Dieciseis

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Por favor, solo fijaos en el vestido. No en la cara de la modelo. El diseñador es Paolo Sebastian, por si alguien quería saberlo. 

Unas cuantas horas después y un montón de retoques en todos lados... Estoy llevando el vestido más precioso que jamás he visto en mi vida. Realmente me siento como supongo que una diosa se sentiría. Poderosa. La tela es muy suave y tiene un montón de piedras preciosas distribuidas. El recogido de mi cabeza es espectacular. Tengo todo el pelo recogido en una corona de trenzas y sobre de entre el pelo parece que me sale el tocado que imita a una corona de hielo. Es asombroso. El maquillaje es sutil dado que mi piel está siempre bastante bien, aunque sí que es verdad que se han tomado su tiempo resultando mis ojos. Incluso me han dado toques de lila y azul muy oscuro... con purpurina y esas incómodas pestañas postizas. Ahora el color es más intenso. Los labios con los que realmente menos han tocado, están rosados y naturales como siempre. 

- ¡Estás fabulosa!- exclama una del equipo mientras da unas palmadas de aprobación. 

No sé si me alegro cuando encontramos a Oceanus en el nivel inferior del Centro de Renovación. Está lleno de caballos. Los nuestros son rubios. Un color bastante bonito, aunque tengo envidia de los caballos blancos de otro de los distritos. Oceanus va mucho más destapado que yo. Lleva todo su bronceado pecho al aire y tan solo lleva unos pantalones que parecen ir a juego con mi traje. Aunque también lleva una especie de corona de hielo que sale entre sus negro mechones de pelo. Es guapo, pero cuando subo la mirada para encontrarme con sus ojos recibo una gran mirada hostil que no puedo ignorar. Está claro que eso de ser aliados no va a ser nuestra táctica. Oceanus tiene un estilista de los más extravagante, el hombre tiene el pelo verde y parece ser que se ha echo más cirugía que ningún otro estilista. La forma de su cabeza roza lo anormal. 

Nos quedamos el uno junto al otro mientras recibimos aun más toques de maquillaje y consejos. Sonríe todo el rato. Me dicen una y otra vez. La pobre Annie está a pocos metros de nosotros reviviendo de nuevo todo lo que pasó ella. Sinceramente no espero que diga nada, con estar aquí con nosotros ya tengo más que suficiente. 

Tan solo somos los cuartos en salir, por lo que después de que empiece la música no tenemos que esperar mucho tiempo antes de partir subidos en nuestro carro. No hay mucho espacio dentro del carro para alejarse de Oceanus, pero aun así trato de mantener la mayor distancia. 

- Recuerda que vas vestida de diosa del mar- me recuerda Crénada antes de que los caballos comiencen a cabalgar hacia la ciudad. 

La gente sigue gritando, vitoreando y silbando cuando salimos del gigantesco establo. Es como si hubiesen estallado de alegría. He de recordar que la gente me está mirando. Están dispuestas a apostar por mi, a ayudarme dentro de la arena. Pero necesito darles razones para hacerlo. Esta es la primera fase. Necesito demostrarles que incluso sin hablar puedo ser una apuesta segura. Levanto la cabeza y pongo esa mirada que tanto le gusta a la gente. Esa que la gente usa cuando se sienten en la cima del mundo... 

Una pantalla de televisión muestra mi aspecto y confirmo mis sospechas. Estoy increíble, realmente parezco confiada y... poderosa. Realmente parece que llevo una corona de hielo sobre la cabeza, es como si realmente fuese una persona a la que temer, más que respetar. 

La gente tira flores al paso de las carrozas. Blancas, rojas, amarillas... hay flores de todos los colores. Llegamos al Circulo de la Ciudad y los caballos paran de caminar muy obedientemente. Si son los mismos caballos que todos los años tendrán el recorrido más que memorizado. Esperamos a que lleguen los carros de los demás distritos y la música termina. Se da paso al presidente Snow, con esa mirada que me produce repulsión y el pelo completamente blanco como la nieve. Nos da la bienvenida oficial como todos los años, como si nos agradeciese el estar ahí para morir. En las pantallas se van cambiando a las caras de los diferentes tributos, sigo saliendo espléndida e incluso vuelvo a asombrarme cuando me veo. Cuando suena el himno nacional la cámara se enfoca en cada carro una ultima vez antes de desaparecer en el Centro de Entrenamiento. 






73º Juegos del Hambre (Todos los libros) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora