– ¡Mamá! –Dije con gran entusiasmo. – ¿Podemos ir al parque? ¡Anda! Di que sí.
Hoy era mi cumpleaños número 8. Mis padres me habían organizado una pequeña comida en nuestro hogar. Había globos de colores por todas partes y cartelones que decían "Feliz cumpleaños Charlotte" y la temática era de princesa.
La fiesta ya había sido concluida, pero seguían aquí unos amigos de mis padres –rubios, al parecer– y yo no veía el momento en que acabara. Ya quería que todo fuera finalizado para que pudiéramos ir al parque con mi pequeña hermana.
–Ya te dije que estoy ocupada, Lottie. –Me contestó mi madre, quien hablaba con esa señora rubia. – ¿Por qué no vas a jugar con...?
–No. – La corté.
Los señores habían traído consigo a su hijo. Típico niño rico, hijo de mami, mimado, egocéntrico, y si digo todos sus defectos nunca terminaría. Él es mayor que yo, por eso me cae peor. «Irónico.» Ya lo sé. Hasta donde sé, tiene 14 años. Por lo que, creo que lo suponen, sí. Es «insoportable».
Y bien, gracias a la visita de esa familia no iba a poder ir al parque. Imposible no odiar a la bola de güeros.
Mi madre continuó platicando con la señora e incluso se ha de haber olvidado de que cumplo años.
Frustrada me fui a mi cuarto escaleras arriba.
Sin saberlo, ahí se encontraba el chico mimado mirando mis fotografías.
–Disculpa. ¿Qué haces en mi cuarto? –Pregunté lo más seria posible.
Lo sobresalté y se limitó a decir:
–Lo hice porque se me dio la gana, niñita.
«Se atrevió a decirme la palabra con "n"» Para su información, yo siempre había sido la niña más madura de toda la escuela.
No pude replicarle debido a que salió rápidamente de mi habitación. Esto es extraño.
Después de varios segundos decidí encender la televisión y ver Lazy Town. ¡Como amo esa serie! Quisiera tener como novio a aquel chico azulado que hace acrobacias. «¿Qué cosas dices? Tienes 8 años recién cumplidos.»
Después de varios capítulos escuché a mi madre gritarme:
– ¡Lottie! ¿Dónde estás?
Me paré de mi cama y fui en dirección a la puerta para ir escaleras abajo.
–Ya voy, mamá. Estaba en mi cuarto.
Cuando llegué, los señores aún no se iban, pero estaban juntos. «Espero que se vayan pronto».
–Lottie, les comenté a los señores Horan que iríamos al parque y los invité. ¿Qué dices? –Me dijo mi mamá.
«No. No. No. No. »
–Claro. –Respondí algo desanimada. No iba a lograr nada con decirle que no.
Subimos todos rápidamente a nuestra Grand Caravan. A los minutos me empezó a dar hambre.
– ¿Mamá? –Pregunté.
– ¿Sí, amor? –Me reprendió.
– ¿Podemos llegar a una tienda de autoservicio a comprar dulces? –Pregunté algo esperanzada.
–Mmh. Está bien. Sólo porque hoy es tu cumpleaños. – Me dijo sonriendo. –Chris, paremos en aquella tienda de autoservicio. La niña quiere golosinas.
–Claro, linda. –Le contestó a mi mamá.
Amaba que mis padres me contaran su historia de amor. Era tan conmovedora. Algún día me gustaría tener una historia parecida, claro, cuando tenga la edad apropiada.
»Se conocieron en el parque al que nos dirigíamos. En pocas palabras mi abuela, la madre de mi padre, se oponía a que se casara con mi madre, pero después de un tiempo se dio cuenta de lo buena, generosa y bella persona que era, y accedió. Se casaron en una enorme celebración, y para ese entonces yo ya estaba en la pansa de mi mamá a punto de nacer.
–Lottie, te quedas con la familia Horan mientras vamos por los dulces, ¿sí? –Me dijo mi madre al llegar al establecimiento.
Yo sólo asentí con la cabeza y esperé a que regresaran. En el medio de transporte sólo hablaban los señores Horan, puesto que su hijo estaba en su celular.
Él tiene 14 años. Es alto para su edad, con destellos dorados en su cabello y unos hermosos ojos azules. Bueno, no estaba nada mal. Lástima que era muy grande para mí. «¿Qué rayos dices?»
Mis papás regresaron rápidamente con bolsas en la mano.
–Aquí tienes, cariño. –Me dijo mi padre sonriéndome y tendiéndome en la mano paletas y dulces pequeños de mis sabores favoritos.
–Gracias. –Sonreí y lo abracé.
Después de entregarme a mí, les ofreció a los invitados que iban en nuestro vehículo y para ellos y los señores abrieron refrescos sabor Cola.
Por fin nos pusimos en marcha de nuevo y más tarde llegamos finalmente al parque.
Antes de que me subiera al primer juego siquiera, mi mamá me dijo:
–Escúchame, Lottie, ¿ves aquellos columpios de allá? –Apuntó unos juegos a una distancia considerable.
–Sí. –Dije inocentemente y algo extrañada.
–Bueno, eso será lo más lejos que podrás ir, ¿ok? No quiero que te vayas más allá, ¿entendido? –Me dijo algo seria.
–Está bien, mamá. –Sonreí y corrí al primer juego que vi.
Observé que los señores Horan y mis padres se sentaban a platicar con mi pequeña hermana en brazos, mientras su amargado hijo se sentaba cerca tratando de encontrar señal del celular en alguna parte.
30 minutos después me subí a los últimos columpios en los que no podía cruzar más allá y vi que la familia Horan ya se iba. Eso me alegró. «Vaya».
Seguí columpiándome cuando escuché unos gritos y volteé rápidamente hacia mis papás.
Desearía no haberlo hecho.
Unos señores con gafas oscuras y armas le dispararon rápidamente a mi padre, y por consiguiente, a mi mamá.
Las lágrimas rápidamente empezaron a brotar y corrí rápidamente hacia ellos.
Observé que sólo habían dejado con vida a Emily y cuando iba hacia ella sentí un golpe en la cabeza. Mis ojos se nublaron y no pude ver más.
Ø Ø Ø Ø Ø
Me desperté y me dolía la cabeza demasiado. Miré a mí alrededor y tratar de recordar lo que había pasado hacía que me doliera más y más la cabeza.
Ante mis ojos tenía una banca. Al parecer estaba en el parque. Columpios de colores, bancas color azul y muchos niños por doquier. Supongo éste sería mi nuevo hogar si no recordaba nada.
Observé a mi hermana pequeña, quien tenía poco de nacida y me puse a pensar en qué hacer para poder ganar dinero y darle dinero a mi hermanita. Seguro alguien necesitaría que le ayudara con bolsas de supermercado.
Haría cualquier cosa para salir adelante aunque no recordara nada.
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Casada Por Obligación |N. H.|
FanficLa vida de Charlotte Rose Mary podría ser mala, pero era algo feliz debido a su acompañante, su hermana menor Emily Mary. Tras el repentino abandono de sus padres, Charlotte empieza a tener responsabilidades a los 8 años de edad para no morir p...