CAPÍTULO 24. LA ÚLTIMA BATALLA. Primera parte.

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Cassie avanza hacia el edificio acompañado por Diana. Grant le pide con voz suplicante que regrese.

—Déjame, no quiero hacerte daño  —dice con brusquedad haciendo que la tierra a su alrededor se arremoline trazando una pared que la separa del chico. 

—¡Debe de haber otro modo!  —exclama Melissa en un intento de hacerlas recular en su decisión.  

—Es el único camino. Vosotros lo sabéis. Nosotras también.   —Es Cassie quien habla con  resolución. Invoca su poder y las emanaciones de este llegan hasta el círculo Balcoin—. Debemos aceptar nuestro destino.

                                                                                                ***

Diana y Cassie aguardan ahora en la cumbre de las escaleras que llevan al sótano.

—Parece que habéis entrado en razón. Al final resulta que sí sois de nuestra estirpe después de todo. —La chica, Scarlett, se dirige a las hermanas. Lleva la melena suelta y ondulada. Su parecido con Diana es asombroso, aunque los rasgos de su rostro son más afilados, casi tanto como el brillo en su mirada de ojos castaños.

—¡Que te jodan!  —responde la chica. No es propio de ella ese lenguaje, pero la ocasión lo merece. 

—¡No, Diana, por favor, iros! —La desgarradora súplica de Kate es acallada por una bofetada. Daxter, el líder del aquelarre Balcoin, agita la mano y compone una mueca de desagrado.

—¡No la toques! A ninguna de las dos —advierte Diana descendiendo unos peldaños e invocando la magia que posee. Su melena se agita y el ambiente del sótano cambia. Se llena de una extraña electricidad.

Cassie la sujeta de la manga y niega con la cabeza.

—Perdonad mis modales. Por favor, no os quedéis ahí. Pasad. Estáis en vuestra casa.   —Shawn ríe su propio chiste y se retira la capucha dejando su rostro visible. Tiene el pelo negro y las mira con unos ojos de un verde intenso.

—¡Tú! El nuevo camarero del Boathouse. Eres un...

—Cuidado con lo que dices, hermanita —dice imperturbable sonriendo a Cassie—. La cosa queda en familia, pero no soy de los que perdona fácilmente.

—Esto es buena muestra de ello. —Daxter se remanga y enseña una cicatriz irregular en su antebrazo de color café. El vestigio de un herida profunda. Ve el horror en el rostro de las muchachas, ríe y agita las manos restándole importancia—. Cosas de hermanos. No tiene importancia.   —Hace girar una daga ritual en la palma de su mano y la deposita sobre el altar.

El último de los cuatro, Chase, se mantiene al margen y se encarga de preparar los últimos detalles. También ha revelado su identidad, aunque las luces oscilantes no lo bañan por completo. Se muestra retraído y no cruza ni una palabra con las recién llegadas. Permanece con la cabeza gacha, concentrado en su tarea.

Charles emerge de un rincón en sombras. El rosto de Diana se descompone y las palabras se atascan en su garganta antes de salir estranguladas.

—¿P-apá? Pensé que... —Sus párpados se llenan de lágrimas. Recorre la distancia que los separa y lo rodea con sus brazos. Intenta reprimir los sollozos, pero estos acaban por liberarse.

Un atisbo de  afecto aparece en el semblante del hombre. Durante unos instantes le devuelve el abrazo y cierra los ojos. Acto seguido esa calidez se disipa. Su cuerpo se envara  y la frialdad se impone. Separa a la chica y le dedica una mirada carente de sentimientos.

 —Acepta tu legado. Es la hora. —La oscuridad tiñe su mirada, que la chica no reconoce como la del padre que la cuidó cuando estaba enferma y la animó cuando la tristeza la abatía. Lo que queda de él está en el fondo, oculto tras esa carcasa gobernada por algo poderoso que rinde pleitesía a su recién encontrada familia. Esos chicos que las observan con interés.

 —Diana, él no...

  —No es mi padre. Lo sé    —completa la frase de su abuela.

Un dolor inenarrable se instala en su mano, allí donde la marca apareció hace unos meses, y un grito emerge de su garganta. A este se suma el de Cassie. Ambas caen arrodilladas. Sus hermanastros las rodean. Murmuran lo que parece un cántico con las manos alzadas en su dirección. Los sellos grabados en su piel brillan en un rojo incandescente, como si el fuego abrasase la carne. La luz que emite lo llena todo y los presentes deben apartar la vista. Dawn recupera la consciencia y frunce el ceño. Intenta incorporarse. Su visión tarda unos segundos en enfocar la escena que se desarrolla frente a ella. Ve a las chicas rodeadas por los descendientes Balcoin, aquellos que han venido a terminar lo que John Blackwell comenzó años atrás. Sabe que deben frenarlos...cueste lo que cueste.

Por fin las voces cesan. Cassie y Diana están acurrucadas en el suelo de lado y la una frente a la otra. Se miran sin pronunciar palabra, asienten levemente y con esfuerzo acercan sus manos y entrelazan los dedos.

—Qué bonito. Creo que voy a llorar...por la boca  —dice Scarlett con burla.

—Querrás decir "vomitar"  —la corrige Daxter.

—Serás imbécil. Era una forma de hablar —replica con voz envenenada.

—¡Basta! —exclama Shawn haciendo que las llamas de las velas crezcan y se expandan reflejando su creciente rabia. Poco a poco retoma el control y toma aire mostrando una sonrisa—. Ha llegado el momento.   

***

En el exterior, lo que queda del círculo de Chance Harbor une fuerzas. Todos y cada uno de ellos saben que solo tendrán una oportunidad y no pueden fallar. Su destino y el de la magia están en juego. Solo ellos pueden parar esto...Pero ¿serán capaces?

—Es la hora —dice Faye extendiendo las manos a ambos lados de su cuerpo y aferrando las de Jake y Adam. Este último coge la de Melissa y juntos invocan la magia de la naturaleza. 












El Círculo Secreto: Legado (The Secret Circle - Temporada 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora