Capítulo 9

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El pequeño entró al dormitorio, encontrando a su amante acurrucado en la cama, abrazándose a sí mismo e interpretando la viva imagen de la tristeza que le partió el corazón sin remedio.

-Jen...
-Márchate Jared- un leve susurro que tuvo un efecto contrario en el castaño que se acercó hasta sentarse a su espalda, acariciándole el hombro con gentileza- Grr- gruñó- Esa puerta necesita un pestillo.
-Si lo dices para certificar la privacidad de nuestros momentos íntimos, estoy de acuerdo- dijo con tono jocoso el pequeño, tumbándose tras él y besándole en el cuello salpicado por las pecas- Pero si lo que pretendes es evitar que entre a consolarte sabes que un simpe pestillo no podrá detenerme... Atravesaría un rió de pirañas solo por verte sonreír.

A Jensen se le escapó una pequeña risita a pesar de que estaba intentando contenerse con todas sus fuerzas.

-Sí, ver a esos bichos mordiéndote las pelotas sería muy gracioso Jay- rió más fuerte.

Jared le contestó dándole un pequeño empujón.

-Intentaba ser romántico idiota...- se quejó poniendo morritos.

El rubio se giró para poder mirar a su niño a la cara. Tomó sus mejillas entre sus manos y le besó con suavidad.

-Gracias- susurró acariciando aún sus labios.

Luego, colocó su cabeza entre sus fuertes pectorales y se permitió cerrar los ojos mientras aspiraba el aroma de su Jay.

-Me duele que no pueda quererme tal y como soy- siguió hablando bajo, sabiendo que su compañero podía escucharle a la perfección.
-Él te quiere Jen, es solo que aún no entiende ciertas cosas.
-Se avergüenza de mí, ¿no lo acabas de ver?- su voz se rompió al tiempo que escondía la cabeza un poco más en el pecho del joven.
-Eh, Jensen- le acarició la espada- Él tarde o temprano va a comprenderlo y te pedirá perdón por todo esto.
-¿Y si no lo hace nunca? ¿Y si me odia ya para siempre?
-En ese caso, se perderá un hijo genial y maravilloso y tú seguirás viviendo tu vida sin él. Eres una persona fuerte e independiente y has demostrado antes que alguien que no te da el respeto que mereces no tiene cabida en tu vida.
-Te quiero Jay- dijo tan rápido que el pequeño pensaba que lo había soñado- Me alegra tenerte a mi lado.

Hubo un largo rato de silencio y, algo asustado, el rubio alzó la cabeza para encontrarse con la expresión extremadamente sorprendida del menor, boca abierta incluida.

-¿Jay?
-¿Ha-a-as dicho qué...?
-Que te quiero- sus mejillas se tiñeron ligeramente de rojo cuando se lo dijo mirándole a los ojos por primera vez.

Jared se lanzó a devorarle los labios sin cuidado alguno, mordiendo y bebiendo de su saliva para quitarse esa enorme sed que, de repente, le estaba asediando.
Sus manos viajaron hasta los bajos de la camiseta del rubio, arremangándosela y tirando de ella para intentar sacársela por la cabeza.
Jensen gimoteó cuando el castaño abandonó su boca para pasar a morder su cuello, cerca de su yugular.

-No Jay, mi hermana y mi madre están abajo...- rió un poco.
-Yo también te quiero Jen- sus ojos brillando más verdes de lo que los había visto nunca.

Su sexo saltó en el interior de su ropa interior contra su voluntad e intentó recordarse a sí mismo lo que le acababa de decir a su niño.

-Jared... no me provoques que lo digo en serio...
-Mmmm- restregó su erección por el muslo del mayor- yo también hablo en serio Jen. Te quiero más que a nadie, nunca te mentiría con respecto a eso.
-Jared- gimió distrayéndose un poco y haciendo que el pequeño consiguiera su objetivo de despojarle de su camiseta.

El castaño cubrió con sus besos la clavícula y el pecho de Jensen, el cual, se removía sin poder evitarlo, buscando un mayor contacto entre su miembro y el cuerpo prieto que estaba delante de él.

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