Anuncios

671 81 2
                                    

Termine de lavar la última prenda, era tarde y ya habían apagado las luces de los pasillos. Puse a secar todo el canasto que llevaba y termine de recoger las cosas para poder irme a dormir. Ya me la había pasado trabajando hasta el cansancio. Entre los quehaceres y el entrenamiento apenas y me quedaban fuerzas para mantenerme despierto en los almuerzos. Esperaba no caerme con la oscuridad porque lo más probable es que me quedaría ahí dormido y no soportaría el dolor de espalda del día siguiente.

Llegue a salvo hasta el cuarto y busque mi litera. No había pasado nada especial desde que se resolvió lo del accidente con el presidente. Nada más que Evan se esmeraba en no dejarme un solo tiempo libre sin tener que soportar impulsivos entrenamientos. En parte podía agradecérselo, trabajar tanto me hacía olvidarme de lo que había visto en esos laboratorios y estar tan casado a la hora de dormir disminuía las pesadillas que había comenzado a tener. No le comente nada a nadie de lo que vi ahí, primero quería que Evan me respondiera pero siempre que buscaba la oportunidad para que me contestara el simplemente me lanzaba más pilas de ejercicios.

También hacia que no me diera mucho tiempo para hablar con Eriel, con quien aún no estaba seguro de que hacer. Almorzábamos juntos pero también con los gemelos, Bryan de vez en cuando se sentaba conmigo, pero solo cuando ellos no estaban, ya me había dicho que era porque le molestaba Eriel y con Jacob no iban a parar de pelear.

En la mañana, el sonido de Paredes golpeando la puerta para despertarnos no se hizo de esperar. Siempre tenía problemas en esos momentos y por más que quisiera saltarme el almuerzo para dormir un poco más me quedaría sin fuerzas para el entrenamiento y Evan acabaría conmigo fácilmente.

En el desayuno escuchaba las constantes quejas de Jacob sobre lo mal que le caía Bryan y lo mucho que extrañaba los videojuegos, aquí no había mucho para entretenerse más que los quehaceres y algunos juguetitos que podíamos colarnos por ahí, como un cubo de rubik, una pelota, o una cuerda, las cuerdas siempre eran las mejores.

Me mantenía enfocado comiendo la sopa especial de hongo de la cocinera, al menos ella no me quitaba la sopa. Todo estaba tan lleno de ruido que faltaba poco para que el sargento nos gritara que nos callásemos. Los niños eran las principales fuentes de los gritos. No les gustaba estar aquí y se hacían los rebeldes con los cuidadores. El niño que se había quedado encerrado conmigo en el cuarto de restricción se colaba de vez en cuando a la lavandería a ayudarme un poco con los uniformes. Su nombre es Jamie y tenía nueve, cuando lo vi pensé que tendría unos seis o cinco. Olvidaba que nosotros éramos mucho más jóvenes de lo que aparentábamos.

Inconscientemente mire la mesa de los niños observando a Jamie arrebatarle un ramo de uvas a Matt y comenzando una discusión de miradas. Eran adorables. Comencé a beber un poco de leche cuando sentí a Eriel sujetar mi mano por debajo de la mesa, no me lo esperaba y estaba a punto de escupir el líquido. Jacob seguía perdido en su plática y Connor se mantenía tecleando una calculadora (otro juego perfecto).

Me daba pánico que alguien nos observara y me alegre que esta vez haya decidido sentarme dando la espalda a la pared. Sentía la sonrisa de satisfacción Eriel mientras hacía más fuerte el agarre. Tuve ganas de golpearlo pero no me sentía capaz de separar mi mano de la suya.

Sentí como la sangre se me subía a la cabeza y faltaba poco para que comenzara a morir de la vergüenza. Estuvimos así hasta que termino el desayuno. Cuando él fue el primero en separar su mano de la mía salí corriendo del comedor a alistarme para el entrenamiento.

Hace varias semanas que Evan le había dicho a Paredes que iba a entrenarme el solo en el gimnasio y luego Paredes le comenzó a dar una larga lista de mis cualidades, que soy lento, que soy débil, que tengo problemas para seguir la autoridad, entre otras cosas.



Seres (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora