El Círculo Secreto: Legado (The Secret Circle - Temporada 2)

UNIENDO FUERZAS. SEGUNDA PARTE

A las 17:00 se reúne con el resto del grupo  en la casa abandonada. Ninguno tiene nada nuevo que aportar y sus ánimos decaen por momentos. En cuanto repasan una vez más las posibilidades ya agotadas, hablan sobre el siguiente paso a dar.

—Yo lo sé. Vosotros lo sabéis. Es la única solución.

—Pero, Diana, lo que no sabemos es qué puede ocurrir. Rompisteis el círculo y abrazasteis el poder oscuro; ¡mirad vuestras marcas! —exclama Melissa, fuera de sus casillas—. Lo siento. —Se apresura a decir, masajeándose las sientes—. Somos conscientes de por qué lo hicisteis, solo digo que…

—Tranquila. No pasa nada, estamos todos muy nerviosos —Responde Cassie.

—Pero tiene razón, ¿qué garantías tenemos de que esto saldrá bien? No estamos hablando de montar un coro, joder, se trata de invocar la magia; formar un círculo.—Es Jake quien verbaliza la duda que corroe a todos.

—No existen garantías, pero es todo cuanto tenemos. De todos modos, nosotras no pertenecemos al círculo Balcoin —comienza a explicar Cassie.

—De momento… —canturrea Faye.

—Ni ahora. Ni nunca —replica con convicción.

—Bien, de acuerdo. Digamos que accedemos, que volvemos a cerrar el círculo ¿será como antes? —Melissa se hace oír entre las voces de sus amigos, que discuten acaloradamente.

—Nada volverá a ser igual. Nunca —responde Diana, recorriendo la marca de su mano derecha con el dedo índice de la izquierda—. Pero es lo único que tenemos. Yo más que nadie quería evitar esto. Seguir con mi vida, salir con Grant y dejar todo esto atrás, pero no podemos —explica caminando de un lado a otro—. Los hijos de Blackwell están por ahí y como hemos podido comprobar son muy fuertes.

—No más que vosotras  —comenta Adam.

—Pero ellos son cuatro. Y nosotras…

—Tres. Somos tres. Contad conmigo —accede Melissa dando un paso hacia ellas.

—Cuatro. Estoy dentro. Que pase lo que tenga que pasar…otra vez. Os lo debo —dice Jake, chasqueando la lengua y clavando sus pupilas en Faye, que le devuelve una mirada emponzoñada—. Vamos, nena, será divertido —añade, dándole una palmada en el trasero.

Tras unos segundos de tenso silencio, ella suelta el aire de forma ostensible y agita las muñecas, haciendo tintinear sus pulseras metálicas

—¡Muy bien!, vosotros ganáis, sumad una más. Sinceramente, empezaba  a aburrirme un poco de jugar a la bibliotecaria. Demos caña. —Faye pasa su brazo alrededor de la cintura de Jake.

—Gracias, chicos.

—No las des, rubita, todavía falta el Chico Atormentado —comenta Faye, mirando a Adam con la ceja levantada, a la expectativa.

—¿Y bien? —inquiere Cassie tendiendo la mano en su dirección.

—¿Estás con nosotros? —Diana hace lo mismo.

Adam levanta la cabeza e inspira profundamente:

—¿Cuándo empezamos? —dice, esbozando una sonrisa.

—Mañana —informa Cassie, apretando los puños a ambos lados de su cuerpo—. Por la noche cerraremos el círculo de nuevo.