Capítulo 28: Respuestas

373 25 0
                                    


Sombra voló velozmente hacia Érebor, pues quería llegar lo antes posible para dejar a los dos enanos y volver a ayudar a su compañera. No le gustaba tener que obedecerla en eso, no cuando fue capaz de sentir el miedo que ella tenía al notar la presencia de ese otro druida cerca, pero entendía que lo prioritario era llevarlos hasta la montaña. Ya no le importaba volar de día o de noche, no le importaba el cansancio que generase, ni lo fuerte que se agarrasen Dis y Kili a él. Tenía que darse prisa y llegar a tiempo.

*********// En Érebor, un día antes\\*********

A pesar de que Thranduil volvió a su bosque a la mañana siguiente, después de que Leah se marchara y él hablase con Bilbo, éste se sentía muy inquieto. No dejaba de darle vueltas al tema de si era adecuado hacerle caso al rey elfo, contarle lo sucedido a ella o simplemente desaparecer. Comprendía a la perfección su postura como padre, pero él se sentía realmente incapaz de hacerle eso a la druida que amaba, ya no sólo por ella, si no también por él mismo.

Suspiró desanimado, recordando todo lo que habían pasado. No podía hacerle más daño, pero hablaría con ella, asegurarse de que no se arrepentiría de cuando el tiempo, algo inevitable, se lo llevase.

"Es la mejor opción" pensó mirando las estrellas, sentado junto a la tumba de Darya. Apretó con fuerza el colmillo de Togo, deseando que Leah volviera cuanto antes, preguntándose si ella le echará en falta tanto como él.

**********// En las Montañas Azules, actualmente\\**********

Leah observó más detenidamente a Dyrian, aunque la distancia que ya había recorrido Sombra le empezaba a causar ansiedad. Él iba vestido con ropa de cuero de color marrón y un gran abrigo negro y desabrochado cubría su cuerpo.

-Parece que no te alegras mucho de verme... -sonrió ladinamente el moreno, mirándola con interés.- Por cierto, bonito dragón has domesticado. ¿De dónde lo has sacado?

-No es asunto tuyo. –respondió mordaz la pelirroja, apretando los puños. Se giró hacia él y lo encaró, intentando respirar con normalidad, aunque su inquietud, miedo y presión le impedían hacerlo.- ¿Por qué me atacó tu pantera en el Bosque Negro?

-Podría responderte del mismo modo que tú, pero... voy a ser más flexible. –se encogió de hombros, riendo con suavidad y dio un paso hacia ella, provocando que ella retrocediese.- Supuse que tu ayuda sería muy útil para los enanos... ya sabes, Smaug, por eso quise quitarte de en medio.

-¿Qué sabías tú de Smaug y los enanos? –replicó desconcertada.

- ¿Te suena el nombre de Azog? –preguntó él, aunque el gesto de la druida ya le contestó, pues frunció el ceño y apretó los dientes al recordar al pálido orco.- Era de esperar que el grandioso Thorin Escudo de Roble quisiera recuperar algún día su montaña, y poco después me sorprendí cuando uno de sus súbditos logró escapar y mencionó a una pequeña guerrera pelirroja montada a lomos de un enorme lobo que los acompañaba y protegía. –se acercó al borde del precipicio, mirando al oeste.- Desde entonces me aventuré a vigilar de lejos a la compañía enana para comprobar que esa pequeña guerrera eras tú. ¡Y acerté! –sus ojos se tornaron maliciosos y la miraron.- Nunca pensé que nadie sobreviviría al ataque de Smaug.

Los temores de Leah se hicieron aún más intensos al recordar la breve conversación con el dragón. Tragó saliva al oír en su cabeza "Sólo alguien con un alma más oscura que la mía podía disfrutar de aquella destrucción."

-¿Tú... tú mandaste a Smaug destrozar nuestro bosque? –preguntó con voz temblorosa. Él asintió tras girar lentamente la cabeza hacia ella.- ¿Por qué?

El Hobbit: La gran aventura de LeahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora