Capítulo 7

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El agua corría, cayendo sobre su cuerpo, limpiando los restos de semen que quedaban en su estómago.
Al fin había terminado de grabar por hoy y, en el fondo, agradecía tener un momento separado de Jared.
Necesitaba pensar en lo que sentía por él y esa sesión de sexo duro, desconectado de cualquier emoción no había ayudado para nada, más bien le había hecho aún más jaleo la cabeza.
Se enjabonó con lentitud, haciendo especial hincapié en su ano algo inflamado y adolorido.
Echaba de menos sentir el semen de Jared escurriendo entre sus nalgas, calentándole por dentro y por fuera, de una manera excitante y reconfortante a la vez.
Apenas había terminado de aclararse cuando los animados golpes en la puerta le avisaron de que su Jay estaba esperándole impaciente tras ella.
Suspiró con pesadez, apagando el agua para salir de la ducha y empezar a secarse con la toalla.
Los golpes volvieron a escucharse esta vez más apremiantes y no pudo evitar sonreír.

-¿Quieres esperar? Aún ni me he puesto los calzoncillos.
-Mmmm Mejor. Ábreme la puerta.

Tiró la toalla a un lado, riendo suavemente, con cuidado de que su niño no fuera a escucharlo al otro lado. Tomó su ropa interior del montón de la ropa limpia y se la puso antes de quitar el pestillo.
Jared no tardó ni un segundo en abrir y sus ojos castaños fueron directamente a escrutar una zona bastante comprometida de su cuerpo.
Su carita de perrito apaleado se hizo visible, haciendo que al mayor se le escapara una gran risotada.

-Que decepción...
-Jay, eres como un niño.

El pequeño bufó apartándose el pelo húmedo que se le venía a la cara mientras Jensen lo devoraba con los ojos.
Y es que, incluso, en esos vaqueros raídos con deportivas y camiseta básica, se le veía como si fuera una puñetera estrella de Hollywood.

-Cierra la puerta- dijo el mayor aunque sonó más bien como un gruñido.

Jared lo hizo sin comprender muy bien y, al segundo, se encontró contra la puerta mientras era rodeado por los brazos de su pecoso. Sus carnosos labios sobre los suyos, derritiéndole por completo.
La lengua del rubio pujando por entrar hasta que el menor reaccionó, abriéndose para él sin protestar, dejándose hacer.
Jensen volvió a sentir como sus neuronas cortocircuitaban al mismo tiempo que su sexo se alzaba, llenándose por completo.
Se restregó de manera inconsciente contra el cuerpo fuerte que sostenía y notó como sus rodillas empezaban a fallar.
Las manos de Jared se posaron en sus caderas y siguieron su camino hasta su espalda, donde acariciaron y arañaron sutilmente sus omóplatos, haciéndole gemir y romper el beso que estaba derritiendo al más mayor.

-Jay, esto va a acabar mal... Tengo que ir a recoger a mi madre.
-¿Mal? En todo caso, acabará muy bien- murmuró lamiendo el cuello plagado de pecas del otro.
-Hablo en serio, tengo una reserva- rió dulcemente ya que la incipiente barba del menor le hacía cosquillas.
-Eso ya lo sé, la hice yo, pero ¿quién fue el que pidió que cerrara la puerta y el que me estampó contra ella?
-Ha sido un impulso estúpido- contestó mientras sus manos descendían hasta desabrochar el cinturón de Jared- Como este- se puso de rodillas, relamiéndose.
-Jen...- ronroneó mientras veía como el hombre al que deseaba de manera desesperada abría el cierre de sus pantalones y apartaba su ropa interior para poder sostener su miembro palpitante entre sus manos.

Lo tomó del cabello de forma sutil, solo sosteniéndole, al tiempo que el otro empezaba a lamer la cabeza de su sexo con extrema lentitud.
Jared cerró los ojos y se mordió los labios, sintiendo como era devorado y succionado por esos carnosos labios que eran su auténtica perdición. Sus piernas temblaban y los dedos de sus pies se flexionaban y estiraban dentro de su calzado, mientras intentaba aguantar solo un poco más antes de correrse como un virgen solo por un par de embestidas en la boca de su pecoso.
Y es que sentir, que de nuevo, eso que estaban compartiendo era solo de ellos y que Jensen le estaba entregando todo de él en ese momento, era como caramelo caliente en las venas de Jared, consumiendo cada una de sus terminaciones nerviosas.
El mayor movió la cabeza para que el sexo del joven le invadiera por completo, gimoteando cuando lo notó vibrando en lo más profundo de su garganta.
El castaño supo que no aguantaría más. Tiró del pelo de Jensen sintiendo como unas cuantas neuronas se fundían en su cerebro por culpa de ese fortísimo orgasmo, que hizo su cuerpo convulsionarse a la vez que gemía sin control.
Jensen se sorprendió de lo poco que había tardado pero, aun así, bebió, tragando con gula, todo el semen de su amante. Luego se puso de pie, acariciando su torso en el proceso, como si fuera una bailarina exótica en un reservado, sacando unos cuantos gruñidos más de la garganta de su niño, antes de rodearle el cuello con sus brazos.

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