El Círculo Secreto: Legado (The Secret Circle - Temporada 2)

EPÍLOGO

Chance Harbor se cubre con los primeros copos de nieve, pero las calles están más abarrotadas que nunca. En el centro se ha habilitado una pista de patinaje y los habitantes de la localidad costera dejan aparcados sus botes y remos para enfundarse los patines.

Cassie se desliza sobre sus cuchillas e intenta trazar una pirueta sin soltar la mano de Adam. Mal movimiento. Cae y arrastra al chico con ella al suelo congelado. Ambos ríen e intercambian besos. Unos mechones dorados se deslizan fuera de su gorro y caen sobre el rostro del chico, que los retira suavemente.

-¿Estás bien? -pregunta ella poniéndose en pie y yendo hacia uno de los bancos fuera de la pista.

Adam la sigue y los dos se sientan y aceptan un vaso de café que un vendedor ambulante les ofrece.

-Mejor que nunca. ¿Lo dices por nosotros o...?

-No. Ya sabes a qué me refiero.

Después de lo sucedido en la casa abandonada, que ardió hasta que el cielo extinguió el fuego, Cassie y Diana pasaron unos días en el hospital y otros tantos recuperándose en casa. En cuanto todos, incluido el señor Meade, estuvieron en plena forma, procedieron a destruir la calavera. Adam, más que nadie, conocía la influencia que podía ejercer en los brujos. Aunque una parte de él todavía la anhelara, era mayor la que deseaba su destrucción. Se reunieron en un viejo astillero, que están restaurando para convertirlo en su lugar de reuniones, y llevaron a cabo el ritual. Una vez finalizado, la escultura desapareció y los cristales que la formaban volvieron a ser elementos individuales: uno por cada familia. El proceso fue más sencillo de lo que imaginaban. Mejor dicho, su poder, como brujos, como círculo..., había aumentado hasta límites inimaginables. Eran más fuertes que nunca y la oscuridad no tenía nada que hacer contra ellos.

El Oráculo Vudú estuvo presente en el ritual. Las tres ancianas llevaban años sin abandonar su amada Nueva Orleans, así como la tienda que regentaban, pero no dudaron en hacer las maletas cuando les informaron de lo  sucedido.

Cassie y Adam terminan sus cafés, aferrando sendos vasos con fuerza. Ella utiliza su magia para evitar que el frío afecte a la temperatura de su bebida. Él, que siente la vibración en el ambiente, le sonríe y le da un golpecito cariñoso con el hombro.

-Como he dicho, estamos mejor que nunca.

***

La casa de la señora Chamberlain abre sus puertas y los invitados comienzan a llegar. Faye está terminando de colocar los platos ayudada por Jake, que le roba algún que otro beso cuando su madre se despista. Dawn lleva semanas preparando esta cena. Por fin todos los miembros del círculo se sentarán alrededor de unos platos calientes en lugar de recipientes de rituales. Esta vez las velas solo estarán de ornamento. La anfitriona sonríe orgullosa al ver el resultado: una gran mesa perfectamente dispuesta con la mejor vajilla y preciosos centros de flores. Hay catorce sillas, algunas de ellas pertenecientes a juegos anteriores y que han sido rescatadas del desván y limpiadas con esmero. A Faye, Dawn y Jake se les unen Adam, Ethan y Cassie, que llegan portando una tarta de arándanos y queso. Kate y Charles atraviesan la puerta unos minutos después seguidos de Diana y Grant. El grupo le entrega a Dawn un par de botellas de vino. Melissa, Dylan, Patrick y Fala son los últimos en incorporarse. La mujer del señor Glaser trae una comida típica de su tribu, que nadie se queda sin probar; las especias son una explosión de sabor para sus paladares.

Las conversaciones fluyen con total naturalidad y las risas llenan el comedor. El sonido de los cubiertos y las voces es acompañado por una música de fondo, temas clásicos y relajantes en los que el violín y el piano son plenos protagonistas.

Suena el timbre de la puerta y Cassie se levanta a abrir por petición de la señora de la casa. Gira el pomo de la puerta y se encuentra con Malita y las otras dos ancianas del Oráculo Vudú.