cosa debe entrar alguien sin tu permiso. –Sonrió. –Ahora te dejaré un momento para que te acoples en tu recámara y explores lo que hay en tu cuarto secreto. En un momento mandaré a tu guardaespaldas que, desde ahora, siempre te acompañará a todos lados y espero que no opongas resistencia. –Sonrió, yo sólo me quede seria sin gusto alguno. –Tranquila, es más o menos de tu edad, o si acaso unos cuantos años mayor. Es hijo de uno de los guardaespaldas de confianza en el castillo, y créeme, el no se irá por cualquier travesura que le hagas, ¡eh! – Mi abuela me había leído la mente, en realidad, pensaba hartarlo hasta que me dejara en paz.

Ella salió y me dejó sola en lo que sería mi cuarto. La curiosidad del el misterioso cuarto me mataba y como rayo fui hacia la puerta a descubrir lo que había adentro.

Me quedé asombrada con todo lo que había; había instrumentos musicales, cuadros y varios estudios. Había un estudio de moda, en el que había espejos y mucha ropa casual. Había otro estudio de arte, en el que había hojas para pintura y obviamente muchas acuarelas de colores. Había otro estudio de música, en el que estaban todos los instrumentos y varios micrófonos. Y por último, había otro estudio de fotografía, con varios fondos de paisajes, texturas y colores. Estaba muy asombrada que ni cuenta me di que estaban tocando la puerta.

   –Princesa...–Dijo una voz desconocida.

   – ¿Sí? – Respondí.

   – ¿Puede salir? Debemos de tener planeado muy bien algunas cosas.

   – ¿Quién es?

   –Soy su guardaespaldas.

Gracias por los votos y leídos. Las amo. x

Casada Por Obligación |N. H.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora