Una clase de persona.

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— ¿Avan? —dije con extrañeza.

Me pareció un nombre muy ¿"exótico"?

—  Si. 

— El nombre es muy bonito. Diría que tu mamá les puso nombres parecidos. Es decir, Adam - Avan. ¿Curioso no? ¿Y qué tal si...—Adam me interrumpió. 

— No Sofia. Él no existe, al menos no para mí. —Adam bajó la mirada y siguió bajando las escaleras, yo me quedé en la misma posición. Sentí que debía lograr algo. Pero fue inútil.

Las terminé de bajar y lo encontré sentado en el suelo, con la espalda en la pared, cabizbajo, deprimido.

 —  Lo lamento, en serio. No quise despertar todos esos sentimientos y emociones.—Me senté junto a él. Mis manos acariciaban su cabello, su castaño cabello. Sentía que temblaba pero, esta vez no era yo, era él. Recosté mi cabeza junto a la suya, volteé un poco y le di un beso en la mejilla, un tierno beso en la mejilla. Creí sentir que mis células se unían con las suyas por segundos. Por sólo cinco segundos.
Él me abrazó, me miró tiernamente los ojos, me pareció escuchar <te quiero demasiado> en sus labios, pero no fue así. Puse mi cabeza sobre su pecho, sentía su corazón latir, unos latidos ahogados y lentos.
Estábamos en el suelo, compartiendo nuestro calor, nuestras emociones, nuestros sentimientos rotos, al parecer irreparables. Dos corazones rotos.

Pasaron minutos minutos de silencio. Fue un silencio muy deprimente e íntimo, cada gesto decía mas que una palabra, cada caricia era un conjunto de pequeños besos. Todo en él decía más de lo que yo creía.

— A veces siento que él nunca debió abandonarnos. —dijo mirándo el suelo, soltando algunas lágrimas.

—Yo sólo suspiré y lo abracé— Te quiero demasiado, deja de pensar ello. Fue muy estúpido de mi parte.

— Yo también te quiero demasiado y no, no fue estúpido. —Me abrazó aún más fuerte.

Fue un momento hermoso. Único.

— Sofia. —dijo separándose un poco.

— Dime Adam. —dije haciendo su brazo a un lado.

— ¿Deseas... —Suena la puerta, pequeños golpes que nos hace recordar que aún seguimos en la casa.— ¿Quién será? Abriré la puerta.—dijo levantándose.

—Está bien —dije sonriendo y reincorporándome.

Escuché pasos hasta la puerta.

— ¡Adam! ¡Hola mi osito! —dijo una voz parlanchina y odiosa. Obviamente era de mujer.

¡¿QUÉ?!

Corrí hacía una de las columnas de la  puerta principal, me escondí y vi a una chica, un poco mas alta que yo, delgada, blanca, cabello largo con mechas californianas rubias.
La vi abrazando con mucha confianza a Adam, él no se resistía.

— Que caraj... —Adam la sostenía en sus brazos por breves segundos y luego la soltó con una sonrisa.

En ese momento, sólo quise mandarlo a la mierda. ¿Quién mierda es ella? ¿Y por qué mierda la abrazó de esa manera? ¿Osito?

— ¡Hola osito! ¡Te extrañé demasiado! No sabes cuanto he pensado en ti. ¿Recibiste mi carta? ¡Dime que si! —ella seguía hablando, con una maldita voz chillona.— ¿Qué tal estás bebé? —¿Qué mierda? ¿"bebé"? ¿Quién mierda es ésta?— ¿Cuándo me vuelves a invitar a salir? —ella le iba a seguir haciendo preguntas, y él le iba sonreír más, si no fuera porque la blanquiñoza volteó y me descubrió.

Mierda. Mierda. Mierda.

— ¿Tú quién eres? —me preguntó alargando la última <e>. Adam se separó de ella inmediatamente.

No Adam. Muy tarde.

— Yo soy... —ALTO.

¿Quién soy ahora? O mejor dicho, ¿qué soy de Adam?

No soy su novia. No me siento algo en especial. No ahora.

— Ah, ya entiendo. ¿Eres la nueva mucama? ¡Por supuesto! —se acercó a mí  y me estrechó su mano— Soy Corinna, un gusto bebé.

Yo me quedé perpleja. Ella seguía sonriéndome de manera estúpida e hipócrita.
Me dí el tiempo de mirar los rasgos de su rostro.

— ¡No! —gritó Adam acercándose.— Ella es Sofia. Es mi... —interrumpió la blanquiñoza.

— ¡Ahh! ¡Hola Sofia! Bien eh, ¿puedes ayudarme a cargar mis maletas?

¡¿QUEEEEEEEE?!

Adam abrió los ojos como platos.

— ¿Qué está pasando aquí Adam? —dije totalmente eufórica.

— Pero que mal servicio. Eres una estúpida insolente. —dijo la tal Corinna.

— ¡Yo no soy ninguna sirvienta! ¡No sé que mierda haces aquí! ¡No sé que mierda intenta hacer Adam! —Adam me mira y me interrumpe sorprendido.

— Sofia, no es lo que piensas, yo tampoco sé que es esto.

— ¿Cómo qué no? —dijo Corinna agarrando su mano.

— ¡Claro que no! —dijo Adam apartándose.

— Eso es suficiente para mí. —sentencié. Agarré una chaqueta del perchero y me dirigí a la puerta— Yo me largo de aquí. —lo último que llegué a divisar fue la mirada impresionada de Adam y el ceño fruncido de Corinna.

Nunca regresaré. Nunca más.

_______________________#YmeDesnudé

Hola bebés.

RegreseeEEeEeE 7u7

Bien, quiero aclarar que el nombre que le dijo Adam a Sofia fue Avan (se pronuncia Avan, como se escribe).

Mientras que el otro se pronuncia (Eivan)

Avan(eivan) y Avan(avan).

Entendieron? Es decir, no es tan complicado xd o si? 6u6

(Adam y Corinna en multimedia)

Cualquier duda en los comentarios♡

Hasta la próxima♡

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