Ochenta y tres

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A la hora del desayuno tampoco aparece Katniss, pero en nuestros horarios aparece que tenemos "Mando" después del desayuno. Gale y yo caminamos, como siempre, juntos por los pasillos del trece. Es como si estar en el mismo compartimento nos hubiese convertido en una misma persona. Vamos juntos a casi todos lados y casi siempre nos necesitan a los dos. Somos como un pack. 

- ¡Haymitch!- exclamo cuando entramos en la sala de mando. Camino hacia él y lo abrazo. El hombre se merece en realidad mucho más por haberme sacado del Capitolio cuando se huyó junto con Plutarch. Al menos tuvo la piedad de no dejarme atrás para morir... o ser torturada por el Capitolio.- ¿Qué tal estás?- le pregunto mientras me separo.- Me dijeron que estabas desintoxicándote. 

- Así era. Ahora estoy bien- dice dándome un apretón en el brazo. Brete también está aquí. La presidenta Coin. Effie. Boggs. Plutarch.- Sentaos los dos por allí- dice señalándonos unos asientos junto a Boggs. 

Gale camina hacia mi apoya una mano en mi hombro y me guía hasta las sillas colocadas alrededor de la mesa. Katniss entra en la sala y se queda paralizada unos segundos. Haymitch nos da la bienvenida a todos y nos agradece el haber venido. Haymitch enseña una grabación de Katniss. Una propo, al parecer. La pobre no sabe actuar muy bien... no es muy creíble su grito de guerra. Me convenzo a mi misma de que es muy difícil hacer las cosas bien cuando uno está bajo tanta presión. Yo seguramente no lo haría mucho mejor. Sin tener en cuenta que ni en un millón de años yo podría guiar una rebelión. Ni de coña. 

- De acuerdo- dice Haymitch cuando acaba.- ¿Alguien está dispuesto a afirmar que esto nos va a servir para ganar la guerra?- Nadie levanta la mano y yo juego con mi anillo.- Eso nos ahorra tiempo. Bueno, vamos a guardar silencio un minuto. Quiero que todos penséis en un momento en el que Katniss Everdeen os conmoviera. No cuando envidiabais su peinado, ni cuando su vestido ardió, ni cuando disparó medio bien con un arco. No cuando Peeta hacía que os gustara. Quiero oir un momento en el que ella como persona os hiciera sentir algo real. 

Todo el mundo guarda un momento de silencio. ¿Realmente estaba atendiendo yo a los Juegos de Katniss? No. Yo estaba muy ocupada acostándome con los lacayos de Snow como para enterarme de lo que hacía esta chica para levantar a todos los Distritos en contra del Capitolio. Pero al parecer esta gente sí que prestaba atención y un montón de cosas son apuntadas en la pantalla táctil de la sala de mando. 

- Cuando intentaste cargar con Mags- digo yo. Es lo único que casi puedo recordar. 

- Entonces esta es la pregunta: ¿qué tienen todos estos acontecimientos en común?

- Que nadie le dijo que hacer- responde Gale en voz baja.

- Sin guión. ¡Sí!- exclama Beetee.- A lo mejor solo deberíamos de dejarla tranquila. 

- Y lavarle la cara. Es una niña, parece que tiene treinta y cinco- dice Boogs. Eso parece gustarle a Katniss porque sonríe de verdad. 

- El margen para la espontaneidad, obviamente, no se da bajo tierra. Así que estás subieron que... ¿la lancemos al combate?- pregunta Plutarch. 

- No puedo mandar a un civil sin preparación alguna al campo de batalla solo para impresionar. Esto no es el Capitolio- comenta la presidenta Coin juntando las manos delante sobre la mesa. 

- ¡Eso es justo lo que estoy sugiriendo!- exclama Haymitch.- Que se le ponga en el campo de batalla. 

- No- salata Coin.- No podemos protegerla. 

- Tiene que salir de ella. Eso es lo que emociona a la gente. Queréis un símbolo de la revolución. No se le puede dirigir. Creedme lo sé- explica Haymitch. 

- A lo mejor hay algún lugar que sea menos peligroso...- ofrece Plutarch. 

- El Distrito ocho. Informaron de bombardeos la semana pasada- dice Beetee.- Ya no quedan objetivos militares. 

- No garantizamos tu seguridad- advierte Coin. 

- Nunca podréis garantizar mi seguridad- la corta Katniss.- Quiero ir. 

- ¿Y si te matan?- pregunta Coin. Giro mi cabeza de nuevo para mirar a Katniss. 

- Pues, aseguraos de grabarlo- responde. 

Después de eso no se pierde el tiempo en nada más. A Gale y a mi nos entregan unos uniformes de soldado. Pantalones negros, chaqueta negra, botas de combate... todo el equipo. A Gale le entregan su nueva ballesta y a mi un montón de cinturones con cuchillos. Cuando llegamos a la División Aerotransportadora, donde guardan todos los aerodeslizadores y un montón de misiles, Effie comienza a revisarnos. 

- Venid aquí, chicos- dice llamándonos desde la rampa del aerodeslizador. 

Effie comienza a revisar nuestra ropa como si fuésemos a pasearnos por ahí. Ella revisa mi pelo y mi cara. Pero no puede decir que hay nada malo con todo eso. Tengo el pelo muy suave, al igual que la cara. Nada que objetar. Lo mismo pasa con Gale. Está tan guapo como siempre. 

- Listo para salir en pantalla- le dice Effie satisfecha. 

73º Juegos del Hambre (Todos los libros) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora