Escapar

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El miedo se apodero de mí, sostuve la banda de mi mochila con fuerza. Podía sentirme pequeño y débil junto a todas estas personas que me rodeaban. Él tenía una sonrisa con la que me torturaba y me observaba a los ojos, divirtiéndose que mis ganas de llorar. Fruncí el ceño. Rápidamente me gire y azote mi mano en el escritorio.

-¡Eso es mentira!- todos me miraron sorprendidos -Usted no es nadie para decirme que debo servirle a alguien, ¡no soy un "Ser"! ¡¡Nunca he tenido algo anormal!- apretaba mis parpados mientras gritaba. Los abrí al notar la lágrima que bajaba por mi mejilla. El hombre canoso se sorprendió por un momento para luego quitar su expresión y les dio una señal a los guardias, los cuales volvieron a sujetarme de ambos brazos.

-Te hicimos unas pruebas ayer mientras estabas inconsciente, maravillosamente estábamos a punto de olvidarnos de tu existencia. Ahora está a tu cargo- se dirigió al otro hombre que estaba detrás mío -Llévatelo y hagan el enlace, es peligroso que este suelto-

-Si... Señor- me estremecí al escuchar su grave voz, baje la mirada y observe el escritorio sin realmente ponerle atención me sentí extraño.

Los guardias me obligaron a caminar y salimos de la habitación. Iba detrás de ese hombre, llevaba traje y las manos en los bolsillos, su cabello estaba corto de la nuca, de frente tenía unos mechones tocando su frente, tal vez era unos años mayor que yo. Al tenerlo cerca, sentía una rara sensación de querer ocultarme. Observe las paredes y el piso, todo el pasillo estaba tapizado de colores oscuros, era tan largo y tan vacío que comencé a pensar que nunca terminaría. Se detuvo y presiono el botón del elevador, las puertas de metal se abrieron y pude ver la única luz que iluminaba el lugar, la luz del sol y el cielo que salían por el cristal del elevador presenciando tan linda vista que mis ojos brillaron por un leve momento.

-Tengo...- no sé porque me atreví a hablar -Tengo que ir por unas cosas a mi casa- nadie siquiera me miro, me metieron a empujones dentro del elevador. Sentía los dedos del grandote presionar con más fuerza mi brazo. -Tengo que ir por unas cosas a mi casa- repetí con más fuerza pero de nuevo sucedió lo mismo. Me mantuve el resto del encuentro en el elevador en silencio, viendo los números de elevador llegar al primer piso. -¿No me escucha?- le pregunte directamente a él. Las puertas del elevador se abrieron. Se dio la vuelta ligeramente, me observo ahora sin ninguna sonrisa, de la manera más fría y seria, como si no fuera nada importante. No me dijo nada y salió del elevador.

Fruncí el ceño, me obligaron a salir del cubículo. Fuera, estaba rodeado por todas las personas que estaban en la recepción, gente importante que iba de un lado a otro, la luz del sol brillaba y golpeaba todos los cristales de los que hecho este edificio, se veía con tanta claridad, el lugar era blanco, plateado y con sillones por todos lados de piel negra, más las mujeres recepcionistas de vestidos ajustados y cabello recogido.

Estaba atento observando todo a mí alrededor cuando entonces mi cabeza comenzó a doler de nuevo, tanto que saque un quejido, cerré mis ojos y trate de detenerme, pero me seguían teniendo sujeto. Deje de seguir sus pasos, me quede quieto, tensando mi cuerpo por el dolor.

-Qui-quiero...- volví a hablar -¡Quiero ir a mi casa!- vi que él se detuvo cerca de la recepcionista ella le entrego un maletín. Después se acercó a mí, abrió ese maletín y saco de ahí unas esposas, pero estas eran diferentes, eran unas cosas que brillaba, las había visto antes en las noticias cuando sacaban a algunos seres. Me las iba a poner, pero mientras veía como cada vez se acercaba con esas cosas mi dolor de cabeza aumentaba más. Encarceló una mis muñecas con esa cosa, apenas sentí ese pequeño movimiento por el dolor tan grande de mi cabeza, y mi respiración estaba tan agitada que ahí ya no supe que más sucedió. No estaba seguro. No pude decir que tenía un control de mis movimientos. Cerré mis ojos.

Seres (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora