Cincuenta y uno

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Uno a uno vamos recorriendo los Distritos. Por supuesto como siempre nos saltamos el Distrito del que proviene el vencedor que se deja para el final y se celebra una gran fiesta. 

Pasamos el tiempo justo y necesario en el tren. Pero siempre se repiten las mismas actividades. Me despiertan, me preparan. Discursos, himno, cena, saludar gente... 

Me despierto todas las noches sudando y ahogada en el terror. Doy vueltas por la habitación hasta que me vuelvo a quedar dormir para tan solo volver a despertarme de nuevo con pesadillas. 

Finnick y yo hablamos un poco más de mis Juegos. Según él tal vez debo hablar con alguien sobre ellos. Le confieso todo... totalmente todas las cosas no me dejo nada. Es como el hermano mayor que nunca he tenido... pero sin querer entrometerse a la fuerza o echarme la bronca. Después de esto pasamos el tiempo libre jugando a las cartas y apostando con unas chuches de colores que están completamente hechas de azúcar. 

Ni siquiera sé que hacer después de ver a la familia de Selver, él estaba confiado de ganar y sin embargo... Nada. 

Para la llegada al Capitolio y la primera entrevista con Caesar Flickerman, Crénada ha diseñado un conjunto de falda con cola y un top. Falda negra, muy corta por delante y larga por detrás, como ha marcado ella mi estilo, y la parte de arriba blanca. También llevo unos bonitos zapatos de tacón negros con tiras. 

- ¡Paso!- avisa Finnick mientras entra en mi compartimento. Él también va vestido de forma más especial.- ¡Vaya!- dice abriendo los ojos de par en par.- ¡Estás diferente! ¿Cuántos años dices que tienes...?- pregunta entre risas mientras me hace girar. 

- No tiene gracia- digo aparentando estar disgustada.- Parezco una... 

- Amante. Lo sé- dice mientras deja de darme vueltas. 

- Exacto, Finnick. 

- No pasa nada. Acabarás aprendiendo a vivir con ello- dice apenado. Claramente no está funcionando para él porque no se ha casado con Annie. 

- Es por eso por lo que no te has casado, ¿verdad?- le pregunto mientras caminamos por los pasillos del tren con su brazo protector sobre mis hombros. 

- Si eres su amante no querrán que te cases. Ellos quieren creer que cada uno de ellos es especial... Tienes que hacer que se crean que solo hay lugar para ellos en tu corazón, aunque sea mentira. A Snow no le gustaría ver a uno de los amantes del Capitolio casándose y formando una familia. Los usaría en tu contra... el amor es peligroso a veces- explica pacientemente. 

- Entonces no voy a poder casarme...- digo apenada. 

- Posiblemente sea lo mejor para le seguridad de aquellos que quieres...- comenta avergonzado. No es su culpa, por supuesto, pero lo siente así porque es él quien tiene que contarme todo esto.

- Hay más aparte de ti, ¿verdad?- insinúo en un susurro mientras me acerco más para que lo oiga. 

- Sí. Todos solemos recibir regalos por parte de esas personas... Snow es quien decide con quien y cuando...

Me separo de él y hago una mueca de asco. Enseguida me recupero y busco otra cosa que preguntar. 

- ¿Te pagan dinero?- pregunto en confidencia. 

- Bueno... algunos sí. Otros te hacen regalos inesperados: ropa, muebles, joyas... cosas así. Pero a mí me pagan con otra cosa...- dice seriamente. 

- ¿Con qué?- pregunto sin imaginarme qué podrá ser. 

- Secretos. Pido a cambio los más jugosos secretos del Capitolio...- dice susurrándome en el oído. 

Después de eso realizo la entrevista con Caesar y volvemos otra vez a hablar sobre los Juegos. Donde él hace un montón de preguntas. Después de la entrevista me preparan de nuevo en el Centro de Entrenamiento. Sigo teniendo la misma habitación que hace unos meses... horrible. 

Habíamos grabado hace poco el reportaje de mi talento en uno de los vagones. Habían colocado un gran piano de cola negro que ocupaba gran parte del vagón. Me dejaron unos minutos para practicar con él. Me dieron una partitura. Antes de tocar me hicieron una pequeña entrevista sobre mi talento y conté un poco cómo había aprendido a tocar el piano. 

- Me enseñó una amiga de mis padres- mentí. Supuestamente entrenar antes de los Juegos para ser profesionales está prohibido, así que traté de encubrirlo sin decir que mis padres pagaban a esa gente para entrenarme. 

Cuando terminamos la entrevista sobre mi talento toqué la canción que me habían dado. Hay vencedores que bailan, cantan, cosen, cocinan, hacen jardinería... o les gusta la decoración. Yo a parte de esto solo sé buscar perlas y bailo bien en pareja. Nada especial. 

Después de esto me vuelven a cambiar en el centro de entrenamiento para prepararme para la cena en la mansión de Snow. Me vuelven a bañar y se esmeran más que nunca en dejarme perfecta. 

- Todo esto es porque tienes que estar perfecta- dice una de las mujeres.- Todo el mundo va a querer bailar contigo... Van a querer estar a tu lado y hacerse muchas fotos... 

73º Juegos del Hambre (Todos los libros) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora