Capítulo 1

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Era una mañana reluciente o demasiado reluciente para gusto de Jensen que, a causa de una fiesta de trabajo, se vio obligado a estar despierto toda la noche.
Y es que, a pesar de lo que todos los demás pudieran pensar, él nunca solía quedarse hasta tarde o salir por ahí a locales de moda. Eso solo lo hacía cuando su trabajo se lo demandaba porque, entre otras cosas, odiaba el ambiente cargado y el infinito número de chicos que se acercaban a él deseando tomar un pedazo de lo que le había hecho famoso. Su cuerpo y, sobre todo, su culo.
Porque sí, ese era él, Jensen Ackles, el culito más codiciado dentro del mundillo del porno gay.
Había recibido un sinfín de alabanzas, un montón de premios y millones de enemistades.
Su primera peli porno solo la hizo para poder pagar unas cuantas facturas pendientes que tenía en la universidad y, sin comerlo ni beberlo, aquel universo alternativo le empezó a enganchar.
De alguna manera, encajaba bien entre esa gente loca, desenfadada y desinhibida que formaba parte de su trabajo.
Además el sexo le gusta a cualquiera y, con el tiempo, vas aprendiendo a controlar tu cuerpo, poner la mente en blanco y conseguir tener una extensa conversación sobre fútbol con el cámara mientras tu compañero de reparto te está dando por detrás con su polla o cualquier otra cosa... Él no suele poner impedimentos a ningún tipo de aparato sodomizador.
El caso es que conforme más se iba involucrando en el mundillo, más popularidad iba tomando.
Cada vez más gente se interesaba en él.
Le ofrecían muchos papeles y entrevistas en magazines y programas de televisión.
Era cuestión de tiempo que aquellos que formaban su círculo más cercano se enteraran de cuál era su nueva ocupación, así que, organizó una comida familiar en la que, además de salir del armario, contó en qué estaba trabajando recientemente.
Decir que le cosa no salió bien, es quedarse corto.
Su padre, su madre y su hermano le sacaron a puntapiés, llamándole cosas horribles por el camino. La única que le apoyó y siguió tratándolo como siempre fue su hermanita Mack, que más de una vez se metió en problemas por intentar ponerse en contacto con él hasta que, al fin, pudo irse de casa de sus padres para estudiar en la universidad, allí mismo en los Ángeles.
La chica era ahora su única familia y se alegraba de poder vivir cerca de ella...
Su teléfono móvil sonó con un estridente tono de Britney Spears que le jodió un par de neuronas, ya maltrechas por el cansancio.
Miró la pantallita y deslizó el dedo por la superficie, retirando todas las cosas buenas que había pensado de esa mocosa con anterioridad.

-¿Mackenzie, me puedes decir qué coño...?
-Tenías un tono demasiado hortera Jensen, de nada.
-Oye, no te he dado las gracias- bufó enfadado.
-Sí, claro. ¿Comemos juntos?
-Me temo que hoy no podrá ser. Tengo que rodar varias escenas, comeré allá, en el set.
-De acuerdo, pero acuérdate que hoy duermo en tu casa.
-Sí, no te preocupes. Estaré allí antes de las siete.
-Ok. Te quiero, adiós.
-Yo también te quiero enana.
-No me digas e...

Jensen cortó antes de que su hermana pudiera terminar, recostándose un poco más en el asiento de cuero negro del taxi.
Cerró los ojos y se los estrujó intentando disipar algo de cansancio de sus párpados cuando la voz fuerte y profunda del conductor le hizo volver a la realidad.

-¿Disculpe?- preguntó, dándose cuenta de que estaban parados en un semáforo en rojo cerca de su destino.
-Digo que ya sabía yo que su cara me sonaba de algo. ¿No es usted ese modelo de los posters?
-¿Cómo?- alzó una ceja sonriendo divertido.
-Sí, ya sabe. Mi hija tiene un enorme póster en su cuarto de un tío tumbado sobre el capó de un coche, es usted ¿no?
-Depende- rió- Ese coche del que habla ¿es un Impala del 67?
-Ese exactamente.
-Pues soy yo.
-Pues entonces me veo obligado a preguntarle algo- se puso en marcha de nuevo cuando el semáforo cambió a verde- ¿anuncia usted ropa interior?
-¿Cómo?- intentó aguantarse la risa.
-Es que le he preguntado a la niña una y mil veces que de dónde saca a tantos tíos semidesnudos y ella siempre me dice que de los anuncios de las revistas y las tiendas de ropa interior pero... ¿es cierto?

The Sex WorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora