Dos labios, en uno solo

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Sin pensarlo me subí al auto. Sinceramente no se que auto es tiene solo dos asientos, es azul y es muy moderno.

¡Ay Dios estoy en su auto! Volteo un poco y veo a Luis Volker y Claudia en la esquina de la panadería.

— Que raro. —susurré.

No me importa porque Sebastian ya avanzó.
Estoy mirando las calles por la ventana, esta oscuro y ahora me doy cuenta que no conozco muy bien por donde vivo.

— Sofia, ¿te gusta el electro?

— Depende.

— ¿Qué cosa?

— Solo me gustan algunas, no me sé sus nombres.

— Esta bien, ojalá te guste está.

Puso sus manos en el moderno computador y puso Runaway.

¡I wanna run away!

Dijimos al mismo tiempo.

¡Ja ja ja!

Ese momento me pareció mágico.
Nos miramos al mismo tiempo y sonreímos.

— Ja ja entonces, ¿esa si te gusta?

— Pues si.

— ¡Carajo! Tráfico. —dijo golpeando el volante.

— ¿A dónde me llevarás?

Se acercó a mí, me puse muy nerviosa. Sus labios estaban frente a los míos.

— Disculpa subiré la ventana por aquí es peligroso.

No me jodas.

— Ah... si esta bien. —me puse roja. Y creo que él lo notó. —¿Por dónde estamos?

Se quedó mirando el frente.

Ahora que lo pienso ¿Qué hacía yo en el auto de una persona que ni conozco? ¿Dónde estoy? ¿Y si me viola? Hmm eso seria bueno.

Sonrío.

- ¿En que piensas? —preguntó.

¡Piensa en algo! Ni modo que le diga que estaba pensando que...

— En el lugar al que iremos.

— ¿Estas nerviosa? —me miró fijamente con sus verdes ojos.

— No nada.

— ¿Segura?

— Si.

— Pues ya llegamos. —miró hacía el frente.

Veo el mar es tan hermoso, adoro la noche y las estrellas se divisan mejor sin la luz de la ciudad.

— ¿Me trajiste al mar?

— ¿Eres tontita o que? Mira.

Señaló una mansión.

— Es mi casa, ¿te gusta?

— Que chiquita es. —dije con sarcasmo.

— Ja ja ja lo sé.

— Y... ¿Qué haremos?

— Pues entrar.

«entrar» «entrar» «entrar»

— No me dañaras ¿verdad? — pregunté en tono gracioso.

— No aún, no —se rió.

Aún no.

Abrió la puerta de su auto y salió.

Yo me quedé sentada sin saber que hacer.

Él fue en camino a mi lado. Me puse un poco nerviosa. Pero no.
Siguió caminando.

Y Me Desnudé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora