CAPÍTULO 2: REUNIENDO AL CÍRCULO. PRIMERA PARTE

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  • Dedicado a Nidia Ojo De Gato
                                    

La primera hora vuela en el reloj. El profesor se ha dedicado únicamente a exponer el temario del que será el último curso de Cassie y sus amigos en el instituto Chance Harbor. Sally Mathews se ha sentado en el pupitre contiguo y la ha acribillado con detalles de sus vacaciones, gestos de cariño y preguntas a las que ha respondido con medias verdades, mal que le pese. Sabe que ella se afana en lograr que sonría y se evada de la amarga realidad. En un año ha perdido a su madre, a su abuela y al padre que la traicionó (eso último conocido solo por unos pocos), lo que supone un fuerte revés. Las cosas no son sencillas para Cassie, pero con amigos como Sally remontará el vuelo, está segura de ello; es una luchadora, rasgo que le viene de familia. Acepta quedar  a la salida para tomar algo en el Boathouse. El timbre que marca el final de la clase, hace que Cassie se levante a toda prisa. Recoge sus pertenencias, se despide y se encamina hacia la biblioteca, donde ha quedado con Diana, su hermana. Esa es una palabra que todavía le cuesta pronunciar: hermana. En el pasillo ve a Adam de soslayo entrando raudo en un aula de la que cuelga un cartel que reza «En obras. Prohibido el acceso a personal docente y estudiantes».

«¿A dónde vas?», pregunta para sus adentros, tentada de ir a investigar. Probablemente quiera unos minutos de tranquilidad o también puede ser que al otro lado le espere una preciosa chica dispuesta a una tanda de magreos. Agita la cabeza e intenta deshacerse de esos pensamientos. «¿Ir tras él? Sería enfermizo. No es mi novio ni nada por el estilo», se repite alejándose en dirección contraria.

Intercambia rápidos saludos con algunos compañeros y atraviesa las puertas de la biblioteca. Diana ya está el interior. La sala huele a papel, uno de los aromas que a Cassie más le gustan. Hace tiempo hubiese dado cualquier cosa por perderse entre las páginas de un libro repleto de hechizos y magia. Hoy en día, sin embargo,  debe hacer frente al hecho de que es una bruja, y no una cualquiera, sino la descendiente de John Blackwell;  la luz y la oscuridad confluyen en su interior, siendo la segunda más poderosa que en Diana, que ahora la mira con añoranza en sus hermosos ojos castaños. La envuelve en un caluroso abrazo.

—Te he echado de menos.

—Yo también a ti —responde Cassie. Se separa y le frota los hombros con afecto. Diana no es solo sangre de su sangre, sino una amiga, la primera que le tendió una mano al llegar nueva el año pasado y quien le descubrió el poder que bullía en su interior. Con todas las consecuencias—. Bonito mitón, Diana —El complemento que su amiga y hermanastra ha elegido para ocultar el sello en su palma es de encaje negro, un estilo que no combina en absoluto con su indumentaria y su carácter.

Ella desliza el guante hacia arriba y recorre con el dedo índice la marca en relieve.

Ambas observan la mano de la otra, las alzan y juntan palma con palma. Una energía indescriptible circula entre ellas; resulta excitante y temible al mismo tiempo, por lo que rompen el contacto pasados unos segundos.

—Lo encontré en un baúl de ropa vieja. Pertenecía a mi abuela, ¡imagínate! No pienso preguntarle —explica Diana, que se obliga a sonreír. Tira suavemente de la goma que rodea su muñeca para cubrir nuevamente su mano.

—Son idénticas —comenta Cassie. Busca alguna diferencia entre los sellos, pero no la encuentra. Nada. Son milimétricamente iguales.

—¿Qué vamos a hacer? Van a venir. —La frase de Diana muere en sus labios, que se fruncen en un rictus de preocupación al escuchar la puerta y ver acceder a Faye con paso seguro.

—No me lo puedo creer. La hija pródiga  de Chance Harbor ha vuelto —Aplaude teatralmente y se apoya en el primer estante repleto de libros.

—Faye, ¿qué tal estás? —inquiere, acercándose a ella y dándole un fugaz abrazo, al que ella responde, para a continuación regresar a su pose de estudiada indiferencia.

—¿Estás de coña? ¿Con magia individual? Estupendamente —contesta. Utiliza su  poder para deslizar el mitón de Diana por su mano y proyectarlo contra la pared. La marca queda al descubierto; las ha visto a través de la ventana de cristal del doble portón de contrachapado y ha sentido la oleada de energía que emanaba de ellas—. Sabía que ocultabas algo. ¿Qué es eso, parte de algún oscuro ritual de magia negra? —Frunce el ceño y ladea la cabeza, a la espera de una respuesta.

—Nuestro legado, por desgracia. —Es Cassie la que revela a Faye el secreto—. Poco sabemos, apareció después de..., bueno, de lo del ferry.

—Joder, seguro que podéis hacer «Abracadabras» increíbles con eso, ¿eh? —dice ella alzando la ceja, mordisqueando el labio inferior  visiblemente interesada. Durante el verano sus hechizos se han visto potenciados e incrementados gracias al Libro de las Sombras de su familia, que su madre le entregó con la condición de que se lo tomase con calma.

—La verdad, no tengo ni idea —responde Cassie mientras eleva los hombros y compone una mueca de fingida indiferencia. Por supuesto que aumenta su poder, hasta límites que ni ella conoce, pero no es el momento de compartirlo, menos todavía con Faye.

—Lo que tú digas —replica con un tono a caballo entre el recelo y la desazón.

—¿Qué haces aquí, Faye? —Diana se cruza de brazos.

—¿Qué pasa, no puedo culturizarme un poco? —Se pone a la defensiva y trastea en el móvil— . No sois las dueñas de este instituto, ni del puto Chance Harbor. En fin..., ¿sabéis algo de vuestros «hermanos»? —entrecomilla en el aire.

Un escalofrío recorre la espalda de Cassie, que intercambia una mirada con Diana.

—No. Nada —responde secamente.

—Muy bien, pues espero que sepáis algo pronto. Jake recibió una carta antes del verano, ¿recordáis? Ellos están en camino, los descendientes Balcoin. —Se gira hacia la puerta, franqueada en ese momento por Melissa, Adam y Jake, a los que Faye ha mandado un mensaje. Agita el móvil en alto  por toda explicación. El rubio de la casa de enfrente guiña un ojo a Cassie, pero se acerca por detrás a Faye y la sujeta de la cintura.

—No lo creo —le corta Cassie. Mira a sus amigos, que permanecen atentos—. Ellos posiblemente ya estén aquí.

—¿Y qué vamos hacer, «Hermanas Oscuras»? —pregunta Faye.

—Reunirnos esta tarde en la casa abandonada. Tenemos que trazar una estrategia. 

El Círculo Secreto: Legado (The Secret Circle - Temporada 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora