Un camino que trazar junto a amistades nuevas, sentimientos encontrados, un futuro en planes, secretos, dolor, mentiras por doquier, lágrimas, personas tóxicas, una familia que se destruye a pedazos, una reliquia que nunca debió caer en manos ajenas...
《En una cama medio adormilada se encontraba una rubia junto a sus mascotas》
Terminé de despertarme gracias a Pelusa y Michi, y me levanté de la cama. Me duche y fui a mi placard en busca de algunas prendas.
Me puse la ropa interior y opté por un camiseta de tirantes blanca, un short desgastado y una camisa con cuadros de color azul que me até en la cintura, unas zapatillas negras con una plantilla alta y por último un beanie negro. De maquillaje, primero aplique base, un blush rosa clarito, un labial rojo pasión, rimel y la eyeline. Lo que son los accesorios unos pendientes, un collar dorado en media luna y decore mis muñecas con muchas pulseras. Y ya estaba lista.
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Bajé a desayunar unos hotcakes y café. Volví a subir a cepillarme los dientes. Tomé un bolso negro pequeño y metí mi móvil, dinero, las llaves de la casa y otras cosas.
Hoy era lunes y mis padres ya habían empezado a trabajar y Xiomara ni idea de donde estará y tampoco me interesa.
Sali de la casa y comencé a caminar, pasé por el gran parque y ví a muchos chicos con el skate y unas cinco chicas. Luego me acercare a hablar con ellos y hacer nuevos amigos. También habían niños en los juegos infantiles. Y me acordé cuando siempre Julia, que era la empleada de nuestra casa en _____(tp), nos llevaba a mi y a Xiomara juntas. Esos tiempos cuando eramos inseparables, yo tenía 7 años y ella 6; a veces extraño esos momentos de hermanas. Pero se que eso no volverá a pasar, uno porque ya crecimos y dos porque nos llevamos pésimo.
Quisiera que todo fuera como antes.
Estaba tan metida en mis pensamientos cuando siento que algo choca contra mis pies. Agachó la cabeza, y miró que cosa era ese objeto. Y era una pelota.
Vuelvo a alzar mi mirada. Y veo a una pequeña niña con una lindas coletas, de unos cinco años como máximo corriendo hacia mí o mejor dicho hacia la pelota.
Tomé la bola con ambas manos y la niña ya estaba frente a mí.
—Hola – me saludó con una gran sonrisa, pero noté que en su voz había como un dejo extraño.
—Hola pequeña ¿como te llamas? – también le sonreí y me agache para llegar a su altura.
—Me llamo... eh eh... Carolina, y tú como te llamas – preguntó mientras las palabras se le trababan por su peculiar acento.
—Hola Carolina que hermoso nombre, yo me llamo Skyler.
—Tu nombre también es muy hermoso tanto como tú – y en su rostro seguía su linda sonrisa.
—Awww que mona que eres pequeña – le apreté no muy fuerte sus mejillas.
—Gracias eres muy tierna.
—Nop, tú – le di un pequeño toque con la punta de mi dedo índice en la nariz – lo eres más, y creo que esto –estire mis brazos con la pelota en ellas – te pertenece.
