Capítulo 10 "A los 18 años..." Parte 3 Naruto

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Ha pasado una semana desde que me declaré a Sasuke. Muchas cosas han cambiado -es lo que me gustaría decir-, pero la verdad es que todo sigue igual. Sasuke no se acerca a mi para nada que no sean los trabajos en grupos o las prácticas en parejas. Sasuke sigue siendo tan frío conmigo como siempre.

Estoy convencido que la parte que más amo de Sasuke es su frialdad. Esa parte de él que es tan difícil de alcanzar. Pero también esa es la parte de él que quiero conocer. Quiero ser el primero en recorrer las partes de él que mantiene ocultas a los demás. Quiero ser yo quien haga que esa parte de él desaparezca, pero al mismo tiempo quiero que siga siendo como es. Estoy tan confundido.

Sentado en la cafetería, como con Sasuke, y mientras muevo mi comida de un lado al otro de mi plato, mi cabeza se llena de pensamientos sobre Sasuke. Tengo muchas cosas que quiero preguntarle, y hay tanto que quiero decirle. Quiero tomar su mano y besar sus nudillos. Quiero mirarlo a los ojos, y quiero besar sus labios y su nariz. Quiero pasar mis dedos por su cabello, acariciar sus mejillas y tocar la piel sensible en la parte de atrás de su cuello.

—¡Naruto, necesitamos que nos ayudes acá! —Grita Gaara, uno de mis compañeros. Los nuevos reclutas comparten el mismo nivel en las instalaciones, así que somos como una especie de familia viviendo todos juntos en un gran edificio. Las secciones están divididas en grupos de diez, y Gaara es uno de los chicos con los que compartimos sección y clases. Ha llegado a ser un buen amigo para mi.

Doy un brinco en la silla cuando mis pensamientos son cortados de raíz. Miro a Sasuke, que medio voltea la cabeza para ver a Gaara antes de mirarme a los ojos. Algo en lo profundo de sus ojos se oculta tras una cortina cuando sus ojos se reúnen con los míos.

—¡Voy! —Grito a Gaara, y con una sensación de pesadez en la boca del estómago, me levanto de mi silla y me acerco al grupo que se reúne en torno a una mesa. Sobre ella hay tres papeles, en los que hay dibujos de lineas curvas y una especie de rompecabezas. Miro a Gaara, y veo que esconde una sonrisa tras su mano.

Todos rompen a reír, y cuando miro más de cerca, veo que los dibujos en realidad, son uno solo, de una chica desnuda cuando los montan uno sobre otro. Me río de la ironía. Cuanto me habría excitado antes con solo ver esto, pero ahora, no entiendo cual es la gracia.

Volteo mi cabeza, y miro a donde estaba sentado, pero la mesa está vacía, y Sasuke no se ve en ninguna parte. Levanto mi cabeza y recorro con la mirada la cafetería. Sasuke deja los platos en un carro y sale de la cafetería.

—¿Que pasa? ¿no es divertido? —Gaara se acerca a mi y toma mi muñeca en su mano, llamando mi atención.

—No, no es eso. Yo... —Sacudo la cabeza y me concentro una vez más en el dibujo que está sobre la mesa, pero mi mente no está realmente en ese momento.

—¿Necesitas hablar de algo? Si quieres puedo escuchar, ya sabes.

Miro a Gaara por un segundo, y asiento con la cabeza.

Salgo de la cafetería, con Gaara pisando mis talones, y me encamino al patio, para pasar el resto de la hora libre en un lugar tranquilo. Me siento bajo un árbol, y Gaara se sienta junto a mi.

—Verás... es difícil de decir... o de explicar. —Gaara me mira por un segundo, entonces mira hacia otro lado, como dándome tiempo para pensar.

— Ya sabes, estoy aquí para el efecto rebote. Solo di lo que quieres decir. Solo te escucho, no iré contando por ahí lo que me digas —. Una sonrisa se dibuja en la comisura de sus labios, dándome el valor que me hacía falta para hablar.

—Le pedí a Sasuke que salga conmigo.

Gaara se queda en silencio por unos segundos, y poco a poco la ansiedad que sentía dentro de mi comienza a crecer. Suelta un suspiro y una sonrisa está sobre sus labios cuando me mira una vez más.

—¿Y te dijo que no?

—No. No me dijo que no —. Digo en un murmullo

—¿Entonces? ¿qué está mal?

Saco un trozo de hierba del suelo y la hago rodar entre mis dedos antes de despedazarlo.

—Pero tampoco me dijo que sí —. Incluso para mis oídos, mi voz suena llena de miseria.

—Creo que deberías intentar acercarte a él y ver su reacción —. Dice Gaara. Poniendo su mano sobre mi hombro, como si estuviera consolándome. —Y si las cosas van mal, estaré en mi habitación para hacer de rebote otra vez.

Con un guiño, Gaara se levanta y aprieta mi hombro una vez más antes de alejarse caminando.

NaruSasu - Toda Una Vida, Alma GemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora