CAPÍTULO 7: THE BIG EASY

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  • Dedicado a Nidia Ojo De Gato
                                    

Debido a algunos problemas técnicos de Wattpad, me he visto obligada a subir nuevamente este capítulo.

Espero que lo disfrutéis ¡besos alados!

Lu

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Viernes. Ciudad de Nueva Orleans. 17:20 hs.:

Dawn Chamberlain pasa la página del periódico local mientras una experimentada peluquera termina de marcar las ondas en su melena rubia. Está sentada con las piernas cruzadas. La mujer de al lado la escruta con un atisbo de envidia a través del reflejo del gran espejo de pared con marco dorado. Dawn lleva traje de chaqueta color beige y camisa de seda azul marino sobre la que destaca un collar de perlas naturales, que recoloca con la mano libre. La Señora Chamberlain levanta sus ojos azules de la publicación sobre sus rodillas y carraspea, intentando con ello llamar al decoro de esa persona que la mira descaradamente y con los labios fruncidos en una mueca desdeñosa.

Una vez su cabello está listo, se pone en pie, abona el importe y se marcha haciendo tintinear las campanillas que penden a la salida.

Va hacia la derecha, taconeando sobre el suelo adoquinado con cuidado de no caer de bruces. Todas las calles de Nueva Orleans se le antojan similares, con sus edificios rodeados de porches, las barandillas, contraventanas y detalles en madera y ese característico aroma a incienso y comida que flota en el aire, como las notas del jazz, el ritmo por excelencia de la ciudad.

—Bella señorita, bienvenida a Nueva Orleans, también llamada The Big Easy —dice con cierta dificultad y acento francés un hombre de mediana edad que pide sentado sobre mugrientos cartones en una transitada esquina—. La ciudad, como yo, es tranquila. Deme pues, hermosa forastera, algo para poder alimentar mi cuerpo y mi alma —añade, haciendo sonar las monedas recaudadas en el interior de una roída gorra de cuadros marrones.

—Si quiere algo, señor, trabaje para conseguirlo —le responde, fulminándolo con su mirada de ojos garzos.

Obviando los improperios que el indigente vierte sobre ella, zigzaguea por algunas callejuelas, eludiendo a falsos chamanes y ladronas disfrazadas de echadoras de cartas,  hasta llegar a su destino: una antigua construcción de dos plantas de la que pende un viejo y desgastado cartel con símbolos esotéricos.

Dawn atusa su falda y carraspea, alzando la barbilla e insuflándose seguridad. Acto seguido, pega con los nudillos en la puerta y entra al abrirse sola, haciendo chirriar los goznes.

—¿Hola? Buenas tardes —dice con voz firme, dando un par de pasos al frente, sobresaltándose al escuchar la puerta cerrándose de golpe a sus espaldas. Se lleva la mano al pecho y ríe nerviosa, agitando la cabeza para liberarla de oscuros pensamientos. Camina por la tienda, inspeccionando los combados estantes que muestras diversas hierbas y utensilios propios del vudú, tan famoso y temido en la zona— ¿hay alguien ahí? —insiste nuevamente, mirando en derredor. Al otro lado de un rústico mostrador cubierto de polvo y acechado por moscas, ve un arco del que cuelga una cortina de cuentas. Aguza la vista, acercándose un poco más y el sonido de estas al colisionar la sobresalta por segunda vez.

—Bienvenida —dice una voz a sus espaldas.

—Por Dios santo, no la he visto —espeta Dawn, trastabillando con una taba que ha caído de un bote de cristal.

—Por supuesto que no, estaba detrás de usted —responde la propietaria. Es una anciana que superará los setenta años. Su piel color ébano está surcada de cicatrices y sus ojos están completamente velados; es ciega. Una mata de pelo grisáceo le cae hasta el final de la espalda y viste una túnica con estampado tribal en tonos cálidos.

—Bueno, encantada. Soy Dawn —se presenta, tendiendo la mano.

—La Señora Chamberlain, ¿verdad? —inquiere, cerrando sus manos alrededor de las de ella, que traga saliva.

—Sí ¿cómo lo…?

—Habló conmigo cuando llamó. Puede que esté vieja, pero todavía retengo los nombres en la cabeza, señora  —responde, riendo enérgicamente—. Acompáñeme por aquí —le invita, señalando con su artrítico dedo la cortina todavía en movimiento.

Pasan a través de ella y recorren un estrecho pasillo, dejando una pequeña cocina y un aseo atrás. Bajan un tramo de escaleras hasta llegar a un sótano de paredes irregulares cubiertas de piedra. En el centro de la estancia hay una mesa baja y un par de personas alrededor de esta, que las miran sonrientes, dejando a la vista los pocos dientes que quedan en sus arrugadas bocas.

—Bueno. Ya estamos todos. Yo soy Marie Goddard y estas dos damas Rose y Malita. Somos las últimas integrantes del círculo. ¿Estamos preparadas?

—Sí, todo está listo, como pediste —responde la de edad más avanzada, que podría superar los ochenta y cinco.

—Entonces, no perdamos más tiempo —dice, sentándose en una silla y ofreciendo otra a su invitada, que observa asombrada el gran cuenco de bronce repleto de agua colocado frente a esas extrañas mujeres. En él las ondas mueven un líquido oleoso que flota en la superficie, formando imágenes y letras, que Rose y Malita apuntan en un desgastado cuaderno, haciendo anotaciones al margen.

A esas tres ancianas se les conoce como el Oráculo Vudú y entre sus muchos dones está el de predecir ciertos eventos del futuro, uno susceptible de cambio. Pero eso no es lo que ha llevado a Dawn a Nueva Orleans, sino su otro don: el de contactar con los espíritus; uno tan atrayente como peligroso.

—¿Qué la inquieta, acaso un asunto sin resolver? —pregunta Rose, mirándola con unos penetrantes ojos oscuros como boca de lobo.

—Unas acciones para las que no tengo respuesta. Una traición que no logro comprender y cosas que están por venir que no sé cómo detener —dice, mirando al infinito, recreando lo sucedido en el ferry meses atrás—. Me aferro a la esperanza de que aquel con el que contactaremos no carezca de sentimientos. Espero apelar a una moral que dudo exista, pero debo intentarlo. «Por los chicos. Por Faye» —Eso último lo dice para sus adentros.

—¿Y quién será, Señora Chamberlain? —inquiere Malita en esta ocasión.

—Blackwell, quiero hablar con John Blackwell —responde con decisión, aferrando con fuerza la cartera de rafia azul oscuro que tiene en su regazo.

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En el siguiente capítulo... Regresamos a Chance Harbor, donde tiene lugar la fiesta del Boathouse con motivo del comienzo del curso escolar. ¿Acudirán nuestros proagonistas? ¿qué les deparará la noche?

El Círculo Secreto: Legado (The Secret Circle - Temporada 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora