Capítulo 15

2.4K 189 29
                                    

Una semana, pensó Jared mientras terminaba de abrocharse los últimos botones de la camisa.
Una semana desde que hubiera decidido que dejaría tiempo a su Jen para meditar si realmente quería definir su relación o tirarlo todo por la borda.
En verdad, nunca imaginó que podría aguantar todo ese tiempo con la incertidumbre pero, cuando veía a su rubio feliz, no podía pensar en nada más que no fuera permanecer a su lado durante cada segundo, cada minuto, cada instante de su vida...
Sabía que esa debilidad que tenía hacia él iba a acabar por dañarle pero no podía contenerse.

-Jay, ¿sabes dónde dejé los zapatos marrones?- preguntó el mayor entrando en el dormitorio con prisas, acuclillándose para mirar debajo de la cama.
-Creí que llevarías los negros.
-No, al final me pongo la camisa negra, así que prefiero el contraste.
-Pues entonces ponte las botas...
-Hace mucho calor como para eso.
-Pero los zapatos marrones te aprietan y luego empiezas a lloriquear.
-Yo no lloriqueo- dijo enfadado revolviendo el zapatero- ¡Ah! Aquí están.
-Bueno, haz lo que quieras, pero luego no te pongas en plan: Jay, vámonos a casa, no puedo con mis pies...- le imitó, echándose un último vistazo en el espejo.
-Que sí, que sí... ¿desde cuándo te has vuelto el responsable?- pasó por su lado dándole al menor una suave cachetada en el culo- Tú siempre solías ser el que se llevaba las regañinas.
-Eso es porque tú eres un marimandón- rió.
-Ese pareces más tú- habló con un el ceño fruncido, poniéndose los pantalones vaqueros al mismo tiempo- Una especia de gigante infantil y tontorrón.

Jared se carcajeó, acercándose hasta la cama para sentarse junto a Jensen que se encontraba agachado poniéndose los zapatos.
Rozó su espalda, aún desnuda, con las yemas de sus dedos, dibujando una vez más esa ruta imaginaria que pintaban las constelaciones de pecas que adornaban el cuerpo de su rubio.
El suave olor del jabón de manzana contrastaba con el profundamente masculino aroma de la colonia y el aftershave de Jensen, regalándole una pequeña punzada en el bajo vientre, con su consiguiente y dulce cosquilleo por el resto del cuerpo.
El mayor se irguió, mirándole con una sonrisa.

-Llegaremos tarde- predijo, alzando su brazo para pasarlo por encima del hombro de su castaño y acariciarle suavemente el pelo.
-Somos las estrellas de la película, todos esperan que nos hagamos de rogar- se acercó un poco más, hasta que el aliento de su chico rozó sus propios labios.

Se permitió un segundo para saborear el momento mientras tomaba a Jensen de las caderas, pegándole un poco más, antes de juntar, al fin, sus labios en un beso demandante y caliente.
Lo tumbó sobre su espalda y sonrió en su boca, al comprobar que aún tenía el cierre de los pantalones desabrochado.
Las manos de su pecoso se posaron sobre su pecho tratando de apartarlo con suavidad.

-¿Qué?- preguntó con cierta decepción en la voz.
-Vas a arrugar la ropa- rió.
-Eso es lo que menos me importa, la verdad.

Misha entró a la discoteca mirando de reojo el cartel en el que se anunciaba esa noche la asistencia de Jensen Ackles y Jared Padalecki como estrellas famosas invitadas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Misha entró a la discoteca mirando de reojo el cartel en el que se anunciaba esa noche la asistencia de Jensen Ackles y Jared Padalecki como estrellas famosas invitadas.
Vio que Tom ya estaba sentado en la barra esperándole junto a la máquina de tabaco, justo como habían planeado.
Se puso cerca de él y, pretendiendo que no le prestaba atención, le pidió al camarero un whisky doble.
Mientras el muchacho de la barra le preparaba la copa, el mayor deslizó con cuidado su mano en el bolsillo del pantalón de su compinche, dejándole un pequeño botecito. Luego se alejó con su bebida y fue al piso de arriba, apoyándose en la barandilla desde la que tenía una visión perfecta de la puerta.
No tuvo que esperar mucho tiempo, porque, apenas quince minutos después de haber tomado su posición de ataque, la puerta se abrió dejando entrar al que era la razón de toda la brillante estratagema que había programado con Welling.
Estaba guapísimo, vestido con aquella camisa negra y esos tejanos ceñidos. El pelo rubio perfectamente arreglado y una sombra de rubor tiñendo de una manera perfecta sus mejillas.
Clavó sus ojos con envidia y odio sobre el chico que tan despreocupadamente le tomaba de la mano. Pronto borraría esa estúpida sonrisa de su cara.
Vio de refilón como Jeffrey bajaba la escalera y se acercaba a los chicos sonriéndoles y saludándoles con un ligero apretón de manos a cada uno.
Entonces, aquellos ojos verdes se encontraron con los suyos desde el piso de abajo.
Su expresión cambió radicalmente, de despreocupada a tensa y él le saludó, alzando su copa en el aire en un brindis imaginario.
Jared llamó su atención y, tal y como esperaba, su Jensen fingió que todo iba bien.
Su plan iba a salir de maravilla, lo sabía.

The Sex WorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora