Capítulo 23: ¿Paz o guerra?

597 36 12
                                    



Sombra cenaba los peces que había pescado en el lago mientras Bilbo y Leah pensaban qué hacer. La druida se encontraba tumbada entre las piernas del castaño tapada con el abrigo azul de éste. Él apoyaba su barbilla en el hombro de ella y sus dedos dibujaban círculos con suavidad en su vientre. 

-Por cierto... ¿qué pasa con Thorin? –preguntó él tímidamente.

-¿A qué te refieres?-preguntó ella, cerrando los ojos.

-Pensé que estabas... enamorada de él. –titubeó el mediano.

-Puede que realmente no lo estuviera... empaticé demasiado y me equivoqué. –explicó ella, encogiéndose de hombros.- Sólo he sido estúpida, nada más.

-No eres estúpida. -Bilbo la miró frunciendo el ceño.

-Sí, sí lo soy... Que me haya dejado llevar hasta... -no se atrevió a decirlo, se mordió el labio y continuó.- sólo por empatía no es propio de alguien inteligente.-suspiró con pesadez al terminar.- Tú me has ayudado mucho...

-¿Ah, sí? -preguntó abrazándola un poco más fuerte. 

-Todo este mes has estado a mi lado. –respondió pensativa mirándole de reojo.- Bueno, no... desde hace mucho tiempo has estado ahí y me duele no haberme dado cuenta. Cuando murió Togo me intentaste distraer en Rivendel, a pesar de mi incomodidad en ese lugar. Luchamos juntos para defender a Thorin de Azog. Me buscaste cuando nos encontramos con Darya... Y fuiste el único que me acompañó tras matar a Smaug para enterrarla. –sonrió con tristeza al recordar esos momentos.- Siempre has estado ahí.

-Tú me has defendido en muchas ocasiones también. -apretó los brazos brevemente para estrecharla más contra él.

-No me gustaba que te pusieran en peligro ni te subestimaran... -susurró entrecerrando los ojos mientras recordaba el momento en que lo mandaron a liberar a los ponis de los trols, o cuando estuvo a punto de marcharse tras el combate de los gigantes de piedra.- Me asusté al salir de la cueva de los trasgos y ver que no estabas...

-Bueno... pude salir. -Leah pudo notar que él se ponía nervioso al recordar ese momento. Carraspeó incómodo por no querer contarle que tenía un anillo que lo hacía desaparecer y aflojó el abrazo.- Yo también llegué a creer que no volvería a verte cuando te metiste en la boca de Smaug...

Ella giró la cabeza y depositó un suave beso en su mejilla, acariciándola después con la nariz.

-Tengo un buen motivo para seguir con vida.-abrió los ojos, encontrándose con los verdes ojos de él.- Los enanos han recuperado su hogar... ahora me toca a mí descubrir el mío.

-Ya te dije dónde podías quedarte... –ella sonrió con ternura al escucharle y acarició su nariz con la suya- Ellos lo han recuperado gracias a ti, te has preocupado porque cada uno siguiera con vida.

-Supongo que creía que no tenía nada que perder si moría, por eso me preocupé tanto por vosotros. –dijo con una triste sonrisa, llevándose una ceñuda mirada del castaño.- Ya sabes, Kaldrassil, Togo... perdí todo eso.

-Pero a nosotros nos importas. -susurró el mediano seriamente.

-No pluralices, Bilbo. -ella apartó la mirada de él y suspiró.- Más de una vez he pensado que Gandalf me eligió sólo por lo que soy. Sabía mi pasado y lo utilizó para que no me pensase demasiado el venir hasta aquí. Puede que con Fili y Kili haya congeniado bastante, aparte de la cercanía que haya tenido con Thorin, y tú... has sido muy amable conmigo desde el momento en que nos conocimos. -el mediando guardó silencio y esperó a que continuara.- La mayoría de enanos me temían, notaba su tensión cada vez que estaba cerca y, una vez muerto el dragón, todos teníais vuestra vida hecha. Ellos aquí, en esta montaña, y tú en la Comarca. -apoyó la cabeza en el pecho de Bilbo. Él entrecerró los ojos entendiendo cómo se sentía.- Si lo pienso, es normal que me temieran... ¿una mujer que se transforma en un animal enorme y sus ojos cambian de color? Muy normal en una raza cuya existencia es conocida sólo para unos pocos seres de este mundo no era. 

El Hobbit: La gran aventura de LeahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora