¿Entiendes de qué estamos hechos?

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Ese nombre... ¿Dónde lo escuché?
So fi a... Se bas...

— Si, creo que es la novia de Adam. —Cristhian interrumpe involuntariamente mis pensamientos.

Di un suspiro que, él interpretó perfectamente.

— Entiendo. —dije decepcionada y Cristhian me miró cansado.

— Esas escaleras —hizo una pausa para tomar aliento— Las odio. —él intentaba llamar mi atención pero yo trataba de ver el auto en el que se subió Adam.— Luciane, vuelve a casa. Ya tendrás otra oportunidad para verlo.

— Es que, disculpa si es incómodo, pero a él lo conozco desde hace mucho tiempo. A él y a su hermana y me siento tan impotente de haberme quedado dormida en un sala de esperas. —dije mientras mis palabras se rompían una por una.

— Lo sé Luciane, no te preocupes por mí. Te llevaré a visitarlo, la otra vez me invitó a su casa. No fui, pero tengo la dirección. ¿Te parece?

— ¡Si! —me tiré sobre él y caímos al suelo— ¡Gracias! ¡Te adoro Cristhian!

— No te preocupes. —dijo riendo.

2 semanas después.

Tijeras.

— Tijeras.

— Retrete.

— ¿Retrete?

— Si, ahí está. —Cristhian señaló el juego.

— Que rayos. Es es un juego bien extraño, a sólo un baboso se le atraca un retrete en la pierna.

— Calla y sigue jugando. —dijo Avan furioso.

— Papel.

— Papel.

— Beso.

— Bes... —puse el guiño fruncido— ¿Beso?

— Pues si, ¿No quieres un beso de este galán? —dijo Cristhian moviéndose extraño.

— ¿Galán? ¿Dónde? —dije mirando a todos lados.

— Quien va a querer un beso tuyo, sabandija.—dijo Avan hacía Cristhian.

— Yo sé que te gusto. —dijo Cristhian seguro de sí mismo, yo sólo sonreí.

— Me siento toda una enfermera. —dije emocionada e ignorando todo lo que habían dicho antes.

— Sólo es un juego de mesa Luciane. —dijo Cristhian serio.

— ¡Calla! Me siento toda un enfermera. —dije feliz.

— Tonta. —dijo Avan riéndose.

— Aquí el único tonto eres tú. —dijo Cristhian lanzándole el pequeño retrete.

— No de nuevo chicos. —dije cansada.

Cristhian se controló con mi frustración, pero claramente Avan no lo iba a hacer.

— Me vengale de ti, señol Cristhian. —dijo Avan con voz de chino coreano japonés.

— ¡¿Mas niños no pueden ser?! —dije completamente frustrada.— ¡Sólo quería pasar buenos ratos con ustedes y dejar de pensar en todo lo que vi y pasé! ¡¿Comprenden?! ¡No es fácil chicos!

— Luciane yo lo sé, yo no estuve unos días como tú. ¡Yo estuve años! Y me salí a pesar del peligro. ¡Por ti! —Alzo la voz Cristhian.

Sus palabras me hicieron sentir egoísta. Demásiado. Él dejó su vida por mí. Le agradezco todo lo que ha hecho por mí y le debo todo.

Y Me Desnudé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora